Los desastres en Ibrox Park dejaron una huella profunda en el fútbol y cambiaron para siempre las normas de seguridad en los estadios deportivos.
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A lo largo de la historia del fútbol, varias tragedias en eventos deportivos han sacudido al mundo. Estos episodios llevaron a una significativa evolución en la seguridad de los estadios, con reformas que buscaban prevenir desastres. Entre esos casos, los hechos ocurridos en Ibrox Park son un oscuro recordatorio de las vulnerabilidades de las infraestructuras deportivas del pasado.
Ibrox Park, ahora un estadio moderno y seguro, fue en su momento el escenario de tragedias que marcaron al fútbol escocés. Durante gran parte del siglo XX, este estadio albergó incidentes fatales que se cobraron la vida de decenas de personas, dejando una marca imborrable en la historia del Rangers Football Club y su hinchada.
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La historia de este recinto es un ejemplo de cómo los desastres en el fútbol pueden motivar mejoras y cambios drásticos en la seguridad deportiva.
Cuáles fueron las tragedias del desastre de Ibrox Park
A lo largo de su historia, este estadio sufrió varios desastres que marcaron a la comunidad futbolística de Escocia. El primer gran incidente ocurrió el 5 de abril de 1902, cuando la recién construida tribuna oeste del estadio se desplomó en pleno partido entre la selección local y la de Inglaterra. Las fuertes lluvias del día anterior habían debilitado los cimientos, lo que resultó en la caída de la estructura y la muerte de 25 personas, además de más de 500 heridos.
Tras esta tragedia, se implementaron cambios en la construcción de los estadios del Reino Unido, prohibiendo las estructuras de madera y promoviendo la creación de terraplenes más seguros. Sin embargo, a pesar de estas reformas, Ibrox seguiría siendo escenario de nuevos incidentes. En los años 60, la temida escalera 13, cercana a la estación de tren, se convirtió en un punto crítico de inseguridad. En 1961, dos personas murieron aplastadas en esas escaleras, y aunque se realizaron mejoras costosas, la sombra de la inseguridad continuaba sobre el estadio.
En 1971, un nuevo desastre golpeó al estadio. El 2 de enero, durante un clásico entre el Rangers y el Celtic, 66 personas perdieron la vida al ser aplastadas en la tribuna 13 cuando una estampida de hinchas se desató en su intento de abandonar el estadio. Aunque en un principio se atribuyó el desastre a la reacción de los aficionados que regresaban al escuchar un gol, la investigación oficial reveló que el incidente fue resultado de la multitud moviéndose en la misma dirección, incapaz de detenerse una vez que comenzaron a caer.
La tragedia de 1971 impulsó una revisión drástica de las normas de seguridad en los estadios. En 1975, la Ley de Seguridad en Recintos Deportivos estableció estándares más rigurosos, lo que llevó a reducir la capacidad del estadio y a emprender una remodelación profunda. Inspirados por las modernas instalaciones futbolísticas de Alemania, el Rangers transformó Ibrox en un espacio seguro y moderno, lo que culminó en su reinauguración en 1981 con una capacidad reducida y nuevas medidas de seguridad.
A lo largo de las décadas siguientes, el estadio continuó mejorando sus instalaciones. A pesar de las críticas iniciales por los espacios vacíos entre las tribunas, los cambios realizados permitieron al Rangers modernizar su estadio y consolidar su número de socios ampliando su capacidad hasta los 51.000 espectadores.