CIUDAD DE MÉXICO (AP) — La presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, afirmó el martes que Estados Unidos es libre de designar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas pero que el único modo de combatirlos es de forma coordinada entre los dos países vecinos y con respeto a la soberanía de México.
Una orden ejecutiva firmada por Donald Trump el lunes, horas después de asumir como presidente, considera a los cárteles mexicanos y a otros grupos criminales latinoamericanos —como el venezolano Tren de Aragua y la salvadoreña Mara Salvatrucha (MS-13)— como una “amenaza para la seguridad del pueblo estadounidense, la seguridad de Estados Unidos y la estabilidad del orden internacional en el Hemisferio Occidental”.
“Todos queremos combatir a los cárteles de la droga”, señaló Sheinbaum al día siguiente de esa decisión. Pero “ellos en su territorio, nosotros en nuestro territorio”. Y recordó que el nuevo secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, apostó por privilegiar la cooperación.
El decreto, uno de los muchos aprobados en las primeras horas de la administración de Trump, no especifica qué cárteles mexicanos estarían incluidos en la lista y concede 14 días a diversos miembros de la nueva administración para que hagan sus recomendaciones al respecto.
Según el documento, “los cárteles han llevado a cabo una campaña de violencia y terror en todo el Hemisferio Occidental que no sólo ha desestabilizado países con una importancia significativa para nuestros intereses nacionales, sino que también ha inundado Estados Unidos de drogas letales, criminales violentos y bandas despiadadas”.
No está claro cuál podrá ser el impacto de la nueva medida. Según algunos académicos, podría impulsar una agenda más militarizada o dificultar el acceso a Estados Unidos de personas procedentes de los países donde operan esos grupos.
La orden se sumó, entre otras, a la declaración de una emergencia nacional en la frontera sur estadounidense, la promesa de imponer aranceles de 25% a México y Canadá desde el 1 de febrero, la intención de devolver a México a los solicitantes de asilo en Estados Unidos para que esperen fuera de territorio estadounidense su resolución y a la anulación de CBP One, una aplicación que permitía acceder a citas de asilo antes de llegar a la frontera común entre ambos países.
Trump también prometió en su campaña deportaciones masivas y ha amenazado con una intervención militar en México para combatir a los cárteles, algo que fue rechazado en su momento tajantemente por la presidenta Sheinbaum.
Designar a los cárteles como organizaciones terroristas es un debate que lleva años sobre la mesa y podría justificar o poner más fácil a Estados Unidos realizar operaciones unilaterales contra esos grupos, afirmó Vanda Felbab-Brown, una experta en crimen organizado de la Brookings Institution.
Pero, además, podría tener “implicaciones enormes desde el comercio hasta los migrantes”, agregó la investigadora.
A medida que los cárteles se han hecho con el control del lucrativo tráfico de migrantes es prácticamente imposible que estos y los solicitantes de asilo crucen México y otros países latinoamericanos sin pagar en algún momento a bandas o traficantes vinculados a ellos. Y en ese momento, las personas podrían quedar descalificadas para solicitar asilo, planteó Felbab-Brown.
Por su parte, Mike Vigil, exjefe de operaciones de la Administración de Control de Drogas estadounidense en el extranjero, la DEA, no preveía que la designación como terroristas impactara mucho en las operaciones diarias contra los cárteles, porque muchas de las facultades antiterroristas que tendrían las autoridades estadounidenses ya se emplean en la lucha contra el narcotráfico. “Es todo un teatro político”, manifestó Vigil.
En el plano logístico, la orden permitiría a Washington incautar activos de esos grupos, sancionar a ciudadanos estadounidenses que hacen negocios con organizaciones terroristas y bloquear el ingreso de sus miembros, acciones que ya se hacen.
“No va a permitir que Estados Unidos envíe tropas a México como mucha gente piensa, simplemente porque la gente olvida que México es un país soberano y sería un acto de guerra”, afirmó Vigil.
La medida llega en un momento en que la violencia de los cárteles se ha recrudecido en lugares como Sinaloa, en el noroeste mexicano, donde la detención en julio de uno de los principales líderes del Cartel de Sinaloa, Ismael “El Mayo” Zambada, desencadenó una guerra abierta entre sus seguidores y la facción rival formada por Los Chapitos, los hijos del encarcelado Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Llega también cuando las grandes organizaciones criminales, como el Cártel de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación, luchan por el control del territorio y el tráfico de drogas, armas y migrantes en distintas partes del país. Además, emplean herramientas cada vez más sofisticadas como drones que arrojan bombas o explosivos improvisados y han ampliado su alcance a áreas como el comercio de aguacates, con lo que miles de ciudadanos han quedado atrapados en el fuego cruzado y han muerto o desaparecido.
Algunos familiares de víctimas de esta violencia llevan años pidiendo que se considerara como terroristas a estas organizaciones porque confiaban en así se pudiera luchar mejor contra ellas.
Y este mismo mes, un juez acaba de ordenar a la fiscalía federal que investigue como terrorismo la masacre de nueve personas, la mayoría de de doble nacionalidad mexicano-estadounidense y todas mujeres y niños, en el norte de México en 2019, según indicó en sus redes sociales Adrián LeBarón, madre de una de las víctimas y abuelo de otras. La fiscalía dijo a AP no haber sido notificada todavía.
“Que se investigue por terrorismo es justicia no sólo para nosotros, también para cada pueblo y rincón del país donde una familia ha sido destruida”, escribió LeBarón en X el viernes pasado.
Tras a toma de posesión de Trump, aclaró: “Sí hay terrorismo y los grupos criminales son los protagonistas. Esto sin duda se debe atender. Pero los migrantes son aliados de la prosperidad de los pueblos y se les debe respetar como tal”.
