Esta semana hemos formado parte de la gran cantidad de cristianos indignados por el agravio y afrenta contra la Virgen María, la madre de nuestro Señor Jesucristo, efectuada a través del anuncio de la obra: «María Maricón», con imágenes de un hombre que pretende representar a la Virgen María con un manto en su cabeza y un cáliz en el pecho. La representación proyectada por estudiantes de la Escuela de Artes Escénicas de la Pontificia Universidad Católica del Perú, cuyo directorio está presidido por el Cardenal Carlos Castillo Mattasoglio, fue autorizado por el Ministerio de Cultura y su presentación estaba programada para fines de mes en el Auditorio del Centro Cultural de la PUCP.
La protesta generalizada y organizada de miles de fieles cristianos, en su mayoría católicos, no se hizo esperar. La voz de alerta fue lanzada por el Instituto de Libertad y Acción para el Desarrollo (ILAD) y a partir de ahí, nos dedicamos a difundir este agravio a todos los activistas pro vida y pro familia con quienes hemos compartido una lucha unánime y firme contra la ideología de género en los textos escolares y en las políticas públicas desde el año 2016, organizaciones sociales como la Coordinadora Republicana y la Asociación Tomas Moro, se sumaron a esta protesta nacional porque la fe cristiana, tanto católica como evangélica, forman parte de la cultura peruana enraizada en el Perú, tal como lo reconoce el artículo 50° de la Constitución.
Soy cristiana evangélica y apenas supe de este agravio a la fe cristiana, me enrolé en el ejército de guerreros defensores de nuestra cultura y hablo de guerra, porque estamos en medio de una batalla cultural en la que el progresismo, la ideología de género, el wokismo y demás corrientes del marxismo cultural, pretenden destruir la cultura peruana desde sus cimientos. Nuestra fe cristiana, nuestros principios, valores, creencias, hábitos, formas de hablar y de pensar pretenden «deconstruirse» (destruirse), relativizarse, ponerse en duda y cuestionarse, siendo etiquetada como arcaica o pasada de moda, bajo la falaz afirmación de que las ideologías modernas son las vigentes y que las diversas manifestaciones culturales en las que fuimos formados y crecimos, ya no sirven y merecen ser reemplazadas.
¿Por qué un grupo de individuos homosexuales atacan a los símbolos representativos del cristianismo?, ¿Por qué el supuesto arte es usado como medio para canalizar las frustraciones de hombres que han declarado abiertamente su homosexualidad, que pretendiendo victimizarse dicen haberse sentido rechazados por la iglesia y por ello se burlan de la Virgen María y la insultan, llamando a su obra: «María Maricón»?
La respuesta de los cristianos fue clara y firme, no permitiremos ningún tipo de agravio y ofensa al cristianismo bajo ninguna representación ofensiva que pretenda disfrazarse o justificarse como «arte» porque no lo es, aquí estamos frente a un ataque frontal contra el cristianismo.
La batalla cultural contra nuestra patria no prevalecerá en Perú, aquí habemos patriotas que siempre hemos defendido y seguiremos defendiendo con firmeza y coraje nuestra cultura, nuestros principios y valores, pero sobre todo nuestra fe en Dios, nuestro cristianismo.
