La alimentación durante los primeros años de vida constituye un pilar fundamental para el desarrollo integral del ser humano. Los nutrientes adquiridos en esta etapa influyen directamente en el crecimiento físico, el desarrollo cognitivo y la prevención de enfermedades a largo plazo, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Mitos y verdades sobre los alimentos para bebésEvitar el uso de endulzantes y de salBebidas lácteas y jugos naturalesAlimentos con gluten Hábitos de alimentación saludables
La leche materna o la leche de fórmula son los primeros alimentos que un bebé debería consumir al menos durante los primeros seis meses de vida. Posterior a esto, los padres y cuidadores deben iniciar gradualmente con los alimentos complementarios.
La doctora Luisana Caraballo, pediatra-nutriólogo, explicó en una entrevista para El Diario la importancia de prestar atención a la calidad de alimentos que consumen los bebés y desmitificar información que existe en torno a la comida de los bebés y niños menores de 2 años de edad.

Mitos y verdades sobre los alimentos para bebés
Caraballo indicó que uno de los alimentos que debe limitarse durante los primeros años de vida son las papillas de verduras o compotas de frutas industrializadas, debido a que contienen altos niveles de aditivos, sodio y azúcares añadidos.
En este caso, la mejor opción de la especialista es realizar los purés de forma casera. Una manera de hacerlo es hervir o sancochar la fruta o la verdura y mezclarla con agua o leche materna hasta lograr la consistencia deseada sin agregar sal ni azúcar refinada.
“Este tipo de alimentos no son la mejor opción, aunque son fáciles de transportar. Su uso debe reducirse a ocasiones excepcionales y recurrir a prepararlas en casa, así garantiza una opción saludable con el sabor natural de la fruta o verdura al bebé”, agregó.

Evitar el uso de endulzantes y de sal
Los padres y cuidadores también deben evitar darle a los bebés y niños endulzantes naturales como la miel y artificiales como la stevia, sacarosa y fructosa.
En caso de que un niño o niña menor de 2 años de edad consuma miel, podría aumentar el riesgo de sufrir de botulismo infantil, una enfermedad potencialmente mortal causada por la bacteria clostridium botulinum, que se encuentra en el suelo y en algunos alimentos.
“En la miel de abeja hay esporas de este bacilo, ellas llegan al intestino y se forma una neurotoxina que viaja por todo el torrente sanguíneo que puede derivar en distintas enfermedades”, detalló la especialista.
En el caso de añadir sal a las comidas de los bebés “para darle sabor”, la experta expuso que salar los alimentos no es necesario en el caso de los infantes, en cambio destacó que los niños deben degustar las preparaciones con su sabor original.
“El paladar de los bebés tiene la capacidad de reconocer el sabor de las comidas, sin necesidad de pelarlas o agregarles dulce, así se evita que se desvirtúen los sabores al crecer”, afirmó.
Caraballo afirmó que, si bien al año de vida la función renal está entre el 75 % y 85 %, se debe evitar sobrecargarla.

Bebidas lácteas y jugos naturales
Otro de los mitos sobre la alimentación de los bebés es si está bien o no darles productos lácteos como leche de vaca, bebida de soja, avena, frutos secos y bebidas malteadas o achocolatadas.
La experta comentó que estas bebidas no afectan el aporte de proteínas, calcio o vitamina D, sin embargo, contienen altos niveles de azúcar y calorías vacías (que no aportan nutrientes).
“El yogurt o yogurt griego se puede incorporar con el inicio de la alimentación complementaria, pero siempre se debe seleccionar el natural sin azúcares añadidos. Para endulzarlo, se puede agregar fruta fresca”, dijo.
En el caso de los jugos naturales, Caraballo indicó que en la mayoría de las academias de pediatría está contraindicado darle jugos naturales o artificiales a un niño menor de un año. A juicio de la doctora, el inconveniente de los jugos es la cantidad de fruta que se debe usar para hacerlo, lo que rebasa el requerimiento del menor.
Sin embargo, explicó que se pueden comenzar a incorporar en la dieta de la siguiente manera: 120 mililitros (mL) o medio vaso a niños de entre 1 y 4 años de edad; entre los 4 y 6 años entre 120 mL y a partir de los 7 años un vaso al día. Sin embargo, destacó que la mejor opción para los niños y adultos es consumir fruta fresca.
Otras de las consecuencias que conlleva que los bebés o niños beban jugos es que aumenta la posibilidad de tener caries.

Alimentos con gluten
Otro de los mitos asociados con la alimentación de los bebés es si es saludable o no ofrecerles comidas que contengan gluten, una mezcla de proteínas que se encuentra naturalmente en el trigo, la cebada, el centeno y algunas variedades de avena.
Sobre esto, la especialista sugirió no evitarlos y comenzar la introducción de los alimentos con gluten a partir de los 6 meses de vida.
“Este alimento solo debe restringirse si existe historia familiar o algún pariente de consanguinidad que lo padezca. En ese caso, sí hay riesgo de alergia al gluten”, comentó.
En ese sentido, Caraballo desmintió que se le deba prohibir el consumo de gluten a un bebé o niño que provenga de una familia sana.

Hábitos de alimentación saludables
Para la doctora Luisana Caraballo es fundamental que los padres mantengan hábitos de alimentación saludables para sus hijos.
Otra de las sugerencias es evitar la sobrealimentación, debido a que esto podría causar vómito, diarrea y dolor abdominal al infante. Además, la sobrealimentación podría resultar en enfermedades como la obesidad, diabetes e hígado graso.
“Una dieta saludable marca la diferencia en el desarrollo de un niño. Estos alimentos pueden convertirlo en un niño sano y feliz o en un niño enfermo y triste”, agregó.
Caraballo instó a los padres y cuidadores a respetar las señales de hambre y saciedad de sus bebés y niños. Además, afirmó que los niños aprenden por imitación, por lo que invitó a los adultos a cuidar la relación con los alimentos.
“Como padres debemos estar informados y predicar con el ejemplo, para que nuestros niños adquieran hábitos alimentarios saludables que perduren en el tiempo”, concluyó.