Como bien sabemos, la memoria es una función cognitiva que nos permite almacenar información y recuerdos, y recuperarlos cuando sea necesario. Es decir, nos permite conservar toda la información -sin perder absolutamente nada- que procesamos para poder recuperarla cuando así se requiera, sin importar lo más mínimo las circunstancias.
No obstante, la memoria no es tan simple como la capacidad de almacenar y recuperar recuerdos. De hecho, la memoria tiene una gran cantidad de subprocesos que se encargan de almacenar y recuperar distintos tipos de información. Y, claro está, con diferentes propósitos.
Según las investigaciones, la actividad física moderada tiene un efecto neuroprotector en el cerebro. Dentro de ese grupo, la ‘Universidad de Harvard‘ ha destacado la caminata por encima del resto, ya que mejora la memoria -sobre todo en personas mayores- e impide el deterioro de las capacidades mentales vinculado al envejecimiento.
Por si fuera poco, andar reduce la presión ocular, disminuyendo el riesgo de glaucoma y mejorando el bienestar general, cuida la salud cardiovascular, fortaleciendo el corazón y los vasos sanguíneos, y optimiza la respiración, aumentando el flujo de oxígeno en la sangre.
Y no solo eso. De todos los beneficios que tiene caminar habitualmente, cabe destacar los siguientes:
1. Disminuye el estrés
Mantenernos activos puede aumentar los niveles de endorfinas que nos hacen sentir bien y distraernos de nuestra preocupaciones cotidianas.
2. Mejora la salud mental
Nos permite ser más creativos y pensar con más claridad sobre las preocupaciones o ideas que tenemos. Por si fuera poco, tienen beneficios muy ligados a despejar la mente y estimular la creatividad.
3. Acelera el metabolismo
Al aumentar nuestro esfuerzo personal al caminar, nuestro cuerpo incrementa su demanda de energía, lo que a su vez aumenta nuestro metabolismo.
4. Prolonga la expectativa de vida
La actividad física durante el tiempo libre está asociada con una esperanza de vida más larga, de hasta 4,5 años, e incluso a niveles relativamente bajos de actividad y de peso corporal.
5. Aumenta la capacidad física aeróbica
Nuestra capacidad pulmonar va a mejorar, debido a que el trabajo de resistencia favorece y fortalece el sistema cardiorrespiratorio (corazón y pulmones).
6. Disminuye la presión arterial y el colesterol
Caminar de forma ligera puede reducir el riesgo de presión arterial alta, colesterol alto y diabetes.