La importancia de la salud ocular: todo lo que tienes que saber para cuidar los ojos y la vista
La pandemia hizo que la mayoría pusiéramos mucha más atención a la salud, de cuidar más el sistema digestivo a técnicas para reducir el estrés o ser más disciplinados con la higiene bucal, el autocuidado ahora somos mucho más proactivos con respecto al autocuidado. Otro aspecto quizá menos obvio, pero igual de necesario, es cuidar la salud ocular. Al igual que otros sistemas importantes del cuerpo, existe una conexión directa entre la visión y la salud que no debe subestimarse (así lo fundamentan las investigaciones que demuestran la existencia de ejes de comunicación entre la microbiota intestinal y los ojos). “Los ojos son el espejo de la salud general”, afirma el oftalmólogo Alex Day. “Muchas enfermedades sistémicas, desde la diabetes hatas la hipertensión, pueden manifestarse primero en los ojos, lo que convierte la salud ocular en un indicador precoz y crucial del bienestar físico”.
Según datos del Sistema Nacional de Salud, la oftalmología es la segunda especialidad médica con más pacientes en España, situándose solo por detrás de traumatología. Sin embargo, en la actualidad esta demanda es insostenible, ya que las listas de espera en oftalmología han llegado a cifras de récord, con un tiempo medio de espera de 101 días solo para la primera consulta. Si a esto le unimos una población cada vez más envejecida, todo apunta a que los problemas oculares seguirán aumentando en nuestro país en los próximos años. Para ponerle freno, concienciarse sobre nuestra salud ocular es fundamental.
No pierdas de vista tus ojos
“Nuestra salud ocular es importante porque la visión desempeña un papel fundamental en nuestra interacción con el mundo”, explica Day. “Una mala salud ocular puede acarrear toda una serie de problemas que afecten a la calidad de vida”. Hay algunos signos debidos al cansancio o al exceso de trabajo que son fácilmente descartables, pero si se experimentan varios síntomas a la vez o durante un periodo prolongado, puede significar que hay una enfermedad subyacente que debe investigarse. Los síntomas más comunes son visión borrosa o doble, dolores de cabeza frecuentes, tensión ocular o malestar. Según Day, otras posibles señales de alarma son enrojecimiento, sequedad o picor, sensibilidad a la luz, problemas de visión nocturna, disminución repentina de la visión o la aparición de moscas volantes o sombras en el campo de visión. Si alguno de estos síntomas se repiten con frecuencia, lo mejor es pedir cita en oftalmología para descartar algo más grave.
Al igual que la piel, los ojos pueden sufrir enfermedades inflamatorias como la rosácea ocular, que suele ser una reacción a factores ambientales como el calor o el alcohol. Si se pasa mucho tiempo delante del ordenador o se está la menopausia, podemos sufrir el síndrome del ojo seco, que se caracteriza por picor, dolor o sensación de arenilla en los ojos. Aunque parece benigno, en los casos graves, si no se trata, puede provocar daños en la córnea y afectar a la visión.
La salud del cerebro empieza por los ojos
Aunque suene a película de terror, el ojo es la única parte del cerebro que puede verse directamente. “La retina está compuesta de tejido neural, por lo que los ojos son una prolongación del cerebro”, explica Day. “Se puede visualizar con un oftalmoscopio o una lámpara de hendidura haciendo un examen ocular. En ellos se ve claramente la capa más interna del ojo (la retina), y también el nervio óptico que lleva las señales de la retina al cerebro”. También existe una clara relación entre el deterioro de la salud ocular y el declive de la función cognitiva. Según un estudio reciente de la Universidad de Loughborough, la pérdida de sensibilidad visual puede predecir la demencia 12 años antes de que se diagnostique.
Los cambios oculares también pueden poner de manifiesto afecciones neurológicas como derrames cerebrales y tumores, así como enfermedades crónicas como la diabetes y la hipertensión. “En muchas enfermedades neurológicas, como la esclerosis múltiple o ciertos tipos de ictus, podemos apreciar cambios en el nervio óptico y la retina que ayudan a hacer un diagnóstico directo“, dice Day. “Si aumenta la presión en el cerebro, por ejemplo, debido a un tumor cerebral, podemos detectarlo por una hinchazón del nervio óptico”.
Cuida tu corazón
Los exámenes oculares pueden proporcionar pistas fundamentales sobre otras áreas esenciales de la salud, incluida la salud cardiovascular, que suele observarse a través de cambios en los vasos de la retina. “La retina recibe el riego sanguíneo a través de pequeñas arterias y venas similares a las que irrigan el corazón y el cerebro”, dice Day. “Los depósitos de placa grasa que se desprenden de la arteria carótida pueden alojarse en las arterias de la retina, lo que indica un alto riesgo de ictus, [mientras que] la obstrucción de las venas de la retina relacionada con coágulos sanguíneos o presión alta puede significar que hay colesterol alto o hipertensión”. Otros marcadores visibles durante los exámenes oculares son las protuberancias grasas en los párpados, que pueden indicar un posible colesterol alto, y las fugas de los vasos retinianos, que pueden señalar un elevado riesgo de mortalidad cardiovascular.
Conoce tus riesgos
Los cambios en la vista son una parte normal del envejecimiento. La presbicia, término médico que designa la hipermetropía relacionada con la edad, es algo que nos llega a todos. Pero aunque nuestra vista se vea afectada progresivamente por razones obvias, es importante prevenir el deterioro de nuestra salud ocular en la medida de lo posible. Conocer nuestros antecedentes familiares de enfermedades como las cataratas y el glaucoma nos ayuda a detectar los propios riesgos. Saberlo nos permite tomar medidas preventivas para salvaguardar tanto la salud ocular como la salud en general.
Cómo integrar la salud ocular en nuestra rutina
Revisa tus ojos periódicamente
Al igual que con los dientes y los lunares, acude a la óptica con regularidad. Es una parte importante de mantener una buena salud general, incluso si vemos perfectamente y no tenemos síntomas preocupantes. Según el Colegio Nacional de Ópticos-Optometristas, todas las personas mayores de 16 años y menores de 70 deberían someterse a una revisión ocular cada dos años, y de seis meses a un año para el resto de franjas de edad. Si se tienen antecedentes familiares de afecciones oculares o patologías más graves, el tiempo entre citas puede reducirse según lo estime el especialista.
Protege los ojos y come bien
Cuidar tu estilo de vida es esencial. Si no sueles usar gafas de sol con alta protección UV para exponerte al sol, podrías sufrir daños a largo plazo. “Además, no fumar y seguir una dieta sana y equilibrada, rica en verduras de hoja verde (como espinacas, col, col rizada) y aceites omega-3 pueden contribuir aún más a la salud ocular”, dice Day. “Mantenerse bien hidratado y dormir lo suficiente ayuda a prevenir la sequedad ocular, y desmaquillarse al final del día también es crucial”. Para minimizar aún más el riesgo de padecer afecciones oculares comunes, se puede optar por tomar suplementos específicos para mejorar la salud ocular. La vitamina A ayuda a proteger la córnea y mejora la visión con poca luz, mientras que la vitamina E es un antioxidante que puede mitigar los daños en las células oculares. Por su parte, los ácidos grasos omega-3 tienen propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a ralentizar la progresión de la degeneración macular asociada a la edad. La luteína, por su parte, proporciona una protección fundamental frente a los rayos UV.
Life Extension MacuGuard Ocular Support
Wild Nutrition Pure Strength Omega 3
Viridian Lutein Eye Health Complex
MTHK Essential Eye Vitamins
Limita el tiempo de pantalla
Reducir la exposición a las pantallas es un buen hábito que nos conviene a todo el mundo. “Tendemos a parpadear con menos frecuencia cuando miramos pantallas, lo que puede provocar fatiga visual y sequedad de la superficie ocular”, dice Day. Para evitarlo, es esencial hacer pausas cada cierto tiempo. “Sigue la regla 20/20/20“, aconseja. “Tómate un descanso de 20 segundos de tu dispositivo digital cada 20 minutos y mira algo que esté a 6 metros de distancia. Pon una alarma en la cuenta atrás del móvil para recordártelo”.
Además de ayudar a mantener una mejor salud ocular, programar un tiempo sin pantallas también eliminará esa sensación de pesadez y aturdimiento que se suele tener después de pasar horas frente a los dispositivos. Si puedes combinar ese descanso con un paseo al aire libre, mejor que mejor. Si el tiempo o las circunstancias no te lo permiten, simplemente trata de mirar por la ventana más cercana. Este gesto sencillo cambiará tu visión de un enfoque concentrado (el que usamos para el ordenador) a una visión panorámica, lo que permitirá a tu cerebro captar más el entorno de una manera más amplia y reducir la fatiga visual.
Si usas lentillas, ojo
Ni que decir tiene que mantener una buena higiene de tus lentes de contacto es imprescindible para preservar tu salud ocular. Asegúrate de limpiarlas y desinfectarlas correctamente (y con las manos limpias), además de reemplazarlas con la frecuencia recomendada para evitar el riesgo de infecciones. Por si aún no lo sabes, no nades ni te duches con las lentillas puestas, ya que puede aumentar el riesgo de infecciones e irritaciones, y quítatelas siempre antes de dormir. Con esto no solo ganarás en confort al llevarlas, sino que también minimizarás los posibles daños. “La queratitis, o inflamación de la córnea (la ventana transparente en la parte frontal del ojo), es causada por infecciones bacterianas, virales o fúngicas, lesiones en la córnea o el uso excesivo de lentillas”, explica Day.
Este artículo se publicó originalmente en Vogue.co.uk
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Por Teresa Romero Martínez