Son incontables las veces que queremos innovar en la cocina, o que queremos dar un toque distinto a las recetas que usamos habitualmente para cocinar. Estos pequeños lapsos de creación haciendo la comida pueden salir bien o convertirse en un auténtico desastre.
Sin embargo, también nos encontramos que, por aspectos de salud o tecnicismos de las dietas o rutinas de alimentación, debemos encontrar una opción distinta a la que estamos acostumbrados, para poder seguir alimentándonos de la manera correspondiente.
Este es el caso de los carbohidratos y concretamente el pan, uno de los alimentos que, cada vez más, se intenta sustituir por sus características nutricionales.
El caso del pan rallado
Podemos encontrar el pan en muchos formatos distintos y no solo catalogados como pan. La mezcla de harina, agua, levadura y sal es más común de lo que parece, siendo ingredientes básicos en casi todos los tipos de cocina del mundo. La base de la pizza, un bizcocho, la bollería en general y hasta algún tipo de pasta combinan estos ingredientes que nos aportan una cantidad elevada de carbohidratos.
El pan está muy presente en la cocina mediterránea de muchas formas distintas, y en ocasiones ni siquiera parece que lo estemos comiendo. Es el caso del pan rallado, que usamos sobre todo para empanar otros alimentos. Juntamente con el huevo u otros líquidos, el pan rallado es ideal para dar esa cobertura al pollo o a otros alimentos antes de freírlos para encapsular los jugos y darle un toque crujiente.
Evitar comer pan
Este ingrediente en sí no es peligroso ni nocivo para la salud humana, salvo que se tenga intolerancia al gluten, pero hay personas que prefieren evitar comer pan por el alto aporte en carbohidratos, poco favorable para su dieta.
Ya existen productos para empanar que son sin gluten o que usan productos relativamente distintos. De hecho, hay una opción que, además de versátil, es fácil de obtener y divertida de usar. Se trata de las cortezas de cerdo.
Alternativa crujiente
Aunque quizás no es fácil encontrarla en forma de polvo, las cortezas de cerdo fritas, el típico snack para el aperitivo, se convierte en una manera de empanar que, tanto si quieres freír en aceite como en un airfryer, va a dar un resultado final muy bueno.
Pasando los torreznos por una trituradora hasta obtener la textura similar a la del pan rallado, vamos a conseguir un producto para el rebozado que, en vez de aportar carbohidratos, nos va a dar más proteína, además de un crujiente superior al habitual en el producto que siempre hemos utilizado.