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El futuro de la salud y el bienestar en 2025

Autor: Marta Diaz de Santos

El envejecimiento poblacional  

Con una población cada vez más envejecida, la sanidad española enfrenta el reto de garantizar la sostenibilidad del sistema y adaptar los servicios a las necesidades específicas de las personas mayores. En este contexto, las enfermeras geriátricas juegan un papel fundamental, especialmente en la implementación de modelos de atención integral que combinan cuidados médicos, sociales y psicológicos. Sin embargo, esta especialidad sigue siendo una de las menos reconocidas y con menos plazas formativas, lo que dificulta atender la creciente demanda. 

Una tendencia emergente es la “desinstitucionalización”, promovida por el Ministerio de Sanidad en colaboración con el Ministerio de Derechos Sociales. Este enfoque busca domiciliar los cuidados, permitiendo a las personas mayores mantener su autonomía en un entorno familiar y comunitario. Además, la tecnología está desempeñando un papel clave, con dispositivos de monitoreo remoto que facilitan el seguimiento médico y aumentan la seguridad de los pacientes. 

Desde el Ministerio de Sanidad recuerdan que los sistemas sanitarios tienen que adaptarse a la realidad social y demográfica, que es cambiante con el paso del tiempo: “Ahora mismo no tenemos la misma sociedad que cuando se aprobó la Ley General de Sanidad en el año 1986, ni las tecnologías sanitarias ni los conocimientos sobre la salud son los mismos que hace casi cuarenta años. La sostenibilidad del sistema pasa, en primer lugar, por desplegar toda una serie de políticas de salud que van más allá del sistema sanitario y que hace hincapié en los determinantes sociales de la salud y en mejorar las condiciones materiales de las personas”, apuntan. 

Y señalan que “si desde el Gobierno mejoramos el acceso a la vivienda, construimos ciudades que fomenten la actividad física, aumentamos los espacios verdes, apostamos por unas jornadas laborales que permitan disfrutar de nuestro tiempo libre y reducimos las desigualdades, que es uno de los principales problemas de salud pública, entonces estaremos construyendo sociedades más saludables. Además de las políticas de prevención, también estamos trabajando en cómo mejorar los cuidados relacionados con la salud para hacer del sistema sanitario más sostenible”. 

Estamos colaborando con el Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030 en la Estrategia de Desinstitucionalización, que lo que busca es domiciliar los cuidados, es decir, que las personas sean atendidas en sus comunidades para mantener y fomentar su autonomía en su realidad”, puntulizan.  

Dado el envejecimiento de la población española, ¿cómo está evolucionando el papel de los enfermeros en la atención a personas mayores? ¿Qué tendencias o iniciativas están surgiendo en el ámbito del cuidado geriátrico para adaptarse a este cambio demográfico? Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, explica que el envejecimiento de la población ha convertido a las enfermeras en pilares fundamentales del cuidado geriátrico, no solo en hospitales, sino también en entornos domiciliarios y socio-sanitarios. 

“Su papel está evolucionando hacia un enfoque más proactivo, centrado en la prevención de enfermedades y en la promoción del envejecimiento saludable. Entre las tendencias actuales destacan los programas de atención integral centrados en la persona, la introducción de tecnología para el monitoreo remoto y las iniciativas de apoyo a cuidadores familiares. También se están desarrollando modelos de atención interdisciplinaria que combinan cuidados médicos, sociales y psicológicos para abordar las necesidades complejas de esta población”, resalta Pérez-Raya. 

Para todo ello, recuerda que es imprescindible la especialidad de Enfermería Geriátrica, “pero no hay que olvidar que, pese a lo necesaria que es tanto ahora como de cara al futuro, es la especialidad de la que menos plazas de formación se convocan cada año y que está menos reconocida en los servicios de salud de las comunidades autónomas”. 

“El foco del sector está en ofrecer una atención sanitaria de alta calidad a los ciudadanos y garantizar que, tanto en el ámbito público como en el privado, reciban la mejor asistencia posible”

Prevención y educación para la salud 

La prevención es un pilar esencial para reducir la carga de enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida. En el sector privado, la prevención ocupa un lugar central. Los hospitales están integrando programas de educación sanitaria y utilizando tecnologías como las aplicaciones móviles para el seguimiento de hábitos saludables. Estas herramientas no solo mejoran la adhesión de los pacientes a los tratamientos, sino que también reducen la saturación de los servicios sanitarios. 

¿Qué medidas está tomando el Ministerio para fomentar la prevención de enfermedades y promover el autocuidado entre la población? Desde el Ministerio de Sanidad confiesan que quieren aplicar un enfoque de salud pública y de determinantes sociales “porque sabemos que es la política de salud que mejores resultados ofrece”. “Son aquellas medidas que protegen a la población sin que las personas tengan que hacer un esfuerzo para prevenir las enfermedades”. 

En ese sentido, en las Estrategias de salud del Ministerio se involucran a las diferentes organizaciones y asociaciones que representan los intereses del colectivo de pacientes para contar con su experiencia y para que se puedan beneficiar también de la participación en este tipo de espacios que cuentan con profesionales de la salud. 

“Para terminar, las campañas institucionales que realiza el Ministerio a lo largo del año también nos permiten informar a la ciudadanía sobre algunos riesgos para la salud y sobre qué medidas pueden adoptar para proteger su salud, como ocurrió el año anterior con la campaña de prevención frente a las altas temperaturas”, matizan. 

Sostenibilidad, salud para las personas y el planeta 

Desde el Observatorio de Salud y Cambio Climático se promueven iniciativas para descarbonizar el sistema sanitario, como la transición a energías renovables en hospitales y la eliminación de gases fluorados en inhaladores y anestésicos. La sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud es una prioridad política para el Ministerio de Sanidad. 

Aquello que debe cuidar de la salud de la población, como es el sistema sanitario, no puede contribuir a su empeoramiento en términos de impacto medioambiental y su relación con las enfermedades crónicas como son las patologías respiratorias, por ejemplo. “No obstante, nuestra prioridad es siempre avanzar en la descarbonización del sistema sanitario sin que se ponga nunca en riesgo la seguridad del colectivo de pacientes y la calidad de la atención sanitaria”. 

Y añaden que, en este sentido, “se puede avanzar en algunas cuestiones. Por ejemplo, estamos introduciendo la cuestión medioambiental en la actualización de toda la normativa relacionada con medicamentos y productos sanitarios para que sea un elemento más a tener en cuenta en las distintas fases por las que pasan las tecnologías sanitarias a nivel regulatorio. También para que se reconozca el trabajo de aquellas empresas del sector biomédico que hacen un esfuerzo por tener una menor huella de carbono en cuanto a incentivos”. 

“En el seno del Observatorio de Salud y Cambio Climático hemos constituido grupos de trabajo para abordar cómo hacer un manejo más sostenible tanto de los inhaladores que contienen gases fluorados como de los gases anestésicos, siempre desde la perspectiva de ser más sostenibles manteniendo la seguridad de las personas”, afirman. 

La sanidad privada también está apostando por la sostenibilidad, implementando sistemas de eficiencia energética y gestión responsable de recursos. Carlos Rus expone que algunos hospitales ya han logrado ser neutrales en carbono, marcando un precedente para el sector. Sin embargo, este esfuerzo debe ser acompañado por incentivos gubernamentales y una mayor concienciación social. 

“La sanidad privada está comprometida con la sostenibilidad como eje clave para garantizar la salud de las personas y el respeto del medio ambiente, que están íntimamente conectadas. En este sentido, se están implementando iniciativas que abarcan desde la eficiencia energética hasta la gestión responsable de los recursos. Destacan las inversiones en energías renovables, como la instalación de plantas fotovoltaicas en hospitales para reducir la dependencia de fuentes de energía convencionales”, señala Rus. 

“Los centros sanitarios están logrando generar parte de su propia energía, disminuyendo significativamente su huella de carbono. La eficiencia energética también está siendo priorizada mediante el uso de tecnología LED, sistemas de control centralizado de climatización y consumo, y la formación del personal en prácticas sostenibles. Además, hay iniciativas pioneras de grupos hospitalarios para ser neutros en carbono en consumo de gas natural y electricidad”. 

“Si bien la IA es una aliada imprescindible, lo que realmente incrementa la satisfacción del paciente es que no se pierda el trato humano”

Colaboración público-privada, camino compartido hacia el futuro 

La relación entre los sectores público y privado se ha consolidado como un elemento clave para garantizar la sostenibilidad del sistema sanitario. Lejos de ser una respuesta reactiva a situaciones de emergencia, como ocurrió durante la pandemia de la COVID-19, esta sinergia se perfila ahora como una estrategia integrada y sostenible a largo plazo. Es un modelo en el que ambos sectores trabajan codo con codo, combinando sus fortalezas para enfrentar los desafíos de un sistema sanitario que debe evolucionar continuamente para atender las crecientes necesidades de la población. 

El envejecimiento progresivo de la población, el aumento de enfermedades crónicas y el creciente coste de las tecnologías médicas han puesto al sistema sanitario bajo presión. Frente a este panorama, la colaboración público-privada se consolida como un pilar esencial para garantizar la sostenibilidad y la eficiencia del modelo de salud en España. Ya no se trata únicamente de reducir listas de espera o aliviar momentos puntuales de saturación, sino de una integración real y constante. Hospitales, empresas de seguros, compañías tecnológicas y centros de investigación han unido fuerzas con la sanidad pública para compartir recursos, conocimientos y tecnologías.  

Un ejemplo de esta colaboración es el desarrollo de plataformas digitales de salud que conectan los recursos de los hospitales públicos con servicios privados. Estas plataformas permiten a los pacientes acceder a sus historiales médicos, programar citas y recibir seguimiento médico desde cualquier lugar. Además, gracias a las alianzas con empresas tecnológicas, la inteligencia artificial (IA) se está utilizando para diagnosticar de manera más temprana enfermedades crónicas, optimizando los recursos tanto públicos como privados. 

Otro ejemplo significativo es el programa de atención domiciliaria impulsado conjuntamente por comunidades autónomas y aseguradoras privadas. Este modelo permite que pacientes crónicos o en recuperación reciban cuidados especializados en sus hogares, descongestionando los hospitales y mejorando la calidad de vida de los pacientes. 

Es fundamental garantizar la transparencia en los acuerdos y evitar que las diferencias entre ambos sectores generen desigualdades en el acceso a la atención. Además, la integración tecnológica debe ir acompañada de una inversión sólida en ciberseguridad, protegiendo los datos médicos de los ciudadanos. Otro desafío es mantener el equilibrio entre la rentabilidad empresarial y la universalidad del sistema público. Para ello, es clave que ambas partes adopten un enfoque ético que anteponga las necesidades de los pacientes a cualquier otro interés. 

Según Carlos Rus (ASPE), la relación entre la sanidad pública y privada evolucionará hacia una colaboración más estrecha en los próximos años, “y esto es algo inevitable, aunque haya quienes insistan en negarlo o resistirse a ello”. 

“Asimismo, es preciso entender que la colaboración debe ir más allá de las situaciones de emergencia, como las crisis sanitarias, o de medidas puntuales para aliviar listas de espera cuando estas alcanzan niveles alarmantes. Aunque en estos contextos la sinergia ha demostrado ser eficaz, nuestra visión es que trabajar juntos debería ser visto como una forma natural y estratégica de gestión sanitaria”. 

“Imagino la sanidad privada española en 2030 como un sector aún más innovador, colaborativo y sostenible. El crecimiento de la sanidad privada será fundamental para garantizar que el sector pueda dar respuesta a una población creciente. Esto no solo implica la expansión de la infraestructura, sino también el fortalecimiento de la cooperación entre los distintos actores del sector, por lo que creo que todos los pasos tienen que ir en esa dirección”, añade Rus. 

Y concluye que, si bien es cierto que España tiene un gran potencial para posicionarse como un referente global en el mercado de la sanidad privada, especialmente en áreas como el turismo de salud, es importante destacar que, por el momento, “el foco del sector está en ofrecer una atención sanitaria de alta calidad a nuestros ciudadanos y garantizar que todos los pacientes, tanto en el ámbito público como privado, reciban la mejor asistencia posible”. 

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