Llegar a los 100 años ya no es una utopía. Según estadísticas del Registro Nacional de las Personas, en España viven más de 15.000 personas centenarias, una cifra que podrían triplicarse hacia 2040. Eso es porque algo estamos haciendo bien: tenemos en cuenta lo que comemos y el ejercicio que realizamos; sin embargo, para “el mejor médico del mundo” las cifras podrían ser mejores.
David Agus es uno de los médicos más destacados a nivel mundial —para muchos, el mejor del mundo— y cofundador de varias empresas pioneras en medicina personalizada. Durante los últimos 25 años, ha sido reconocido por sus innovaciones en medicina, contribuyendo a nuevas tecnologías y tratamientos que impactan en cómo mantenemos la salud óptima y tratamos el cáncer.
Sin embargo, si hay algo por lo que se ha hecho famoso es por haber tratado a Steve Jobs los últimos siete años de su vida y a todos los billonarios de Hollywood. El oncólogo e investigador está convencido de la importancia de la alimentación para la longevidad, pero también hace hincapié en nuestro comportamiento y, en especial, en no vivir en soledad.
La importancia de no vivir en soledad
Son muchos los expertos quienes han destacado durante años el poder de la simpleza para la longevidad. En los últimos años, debido a los grandes avances y su relevancia en la sociedad, nos hemos olvidado de ciertos comportamientos y costumbres que, según los expertos, son clave no solo para vivir más, sino también para vivir mejor.
Bajo esta mentalidad desarrolló el libro Hábitos Prodigiosos para vivir más y mejor y 20 claves para conseguir llegar al siglo de edad. Entre todos ellos, hay una que durante mucho tiempo han nombrado otros expertos de la longevidad, como es la importancia de la compañía.
Popularmente sabemos que las mujeres tienen una mayor longevidad. En España, la esperanza de vida al nacer en 2020 se situó en 82,2 años, 85 en mujeres y 79,5 en hombres; sin embargo, los profesionales que trabajan en gerontología conocen que el precio a pagar de esos años de más no es, en general, positivo.
Según los expertos, las mujeres mayores se sienten más solas. El hecho de vivir más años condiciona dos de los tres tipos de soledad: soledad social, soledad emocional y soledad existencial. Por ello, desde las investigaciones hacen hincapié en la compañía en todas las etapas de la vida.
Tal y como indica una encuesta del CNN en la que midieron los niveles de felicidad de las personas casadas o solteras, los datos de las primeras fueron sistemáticamente superiores a los de sus contrapartes solteros, entre un 12% y un 24% dependiendo del año.
No obstante, con no vivir en soledad el experto no se refiere únicamente a una pareja sentimental o encontrar la famosa media naranja, sino tener relaciones verdaderas, que nos nutran como personas y con quienes podamos compartir nuestro día a día, problemas y avances.
Un estudio científico realizado por expertos del Centro para el Envejecimiento Cerebral Saludable (CHeBA) de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Sídney, postuló que vivir con otras personas y participar en grupos comunitarios se asocia con una mayor longevidad, con un deterioro cognitivo más lento y, por ende, con una mejor calidad de vida.
El impacto que tienen nuestras relaciones en nuestra felicidad es muy alto, y así lo muestran los estudios científicos. Según indica el Centro internacional sobre el envejecimiento, “juegan un papel crucial en todas las etapas de la vida, pero en la vejez, se vuelven aún más significativas“.
Proporcionan apoyo emocional, ayudan a combatir la soledad y el aislamiento, y pueden mejorar la salud mental, un aspecto que es fundamental para una buena calidad de vida, y que además, está asociada con una mayor longevidad.
Las otras 19 claves para vivir más de 100 años, según David Agus
Además de la importancia de las relaciones, el experto en longevidad desarrolló otras 19 claves más para lograr llegar a los 100 años. Muchas de ellas son fundamentales en el día a día, mientras otras se han pasado desapercibidas en los últimos años.
Haz un seguimiento detallado de tu cuerpo
La primera regla consiste en saber cómo nos sentimos. Debemos apuntar cada día como nos sentimos en general, ya no solo de forma mental, lo cual nos ayudará a ver cuánto prosperamos —o dónde debemos profundizar para mejorar— sino también de cara a nuestra salud.
Cuántas horas dormimos, qué dolor nos concierna o qué nos ha sentado mal. Podemos hacerlo de forma más precisa, como apuntando nuestra presión arterial o ritmo cardíaco, pero lo ideal sería repetirlo con un intervalo de un par de meses para apreciar los cambios.
Pon un poco de regularidad en tu vida
Lo cierto es que la regularidad no es lo nuestro. Entre semana seguimos una rutina muy marcada, en la que procuramos irnos a dormir pronto para dormir mínimo 7 horas, mientras que los fines de semana nos quedamos hasta las tantas sin preocuparnos por la hora en la que abramos los ojos al día siguiente.
Mujer durmiendo. Istock.
Por mucho que pensemos que esa “falta de rutina” durante los sábados y domingo solo pueden traernos beneficios, lo cierto es que puede estar perjudicándonos. Los expertos sugieren que cuando nos ceñimos a unos hábitos regulares estamos reduciendo el estrés físico y manteniendo nuestro equilibrio interno.
Habla con el dueño de la tienda
Una dieta saludable es posiblemente el mayor secreto de una vida centenaria. Y aunque pensemos que con comer verduras estamos haciendo suficiente, lo cierto es que va más allá.
El experto indica que además de natural, nuestra comida debería ser lo más fresca y de temporada posible, para conseguir los máximos nutrientes posibles y, sobre todo, que no hayan sido reformulados artificialmente, como es el caso de muchos alimentos que compramos.
Hablar con el dueño de la tienda, sobre todo si compramos en pequeños comercios, nos hará saber de dónde proviene cada alimento que ingerimos y bajo qué criterios se han cultivado.
Come aquello que te siente bien
Llevamos toda la vida creyendo que todas esas dietas estrictas son la clave de una vida plena y longeva; sin embargo, para el experto el secreto está en disfrutar de aquello que comamos siempre y cuando sea lo que nos sienta bien, teniendo en cuenta también nuestra condición u alergias.
La clave es tomar raciones modestas, sentarse a comer —ejecutar la acción de sentarse— con otras personas y dejar tiempo entre comidas para que la sensación de hambre verdadera aparezca y no se coma por ansiedad. Esta regla podría ser una variante de la que siguen los países centenarios —también conocidas como zonas azules— en la que dejan de comer cuando estén un 80% llenos.
No te saltes nunca el desayuno
El desayuno es la comida más importante del día, y en estas 20 reglas no iban a ser menos. Elegir qué ingerimos a primera hora no solo evitará posibles antojos entre horas, que posiblemente contribuyan a subir de peso o encontrarnos mal después, sino que ayudará a tener energía suficiente y afrontar el día con mejor humor.
Come pescado cada semana, mucha fruta y verdura
Así como es fundamental elegir qué desayunamos, también lo es ser consciente de qué agregamos a nuestro plato. Para el experto, la dieta mediterránea es una excelente opción si queremos llevar una vida saludable, por lo que si vivimos en España contamos con eso a nuestro favor.
Las raciones son muy relevantes, y el experto sugiere que debemos consumir al menos tres raciones a la semana de pescado de aguas frías (salmón, trucha, merluza, sardinas…) y al menos cinco diarias de fruta y verdura.
Un vaso de vino al día está bien
Si hay un secreto que más llamó la atención a los investigadores da cerca del modo de vida de los centenarios en las famosas zonas azules era su consumo moderado de alcohol. El experto indica que la cantidad ideal es un vaso al día en las mujeres y dos en los hombres.
Este hábito puede llegar a reducir el riesgo de infarto gracias al resveratrol, un componente del vino que, en análisis de laboratorio, ha demostrado ser cardiosaludable, tener propiedades neuroprotectoras y un claro efecto antiinflamatorio.
Encuentra la forma de relajarte en la oficina
Uno de los espacios en los que el estrés se duplica es el trabajo. Tenemos mil cosas en mente, decenas de otras que hacer y otras muchas que terminar. Debemos encontrar dentro del caos un momento en el que despejar la mente: un café, un paseo a la planta baja o unos minutos al sol. Incluso, ir al gimnasio al terminar la jornada laboral puede ser una excelente opción para liberar tensiones.
Mantente en un peso sano
El sobrepeso aumenta el riesgo de padecer casi todas las enfermedades crónicas, desde las que son más evidentes —cardiopatías, artritis y diabetes— hasta la demencia. Si sigues una dieta saludable y además, vas al gimnasio después de trabajar, no solo vas a tener más energía y humor, sino que reducirás las posibilidades de padecer alguna patología en el futuro.
Mantén una buena postura corporal
La mala postura es algo habitual, cuando estamos sentados, pero también a la hora de dormir. Este simple hábito provoca que tengamos dolor con el paso de las horas, pero también es muy perjudicial para nuestra salud.
Andar encorvado o mantener esa misma postura durante mucho tiempo puede desalinear nuestro sistema músculo-esquelético y desgastar la columna vertebral, haciéndola más frágil y con tendencia a lesiones.
Haz ejercicio
Cuando nos pasamos largas fases del día sin movernos, aunque no seamos conscientes, afecta directamente al metabolismo. Influye sobre los valores de grasa, colesterol y azúcar en sangre y sobre la presión arterial en reposo y la segregación de leptina, la hormona del apetito.
Aunque ir al gimnasio sea una opción excelente, el experto también habla de salir a dar un paseo, priorizar andar antes que coger el transporte público o mientras estamos trabajando, levantarnos un par de veces a estirar esas partes doloridas.
Vacúnate todos los años contra la gripe
Todavía existen muchas personas que creen que las vacunas son perjudiciales para la salud o quienes creen que porque no se pongan enfermos no tienen que pasar por ese proceso. Si simplemente comprobamos datos de unos países a otros, las cifras dan el resultado de lo importante que es vacunarse
Haz estudios familiares
Con relación a la primera regla se constituye la número 14. Cuando sabemos a qué nos exponemos o a qué zonas de nuestro cuerpo debemos prestarle especial atención, podemos vivir mucho más tranquilos y previniendo posibles enfermedades. La recopilación de datos médicos familiares es un componente poco valorado, pero de gran importancia para comprender nuestro estado de salud.
Planifica tu vida
Con planificación el experto no se refiere a tener organizado cada día de tu vida, sin aceptar los pequeños contratiempos que nos hacen un poco más felices como una escapada o una cena sorpresa. Con planificar se refiere a establecer unos objetivos a los que queramos llegar.
Todos necesitamos metas, nos ayudan a mantenernos enfocados y nos alegran si las cumplimos. El médico incluso sugiere desarrollar un itinerario con pequeños hitos en el camino y trabajarlo hacia atrás.
Quien arriesga gana
La vida es para los valientes. Nos arrepentimos más de las cosas que no hacemos, que de las que hacemos sin pensar. Y bajo esta premisa se construye la regla número 16: intentar cosas nuevas, salir de nuestra zona de confort y disfrutar de lo que somos capaces de hacer.
Ríete
Pasamos mucho tiempo preocupándonos por tonterías y enfadándonos por matices insignificantes, reír libera endorfinas y serotonina, transmisores que mitigan los dolores y aumentan el bienestar.
Aprovecha el lado positivo de una enfermedad
Posiblemente, sea la regla más difícil de aceptar y de comprender, pero para el oncólogo en esta se encuentra uno de los mayores secretos de la felicidad. Hay muchas cosas que podemos aprender de las enfermedades, pero no podemos dejar que nos limiten.
El experto sugiere que encontremos el diagnóstico como un despertador. Los oncólogos saben que la mayoría de los pacientes que sobreviven a un cáncer al final acaban falleciendo por otro motivo: haber descuidado alguna de las demás facetas de su vida.
Toma decisiones de cara a lo inevitable
Llegados a —casi— el final, es hora de hablar de lo inevitable: la muerte. Muchos expertos confiesan que cuando dos personas hablan sobre el final de la vida de otra persona facilita afrontar en su momento la difícil situación.
Dedica tiempo a tus aficiones
Así como tener objetivos, también es fundamental para una vida plena tener hobbies. Descubrir qué nos gusta para cuando tenemos unos cuantos minutos libres, poder dedicárselos y ser feliz durante ese periodo de tiempo.