Lo que parecía ser una revolución en la fotografía del iPhone ha acabado siendo un elemento a desactivar para muchos usuarios. El botón de cámara y su funcionamiento no han terminado de cuajar en la nueva serie, aunque Apple no se va a rendir en lo que a novedades se refiere. La de Cupertino tiene en marcha un nuevo juguete para el apartado fotográfico, una tecnología que no es nueva y lleva un tiempo en el mercado de los smartphones, pero que bien implementada puede suponer un antes y un después.
Hablamos de los sensores con apertura variable, algo que marcas como Samsung implementaron hace tiempo en sus móviles de gama alta, y que en estos momentos Xiaomi está utilizando en su avanzado 14 Ultra. Ahora, según un reputado analista, parece que Apple está jugueteando con esta tecnología para implementarla en el iPhone.
Según la fuente, una apertura variable sería algo destinado al iPhone de “gama alta”, que presumiblemente serán los modelos marcados con el apellido ‘Pro’. Y, no es casualidad que hablemos en futuro, pues la característica estaría destinada al iPhone 18. Sí, al móvil que Apple debería lanzar en 2026. Ahí es nada.
Algunos rumores comentaban la posibilidad de ver esta nueva apertura variable en el iPhone 17, pero finalmente parece que se ha descartado su implementación y, de ser real, será algo más a futuro. De hecho, todo suena tan lejano que cuesta creer en ello.
¿Qué ventajas tiene una cámara de apertura variable en el iPhone?
Que Apple quiera tomarse esta implementación de forma sosegada es una buena noticia, pues significa que quiere hacer las cosas bien. Los sensores de apertura variable en los móviles no suponen una ingeniería faraónica, pero sí es necesario dotar a los algoritmos y al hardware de una calidad suficiente para no tener un resultado contraproducente.
Un sensor de apertura variable no es otra cosa que una cámara que puede —valga la redundancia— variar la cantidad de luz que puede captar. Es esa famosa f/x.x que ves junto a las características fotográficas de los móviles. Por lo general, es fija y deja pasar una cantidad X de luz, pero ya hay tecnología que permite ajustar diferentes puntos para tener, por ejemplo, una cámara con f/1.8 y f/2.4 en el mismo sensor.
En esencia, este ajuste permite controlar la cantidad de luz de una forma natural y muy precisa, sin algoritmos de por medio o tener que modificar otros parámetros como la exposición. Este tipo de cámaras son ideales para hacer fotos por la noche, por ejemplo, pues permiten una gran apertura y que el sensor capte más luz de lo normal.
Además, la apertura también condiciona la profundidad de campo, por lo que es posible conseguir efectos desenfocados, como el modo retrato, de una forma muchísimo más natural, sin que una IA o algoritmo sea quien decida qué se desenfoca, sino el propio músculo de la cámara.
Actualmente, los ejemplos que nos ha dejado el mercado son un poco limitados, pues esta apertura suele tener varios intervalos fijos entre los que ir cambiando y no una variabilidad punto a punto. Cómo lo hará Apple en el iPhone es, por supuesto, es una incógnita a día de hoy.
Algo que sí parece mucho más claro, es la capacidad que tiene Apple para dar un golpe en la mesa de la fotografía móvil. La implementación de los sensores de apertura variable en el iPhone podrían suponer un avance grande y comparable al de la llegada del zoom óptico, por ejemplo.