El CEO de Tesla no ha dudado en admitir la gran amenaza que supone la irrupción de las marcas de coches chinas en los mercados de occidente. Y Elon Musk no es el único que ha hablado. En el pasado también hemos escuchado a los máximos dirigentes de Ford y Stellantis.
En el último año, la industria del automóvil ha vivido un auténtico cambio de paradigma. A los fabricantes de coches tradicionales les ha salido un duro competidor que gana terreno a un ritmo irrefrenable. Se trata de los fabricantes de coches chinos que, con precios de derribo y unos vehículos que cumplen con los estándares occidentales, están robando ventas a las marcas tradicionales.
Estos nuevos fabricantes (nuevos a este lado del planeta) están aprovechando las oportunidades de mercado que ofrece el coche eléctrico ante una industria, la europea, que hasta hace poco parecía no estar dispuesta a salir de su letargo en la dura batalla que supone la carrera por la electrificación total del sector automotriz.
Ante la inerte respuesta de las marcas europeas, japonesas y americanas, los coches chinos se han posicionado como una opción interesante por su relación entre calidad y precio, llevando a muchos potenciales compradores a decantarse por este tipo de vehículos en lugar de otros que producen las marcas occidentales.
Europa reacciona mientras Estados Unidos se protege ante la amenaza china
Y esto no ha pasado desapercibido fuera de los balances de ventas mensuales. De hecho, la industria automovilística está en un punto crítico cuando se trata de fabricantes occidentales, los mismos que han presionado a las autoridades para imponer medidas proteccionistas que salvaguarden sus intereses y los del mercado ante la amenaza china.
En el caso particular de Europa, los ya conocidos aranceles a la importación de coches eléctricos fabricados en China es una de las medidas que busca frenar la enorme penetración que estas marcas están teniendo en Viejo Continente y que han llevado a enormes fabricantes como el Grupo Volkswagen a ver sus cuentas de resultado seriamente afectadas.
Elon Musk, por muchos considerado uno de los gurús de la industria del automóvil, no ha dudado ni un instante en reconocer que, de no ser por barreras como los aranceles y otras medidas específicas, las marcas chinas “demolerían” a gran parte de la competencia internacional con una oferta de productos “extremadamente buena” que compite en innovación y costes de producción.
Otros grandes nombres del sector ya han alzado la voz en más de una ocasión poniendo el foco en las marcas chinas de coches. Uno de ellos es Carlos Tavares, que hasta que se jubile a principios del año 2026, sigue siendo el máximo responsable de Stellantis.
El ejecutivo ya admitió que “mi principal competidor son los fabricantes de automóviles chinos”. Tanto es así que su compañía ha añadido una nueva marca al porfolio de productos, Leapmotor, que ya comercializa coches eléctricos chinos en concesionarios españoles.
A Tavares y Musk se ha unido el CEO de Ford, Jim Farley, que incluso conduce a diario desde hace ya más de seis meses un coche chino. El alto cargo americano admitió que estos vehículos son “una amenaza existencial” y que “están por delante de nosotros”.
Esta situación ha llevado a muchas empresas automovilísticas occidentales a reaccionar con el lanzamiento de productos que tratan de competir con la amenaza china en términos de precio, calidad y producto.
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Etiquetas: China, Coches chinos