Podríamos estar hablando de un simple litigio entre dos universidades públicas, poniendo en duda su creación, su financiación, sus docentes, sus atribuciones… pero hablamos de Medicina y de la Universidad de Alicante. Los más veteranos saben a qué me refiero. Podría haber sido una discrepancia más, pero el Gobierno de Carlos Mazón decidió, entre finales de julio y principios de agosto, que fuera un litigio contra el Gobierno de Ximo Puig. Ni siquiera entre la UMH y la UA.
De manera poco transparente y sin informar en la rueda de prensa tras el pleno del Consell, la Generalitat decidió no defender su propia postura, la de la creación del Grado de Medicina, aunque la hubiera adoptado otro gobierno anterior, y sumarse a las tesis del demandante; es decir, la UMH. Y lo hizo en base a un informe de la Abogacía de la Generalitat, cuyos argumentos podían coincidir (o no) con los del campus ilicitano, pero como dijo el conseller competente en la materia, José Antonio Rovira, era un flaco favor que el Botànic le había hecho a la propia UA concediéndole el grado de Medicina en unas condiciones de dudosa legalidad. Y claro está, en ese momento, el del allanamiento y posterior argumentario de los cargos del PP, con Mazón a la cabeza, el litigio de Medicina dejó de ser un mero pleito a pasar a ser una cuestión de rango político. Así lo elevaron ellos, así lo recogimos los periodistas.
No importó que entre medias hubiera dos cursos de Medicina casi en marcha; unos estudiantes acabados de matricular; unos docentes preparando las clases, etc. Por mucho que se argumentaran razones de mayor peso (pese a su dudosa aplicabilidad), como el grado compartido, la cuestión es que la UA no debía impartir Medicina; debía rendirse (por obra y gracia) y ponerse a disposición de la UMH para implantar un campus interuniversitario en el que Elche asumiera la coordinación de Medicina; Alicante, el resto de estudios de Ciencias de Salud. Así, por las buenas. Enmienda total a las prácticas; los recursos, los docentes y el posible impacto en el grado de Medicina de la UMH. Como si una parte tuviera toda la razón, y la otra debiera arrodillarse, sin más; sin respetar la autonomía de la propia entidad; la revisión del propio expediente; los estudiantes en curso…
Como he dicho en otras tribunas, no es que el campus interuniversitario fuera una mala idea. Posiblemente, vista con perspectiva es una buena iniciativa, pero para ello habría que cumplir una doble condición: por una parte, compartir en igualdad de condiciones; es decir, posiblemente sea ahora, con Medicina en la UA ratificada por el TSJ, cuando la UA puede entablar una relación de igual a igual, y con todos los estudios que compartan ambas universidades, no solo los médicos.
Pero no era el caso entonces, ni creo que lo sea en el futuro. Entre medias, una campaña de cargos públicos del PP y dirigentes empresariales que se prestaron —-siexceptuamos a Carlos Bañoen favor del campus interuniversitario sin saber si era factible ni en qué condiciones. Todos con el campus interuniversitario. Por obra y gracia. Eché en falta una mayor contundencia de los alcaldes de Alicante y San Vicente en defensa de los estudios en su término municipal. Fueron precisos al principio de la crisis, pero después ya abrieron el abanico de posibilidades y diluyeron algunas ideas/fuerza. En el otro extremo, Sant Joan, que ofrecía suelo para el señuelo. Y, entre medias, hay que reconocer que el propio Mazón dio un paso atrás y comenzó a poner paños calientes a la asonada de agosto. Pero en el TSJ, la Generalitat, con su retirada, insistía en la nulidad.
Pues bien, este lunes, 16 de diciembre de 2024, todo ha quedado sustanciado: el Tribunal Superior de Justicia de la Comunitat Valenciana, al que se debió esperar siempre antes de tomar cualquier decisión al respecto, ha sentenciado que el Grado de Medicina se autorizó de forma legal, que cumplió con todos los preceptos e informes; que tenía justificación social y que no afecta al grado de Medicina de la UMH. Fin de la historia.
La UMH hizo lo que tenía que hacer: defender sus intereses (le compro el argumento de que tenía que defender las prácticas de sus alumnos, aunque en el mundo viva más gente); y la UA, los suyos. Y lo más fácil es que la Generalitat hubiera defendido su decisión, pese a los posibles errores que hubiera tenido, algo que ahora el TSJ rechaza de plano. Si esto ha tenido consideración de crisis y ha enfrentado a alguien más que los interesados, y ha generado un enfrentamiento innecesario, pues alguien debería pedir perdón. Solo una disculpa, por respeto a los estudiantes, a los profesores, a los que algún día quieren cursar Medicina, donde sea. Ya sé que pedir estas cosas en esta Democracia es una quimera.
De lo que no tengo duda es de que UA y UMH ya son adultas y, si ven necesario cooperar en Medicina, lo harán, como lo hacen en otras tantas cosas.
Y si alguien se queja del tratamiento de determinados medios de comunicación en esta cuestión, pues que comience a valorar los tratamientos plurales y equilibrados y la información rigurosa. “Lo que más cohesiona es criticar al de enfrente”, Pablo Simón, jueves, 12 de diciembre, en la presentación del Anuario Tierra de Empresas.
P.D. Tampoco entendí el silencio del rector que hizo posible que Medicina volviera al campus de la UA. Se trataba de poner en valor lo que el TSJ ha comprobado.