El mundo vive tiempos inciertos, de desorientación moral y doctrinal. En particular, una Europa arrasada por el relativismo y la secularización ve cómo se vacía de los valores, principios filosóficos y creencias cristianas que la situaron en la vanguardia del desarrollos social y humano.
En estos tiempos en los que parece que la civilización cristiana se derrumba en Europa, los intelectuales cristianos ingleses de los siglos XIX y XX parecen esconder la respuesta a un mundo aparentemente sumido en tinieblas.
Chesterton, C.S. Lewis, Tolkien, Tomás Moro o el cardenal Newman alimentan desde hace años el fondo argumental y espiritual que sostiene el edificio de la civilización cristiana frente a la barbarie.
G.K. Chesterton
Gilbert Keith Chesterton (1874-1936) es el intelectual cristiano de referencia en el mundo actual. Sus ideas, su fe firme, su constante búsqueda de la verdad hacen del escritor y pensador británico, convertido al catolicismo en 1922, una sólida base a la que asirse desde una perspectiva del humanismo cristiano en tiempos de relativismo, de contradicciones y de renuncia a los valores tradicionales cristianos que hicieron de Europa la vanguardia de la civilización.
G.K. ChestertonGTRES
Ente sus ensayos destacan Ortodoxia, El hombre eterno o La Nueva Jerusalén. En cuanto a su literatura, cabe destacar sus novelas El hombre que fue jueves, La taberna errante, La esfera y la cruz o su colección de relatos protagonizados por el Padre Brown, o El club de los negocios raros.
Además, fue un gran poeta, como dejó plasmado en La Balada del Caballo Blanco o La tumba de Arturo.
Chesterton también ejerció el periodismo y dejó importantes lecciones sobre la profesión, que recoge el libro reeditado en español por CEU Ediciones Para ser buen periodista.
C.S. Lewis
C.S. Lewis (1898-1963) es uno de los principales apologistas cristianos surgido de la tradición anglicana. Lewis renunció a la religión de joven, fue ateo gran parte de su vida y se convirtió al cristianismo anglicano en 1931 gracias a las conversaciones que mantuvo con su gran amigo, el escritor J.R.R. Tolkien.
Sin embargo, ya antes había profundizado en los misterios de la fe en Cristo fruto de su experiencia en la Primera Guerra Mundial y a la influencia que sobre él tuvo la lectura de El hombre eterno de Chesterton.
Su literatura apologética dejó obras de referencia, como Cartas del diablo a su sobrino o Mero cristianismo, que constituyen hoy uno de los grandes fondos argumentales para combatir la posmodernidad y la secularización del mundo de hoy.
Como novelista, C.S. Lewis es mundialmente conocido por su saga de fantasía Las crónicas de Narnia, una serie de novelas de trasfondo cristiano muy influenciada también por las ideas de Tolkien, a quien leía sus borradores y consultaba aspectos de la trama en las reuniones que mantenían en el grupo de los Inklings.
J.R.R. Tolkien
Si Lewis leía a Tolkien sus escritos sobre Narnia, lo mismo hacía Tolkien, quien leía a su amigo lo que iba escribiendo de El Hobbit y El Señor de los Anillos en la reunión de los Inklings.
J.R.R. Tolkien
Tolkien (1892-1973), veterano de la Primera Guerra Mundial, catedrático de la Universidad de Oxford y autor de la novela de fantasía épica más grande jamás escrita: El Señor de los Anillos.
El escritor británico, nacido en Sudáfrica, plasmó en su obra muchas de sus traumáticas experiencias vividas en la contienda mundial, experiencia que le llevó a desarrollar una profunda espiritualidad cristiana que se refleja en las páginas de su novela.
Tolkien era un hombre profundamente cristiano y uno de los referentes intelectuales católicos del Reino Unido. Su obra, pero en particular El Señor de los Anillos, y las demás novelas y cuentos sobre la Edad Media, tienen un obvio trasfondo católico.
Santo Tomás Moro
Santo Tomás Moro murió decapitado en 1535 por orden del rey Enrique VIII. ¿Cuál fue el delito cometido por el afamado jurista y filósofo, uno de los padres del humanismo cristiano y que, además, había sido lord canciller del rey, miembro del parlamento y sheriff de Londres?: su lealtad a la Iglesia católica y al Papa.
Tomás Moro, de Hans Holbein el Joven
Enrique VIII se había embarcado en un enfrentamiento abierto con Roma por la negativa del Papa a concederle la nulidad matrimonial, aunque en el trasfondo se escondía una agria lucha por el poder en un momento de expansión política de numerosos reinos europeos.
El enfrentamiento culminó en el cisma de la Iglesia de Inglaterra. Tras consumar la ruptura con Roma, el rey exigió a Santo Tomás Moro que le reconociera como cabeza de la Iglesia y diera él también la espalda a Roma.
Moro se negó y fue encarcelado en la Torre de Londres y, posteriormente, ejecutado. Su negativa a ceder ante el capricho del rey no se debió, sin embargo, a un acto de rebeldía, sino de búsqueda de la verdad. Él siempre se reconoció leal servidor del rey, pero también defendió que antes que el rey estaba Dios.
Gran estudioso de la obra de San Agustín de Hipona y, en particular, de La ciudad de Dios, dejó en Utopía su obra más celebrada. Se trata de una formulación ideal de la organización de la sociedad y del Estado siguiendo los principios de la doctrina católica.
Para muchos, Utopía es una primera formulación teórica del socialismo. Sin embargo, una lectura correcta de la obra lleva a interpretar todo lo contrario y lo que propone es una aplicación práctica de los fundamentos filosóficos del humanismo cristiano en una sociedad ideal.
John Henry Newman
Canonizado en octubre de 2019 por el Papa Benedicto XVI, al cardenal John Henry Newman (1801-1890) lo define el Vaticano como «un gigante moral y literario de su tiempo». Su obra es un fiel reflejo de su camino que le llevó de ser uno de los predicadores más celebrados de la Iglesia de Inglaterra a convertirse al catolicismo y llegar a ser cardenal.
El cardenal John Henry NewmanWikipedia
El cardenal Newman siempre se movió por el afán de emular a los padres de la Iglesia, lo que le llevó a concebir un proyecto de renovación de la Iglesia de Inglaterra.
Sus inquietudes eclosionaron en el Movimiento de Oxford, que reunía a intelectuales cristianos ingleses que buscaban la revitalización espiritual de Inglaterra, mientras daba clases en el Oriel College de Oxford.
Las reflexiones teológicas en ese marco le llevaron a la conclusión, sin embargo, de que en la Iglesia de Inglaterra nunca encontraría respuesta a la inquietud espiritual que lo mantenía en un estado de búsqueda. Fue así como decidió abandonar la Universidad y convertirse al catolicismo.
Su Ensayo sobre el desarrollo de la doctrina cristiana es el resultado de su reflexión sobre el catolicismo. Su publicación en el año 1845 coincide con su entrada en la Iglesia Católica. Dos años más tarde se ordenó sacerdote en Roma y en 1879 el Papa León XIII lo creó cardenal.