“Este es mi decimocuarto año haciendo esto”, subraya Foley, “he recorrido más de 3,000 kilómetros de senderos [de migrantes]. La mayoría de mis chicos son rastreadores titulados; sabemos leer el terreno, determinar la antigüedad de las huellas y saber si algo es viejo o nuevo. Sabemos cuántas personas viajan juntas y si llevan pesadas mochilas a la espalda”.
Foley refiere que su grupo cuenta actualmente con unas seis docenas de voluntarios que salen en operaciones fronterizas, a menudo durante una semana seguida. Recopilan información a través de cámaras de rastreo colocadas en los alrededores, graban desde lejos con drones y toman fotos o videos con cámaras montadas en catalejos.
‘Veterans on Patrol’ (VOP), con base en el condado de Pima, es otro grupo paramilitar que opera a lo largo de la frontera de Arizona. Su líder, Michael “Lewis Arthur” Meyer, un nacionalista cristiano con un amplio historial delictivo, ha declarado a WIRED que tampoco tienen previsto suspender sus operaciones. Pero VOP, que fue fundada inicialmente en 2015 por la preocupación por la tasa de suicidios de veteranos, pero se transformó en un equipo de vigilantes de extrema derecha, opera de manera diferente a Arizona Border Recon. Según el Southern Poverty Law Center, VOP ha “incorporado teorías conspirativas de QAnon en sus actividades también… bajo la premisa exagerada de que están rescatando a niños de pedófilos satánicos” (Veterans on Patrol también ha sido noticia recientemente por lanzar amenazas contra el ejército estadounidense, al que consideran responsable de fabricar el huracán Milton de octubre). Eso.
Dios estaba en la cárcel
Meyer declaró a WIRED que encontró a Dios tras pasar un tiempo en centros de detención de menores (y largos períodos de aislamiento) por una letanía de delitos violentos. Cree que las actividades fronterizas de su grupo están sancionadas por Dios y que no tiene que responder ante la ley federal. Sin embargo, ha seguido teniendo problemas con la ley. A principios de este año fue acusado de robar repetidamente tanques de agua que grupos humanitarios habían dejado para ayudar a los migrantes cerca de la frontera. También fue acusado de un delito de allanamiento de morada después de que él y otros miembros de su grupo se grabaran entrando en un rancho vacío que creían (falsamente) que era un centro de tráfico sexual de menores.
Él y otros miembros de VOP deciden qué migrantes son “buenos” y quiénes son “malos”, afirmando que ayudan a los primeros, incluidos mujeres y niños, mientras entregan a los segundos a los agentes federales.
A Meyer no le importa si sus actividades interfieren con los planes de Trump. “¿Quién le da autoridad a Trump para decidir quién es bueno o malo?”, argumentó Meyer a WIRED. “Nosotros tenemos la autoridad, porque nuestra autoridad viene de nuestro Dios altísimo”. El Southern Poverty Law Center dice que los miembros de VOP han sido “vistos blandiendo armas de fuego mientras patrullan el desierto en busca de escondites de los cárteles y de migrantes que cruzan la región”. Meyer indica que utilizan cámaras en tiempo real, drones y bengalas. “Básicamente toda la misma tecnología que tiene la Patrulla Fronteriza, excepto que no tenemos las mismas reglas”, advirtió. Meyer resalta que también llevan a cabo operaciones de sabotaje contra personas que creen que están implicadas en el tráfico de menores. “Patrullaje en línea, pirateo de cuentas de redes sociales, sabotaje de vehículos”, enumera, mencionando algunos ejemplos. Dice que ponen azúcar o agua en los depósitos de gasolina de la gente y plantan cajas de clavos en las carreteras, y asegura que incluso se ha ganado algunos “puñetazos” de los agentes de la patrulla fronteriza a lo largo de los años por sus actividades. WIRED no ha podido confirmar de forma independiente sus actividades de sabotaje ni sus supuestas interacciones con agentes fronterizos.
No son juegos
A principios de la década de 2000, el movimiento miliciano moderno (que se formó en la década de 1980 a partir de la animadversión hacia el gobierno federal) comenzó a centrar sus miras en los casi 3,000 kilómetros de frontera que Estados Unidos comparte con México. Esto supuso el resurgimiento de una larga tradición de vigilancia fronteriza estadounidense, plagada de violencia e ideología de supremacía blanca. (En la década de 1970, el Ku Klux Klan, dirigido por David Duke, lanzó su propia patrulla fronteriza para luchar contra el “problema de los extranjeros ilegales”). Esto ha continuado a lo largo de los años, a veces con consecuencias nefastas: en 2009, miembros de un grupo de vigilancia fronteriza llamado ‘Minutemen American Defense’ dispararon y mataron a una niña de 9 años y a su padre después de irrumpir en su casa en Arizona. En 2019, el líder de los Patriotas Constitucionales Unidos fue arrestado por cargos de posesión de armas después de que el grupo difundiera un video que mostraba a miembros del mismo deteniendo a 200 migrantes a punta de pistola en la frontera en Nuevo México.
Las milicias fronterizas bajo la primera administración Trump florecieron, envalentonadas por la creciente retórica antiinmigrante y nativista. Los Oath Keepers, que era una de las milicias más grandes hasta que su fundador y docenas de sus miembros fueron arrestados por su papel en los disturbios del Capitolio del 6 de enero, habían participado durante mucho tiempo en actividades fronterizas. (Este fue un punto de fricción entre algunas secciones, ya que algunos miembros consideraban que el vigilantismo fronterizo socavaba la autoridad de la Patrulla Fronteriza y, por tanto, iba en contra de su respeto por las fuerzas del orden). Al parecer, los Proud Boys se han desplegado en la frontera. Anecdóticamente, también se ha informado de células más pequeñas que salen en busca de personas que han cruzado la frontera sin autorización.
“A menudo no sabemos quiénes son los buenos y quiénes los malos”
A lo largo de los años, muchos de estos grupos han actuado con carta blanca de las autoridades locales. El sheriff Mark Lamb, del condado de Pinal, Arizona, declaró a Los Angeles Times que cree que las operaciones civiles a lo largo de la frontera son una actividad protegida por la Constitución, pero reconoció que el hecho de tener a un grupo de hombres armados vestidos de camuflaje puede crear ocasionalmente un quebradero de cabeza a las fuerzas del orden, porque “a menudo no sabemos quiénes son los buenos y quiénes los malos”. Lamb es un sheriff constitucional, lo que significa que cree que los sheriffs ostentan la autoridad suprema y solo responden ante Dios, no ante el Gobierno federal).
Una vez que Trump asuma el cargo, algunos paramilitares esperan tener la autoridad tácita del gobierno para participar en actividades de vigilancia en la frontera. En un grupo de Telegram en el que se autoidentifican miembros de distintas milicias, se ha hablado mucho de los planes de Trump para la frontera: “Me alegraría mucho que habilitaran a civiles para la guerra contra la invasión desde las fronteras”, escribió un miembro del chat. “Cuando alguien sugirió que los miembros de la milicia suspendieran las operaciones, fue acusado por otro miembro de ser un “federal” o una “víctima de las operaciones psicológicas de suspensión”.