El impacto de los factores de estilo de vida en la salud es cada vez más reconocido como un determinante clave del bienestar físico y mental. Hábitos como la dieta, la actividad física, el descanso adecuado y el manejo del estrés juegan un papel crucial en la prevención y el tratamiento de diversas enfermedades. Estudios científicos han demostrado que, con pequeñas modificaciones en la rutina diaria, es posible reducir significativamente el riesgo de enfermedades crónicas, mejorar la calidad de vida y aumentar la longevidad.
En este contexto, durante la 66.ª Reunión y Exposición Anual de la Sociedad Estadounidense de Hematología (ASH), se presentaron diversos estudios que revelan nuevas conexiones entre los trastornos sanguíneos y los alimentos, así como las sustancias a las que estamos expuestos. Estos estudios destacan cómo factores como la dieta y el estilo de vida pueden influir en la probabilidad de desarrollar trastornos sanguíneos, su progresión y la respuesta al tratamiento. Además, abren la puerta a posibles intervenciones a través de modificaciones en el estilo de vida.
El primer estudio destaca los posibles beneficios de los agonistas del receptor del péptido similar al glucagón 1 (GLP-1) en el tratamiento de la diabetes, sugiriendo que estos medicamentos podrían reducir el riesgo de coágulos sanguíneos peligrosos, además de sus reconocidos efectos en la pérdida de peso. Este trabajo, realizado con más de 558.000 pacientes con diabetes tipo 2, revela que, independientemente de su peso, las personas que toman agonistas del receptor de GLP-1 para la diabetes tienen un 20% menos de probabilidad de sufrir tromboembolia venosa (TEV) en comparación con un grupo similar de pacientes que reciben otros medicamentos para la diabetes. Estos hallazgos sugieren que reducir el riesgo de coágulos sanguíneos peligrosos podría ser otro beneficio no reconocido previamente de los agonistas de GLP-1, una clase de medicamentos conocida por su efectividad en la pérdida de peso y el tratamiento de la diabetes.
Además, este beneficio se observó tanto en la trombosis venosa profunda como en la embolia pulmonar, sin que la pérdida de peso fuera el único factor involucrado. Aunque la obesidad es un factor de riesgo conocido para la TEV, los resultados sugieren que otros mecanismos podrían estar influyendo. El gran número de pacientes en el estudio refuerza estos hallazgos, aunque los investigadores señalaron que, al tratarse de un estudio retrospectivo, no tiene la certeza de un ensayo controlado aleatorio.
Dieta rica en fibra
Estudios realizados en pacientes y ratones sugieren que una dieta rica en fibra después de un trasplante de células madre podría ayudar a reducir el riesgo de enfermedad de injerto contra huésped (EICH) al promover un microbioma intestinal saludable. Estos hallazgos contribuyen a un cuerpo de evidencia creciente sobre los beneficios de la fibra para la salud del microbioma y sugieren que las restricciones dietéticas habituales tras un trasplante, que suelen llevar a una ingesta baja en fibra, podrían ser contraproducentes para algunos pacientes.
La enfermedad de injerto contra huésped es una complicación común del trasplante de células madre, donde las células del donante atacan los tejidos del receptor. Para prevenirla, se recomienda a los pacientes evitar frutas y verduras crudas durante el proceso de trasplante, lo que resulta en una dieta baja en fibra. Sin embargo, esto puede afectar negativamente al microbioma intestinal, que depende de la fibra para generar ácidos grasos beneficiosos para la salud intestinal e inmunitaria. Este estudio analizó las dietas de 173 pacientes y sugiere que mantener una ingesta alta de fibra podría ayudar a prevenir la EICH.
Los pacientes con mayor ingesta de fibra mostraron niveles más altos de butirato, un producto de la fermentación de la fibra, y una mayor cantidad de microbios intestinales que lo producen. Además, estudios previos indicaron que las personas con más productores de butirato en su intestino tienen menos probabilidades de morir de EICH. Además, un estudio complementario en ratones alimentados con una dieta rica en celulosa durante el trasplante de células madre reveló una reducción en la tasa de muerte por EICH, así como un menor riesgo de desarrollar esta enfermedad, mayor diversidad microbiana y concentraciones más altas de butirato en el intestino.
Retrasar la progresión del MM
Por otro lado, nuevos datos sugieren que una dieta basada en plantas rica en fibra podría mejorar las perspectivas de las personas con enfermedades precursoras del mieloma múltiple (MM). En concreto, este ensayo clínico piloto investigó si una dieta rica en fibra y basada en plantas podría retrasar la progresión del mieloma múltiple en personas con gammapatía monoclonal de significado incierto (MGUS) o mieloma múltiple latente (SMM), y con sobrepeso (IMC ≥25). Participaron 20 personas con una edad media de 62 años.
Durante el estudio de un año, los participantes recibieron comidas preparadas y asesoramiento nutricional para adoptar una dieta basada en frijoles, legumbres, cereales integrales, frutas y verduras, evitando productos animales y procesados. En los primeros tres meses, la adherencia fue del 91%, disminuyendo al 58% al final del año. La pérdida de peso fue del 7% en los primeros tres meses y se mantuvo durante el año. Además, los participantes mejoraron en calidad de vida y varios marcadores bioquímicos, como la resistencia a la insulina, la diversidad del microbioma fecal y la inflamación.
Simultáneamente, investigadores del laboratorio Bellone del Hospital IRCSS San Rafaele en Milán, Italia, realizaron un estudio en ratones con mieloma múltiple latente (SMM) que mostró que una dieta rica en fibra retrasó la progresión a mieloma múltiple (MM). Los ratones alimentados con esta dieta experimentaron una progresión más lenta, pasando de una media de 12 semanas con una dieta normal a 30 semanas con la dieta rica en fibra. Además, el 40% de los ratones alimentados con fibra no desarrollaron MM, mientras que todos los del grupo control lo hicieron. No obstante, los investigadores señalaron que los resultados en ratones no se pueden extrapolar a humanos, y que el pequeño tamaño del ensayo clínico limita la interpretación de los resultados en humanos, actualmente se está llevando a cabo un estudio de seguimiento para investigar el impacto de la dieta y los suplementos dietéticos en la progresión al MM en un grupo mayor de pacientes.
Fumar y los síndromes mielodisplásicos
Por primera vez, una investigación ha descubierto cómo el tabaquismo, un factor de riesgo reconocido para varios tipos de cáncer, contribuye al desarrollo de síndromes mielodisplásicos (SMD) mediante mutaciones genéticas específicas. Los nuevos hallazgos sugieren que estas mutaciones dañinas se acumulan con el tiempo, lo que explica por qué las personas que fuman más tiempo y con mayor intensidad pueden enfrentar peores resultados en el desarrollo de SMD.
Los síndromes mielodisplásicos (SMD), que afectan la capacidad de la médula ósea para producir células sanguíneas saludables, pueden desarrollarse a partir de afecciones precursoras y progresar a leucemia mieloide aguda. Aunque el tabaquismo está relacionado con diversos tipos de cáncer, hasta ahora no se comprendían bien los mecanismos genéticos que lo vinculan con los cánceres de la sangre, como el SMD.
En este sentido, investigadores analizaron datos genéticos, antecedentes de tabaquismo y progresión de la enfermedad en casi 1.900 participantes del Estudio Nacional de SMD. Aproximadamente la mitad de los participantes tenían antecedentes de tabaquismo, y el 18% aún fumaba al momento del diagnóstico. Los resultados mostraron que los fumadores tenían significativamente más mutaciones genéticas, con la diferencia más pronunciada en los fumadores empedernidos. Aquellos con una mayor carga de tabaquismo (medida en paquetes-año) presentaron hasta 3,5 veces más mutaciones que los no fumadores.
Además, los fumadores de largo plazo tenían una probabilidad mayor de experimentar progresión de la enfermedad, con un 27% de los fumadores de largo plazo mostrando progresión, frente al 18% de no fumadores o fumadores de corto plazo. Algunas de las mutaciones implicadas ya se habían asociado al tabaquismo, mientras que otras eran nuevas. Es decir, estos hallazgos sugieren que dejar de fumar podría reducir el riesgo de desarrollar SMD y prevenir su progresión a un cáncer más agresivo, como la leucemia.