En un mundo donde la imagen tiene un papel protaganista, la doctora en medicina estética Marta Garay comparte su visión en el podcast Palabras con Salud sobre la importancia del físico en la sociedad actual.
Su enfoque, lejos de ser superficial, ofrece una perspectiva equilibrada sobre cómo la apariencia externa está intrínsecamente conectada con nuestra salud y bienestar.
La imagen: un reflejo de nuestra salud y estado de ánimo
La Dra. Garay enfatiza que la importancia del físico no se limita al aspecto estético, sino que refleja nuestra salud interna.
«Queremos envejecer y queremos hacerlo de manera saludable. Lo primero es la salud interna, pero la externa también es salud», señala.
Según Garay, cuidar de nuestro aspecto físico no es una cuestión de superficialidad, sino de proyección personal y autoconfianza. Un ejemplo claro de esta conexión es el impacto positivo de actividades como ir a la peluquería, maquillarse o cuidar las uñas. Estas prácticas, aunque cotidianas, no solo mejoran nuestra apariencia, sino que también influyen en cómo nos sentimos con nosotros mismos y en cómo nos perciben los demás.
¿Por qué es importante cuidar de nuestra imagen?
La apariencia es lo primero que las personas notan al interactuar con nosotros, y esta percepción inicial puede influir en la manera en que nos tratan y valoran en distintos contextos, desde lo personal hasta lo profesional.
«Cuando entendemos que la imagen es lo primero que llega a una persona, asumimos la importancia de cuidarla», afirma Garay.
La medicina estética, en este sentido, no busca transformar a las personas en algo que no son, sino potenciar su mejor versión. La doctora subraya que el objetivo no es cambiar radicalmente, sino «dentro de lo que soy, ser mi mejor versión».
¿Cómo influye una buena imagen en nuestra autoestima?
Diversos estudios han demostrado que sentirse bien con nuestra apariencia puede impactar positivamente en nuestra autoestima y bienestar emocional.
Según un informe de la Asociación Española de Medicina Estética (SEME), un 87% de las personas que recurren a tratamientos estéticos reportan una mejora significativa en su confianza personal y calidad de vida.
La Dra. Garay apunta que estos tratamientos no se deben interpretar como vanidad, sino como una forma de autocuidado. «Cuidarse no es un lujo, es una inversión en nosotros mismos», recalca.
La medicina estética: más allá de lo superficial
Lejos de los estereotipos, la medicina estética moderna apuesta por soluciones personalizadas que respeten la naturalidad y las características únicas de cada individuo.
La tendencia actual no busca crear rostros artificiales, sino mantener una apariencia fresca y saludable que refleje quiénes somos.
Además, la medicina estética puede ser una herramienta poderosa en la lucha contra los efectos del envejecimiento, ayudándonos a sentirnos más cómodos con el paso del tiempo.
Esto incluye desde tratamientos no invasivos como la hidratación profunda de la piel hasta técnicas más avanzadas para abordar signos visibles del envejecimiento.
¿Cómo podemos cuidar nuestra imagen de forma natural?
Cuidar nuestra imagen de forma natural implica adoptar hábitos saludables y sostenibles que beneficien tanto nuestra apariencia como nuestro bienestar integral.
- Alimentación equilibrada y saludable: consume una dieta rica en frutas, verduras, proteínas magras, grasas saludables y cereales integrales. Estos nutrientes favorecen la salud de la piel, el cabello y las uñas. Además, beber suficiente agua mejora la hidratación y ayuda a eliminar toxinas.
- Rutinas de cuidado personal: establece hábitos diarios para el cuidado de la piel, como limpieza, hidratación y protección solar. Para el cabello, utiliza productos naturales y evita herramientas de calor excesivas.
- Ejercicio regular: realizar actividad física mejora la circulación, tonifica los músculos y aporta una apariencia saludable. Caminar, practicar yoga o hacer deporte también beneficia el bienestar mental.
- Descanso adecuado: dormir al menos siete u ocho horas al día permite que el cuerpo se regenere, lo que mejora la luminosidad de la piel y reduce las ojeras, ayudando a mantener una apariencia descansada.
- Gestión del estrés y actitud positiva: practicar técnicas de relajación como la meditación o el mindfulness reduce el impacto del estrés en nuestra apariencia. Además, una actitud positiva y confianza en uno mismo son esenciales para proyectar una imagen natural y atractiva.
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