- Autor, Sarah Smith
- Título del autor, Editora de América del Norte, BBC
Cuando Jeffrey Goldberg publicó un impactante artículo que describía cómo algunos de los más altos funcionarios estadounidenses habían compartido información confidencial con él por error, obtuvo la primicia más importante del año.
El editor de The Atlantic también se convirtió en el blanco principal de todos los altos funcionarios de la administración de Trump en Washington.
En los últimos días, el presidente Donald Trump lo llamó “perdedor” y “sinvergüenza”, y el asesor de Seguridad Nacional de EE.UU., Michael Waltz, quien aparentemente agregó a Goldberg por error a un chat grupal a principios de este mes, lo describió como “mentiroso” y “escoria”.
Antes de convertirse en un foco de atención político, Goldberg observó en su teléfono cómo funcionarios del gabinete -incluidos el secretario de Estado de EE.UU., Marco Rubio; el secretario de Defensa, Pete Hegseth; el director de la CIA, John Ratcliffe; y la directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard- discutían los detalles sensibles, los plazos y los objetivos de una próxima operación militar en Yemen.
Y al parecer no se percataron de su presencia.
En una entrevista con la BBC, me contó que todo comenzó cuando recibió un mensaje en su teléfono a través de la aplicación de mensajería pública Signal, que permite a los usuarios enviarse mensajes cifrados.
La app es popular entre periodistas y funcionarios gubernamentales. Una cuenta a nombre de Waltz le había enviado un mensaje, que él asumió era un engaño.
“Me gustaría que hubiera algo de Le Carré aquí, ¿sabes?”, dijo refiriéndose al difunto novelista de espías británico John Le Carré. “Pero me invitó a la conversación. Dije que sí. Y de repente, estaba en un grupo de chat muy extraño con los líderes de seguridad nacional de Estados Unidos”.
Cuando las repercusiones del episodio se esparcieron por Washington, Waltz asumió la responsabilidad de añadir por error a Goldberg al chat grupal, sugiriendo que pretendía invitar a otra persona.
El funcionario insistió en que nunca ha conocido al editor, diciendo: “No lo reconocería si me lo encontrara, si lo viera en una rueda de identificación policial”.
Pero según Goldberg, ambos se han reunido varias veces, aunque se negó a entrar en detalles sobre su relación.
“Obviamente, puede decir lo que quiera, pero no voy a comentar sobre mi relación o no”, me dijo Goldberg. “Como reportero, simplemente no me siento cómodo hablando públicamente sobre las relaciones que pueda o no tener con personas que son noticia”.
Fuente de la imagen, Getty Images
Aun así, una cosa está clara: para contactar con alguien en Signal, es necesario tener la información de contacto de esa persona, y Waltz tenía el número de teléfono de Goldberg.
El principal asesor de seguridad ha declarado que le pidió a Elon Musk, multimillonario tecnológico y responsable de la eficiencia gubernamental de la Casa Blanca, que investigara cómo se produjo el error, una medida que Goldberg ridiculizó.
“¿En serio vas a obligar a Elon Musk a investigar cómo llega el número de teléfono de alguien al teléfono de otra persona? Por favor, la mayoría de los niños de 8 años podrían resolver eso”, indicó.
Hay una pregunta más importante: “¿Deberían ellos, como funcionarios de seguridad nacional, hacer esto en Signal desde su teléfono?”, preguntó Goldberg.
En su artículo del lunes en The Atlantic, el primero donde informó sobre su acceso al chat, Goldberg ocultó los detalles precisos que se compartieron en torno al bombardeo que atacó objetivos rebeldes hutíes en Yemen el 14 de marzo.
Pero los funcionarios de la administración Trump restaron importancia al artículo, llamando a Goldberg mentiroso y cuestionando sus afirmaciones de que se había compartido información clasificada.
Así que, dos días después, la revista publicó los mensajes de texto completos, incluyendo varios de Hegseth con detalles operativos.
Le pregunté si fue una decisión difícil.
“Cuando Donald Trump dijo que, en esencia, no había nada que ver aquí, y cuando Tulsi Gabbard y John Ratcliffe dijeron que no había información confidencial, ni información clasificada, etc., pensamos, bueno, nosotros no estamos de acuerdo con eso”, cuenta.
“Ellos están diciendo eso y nosotros somos los que tenemos los mensajes, así que quizás la gente debería verlos”.
Hay mensajes de texto en el chat grupal, enviados antes de la primera oleada de ataques, que detallan exactamente cuándo despegarían los aviones de combate F-18, cuándo caerían las primeras bombas sobre objetivos hutíes y cuándo se dispararían los misiles Tomahawk.
Fuente de la imagen, The Atlantic
Hegseth lo ha refutado, afirmando que los mensajes claramente no eran “planes de guerra” y que nada de eso era información clasificada.
El presidente Trump expresó su apoyo a Hegseth el miércoles, afirmando que estaba “haciendo un gran trabajo” y describiendo a Goldberg como un “sinvergüenza”.
La Casa Blanca también intentó argumentar que la información compartida no constituía técnicamente planificación de guerra.
Goldberg no pareció tambalear ante los insultos y afirmaciones de los funcionarios.
“Si Pete Hegseth, el secretario de Defensa, me envía un mensaje de texto diciéndome que el ataque está a punto de lanzarse contra Yemen, diciéndome qué tipo de aeronaves se usarán, qué tipo de armas se utilizarán y que las bombas caerán dos horas después de recibir el mensaje, eso me parece información confidencial, información de planificación de guerra”, declaró.
Esta no es la primera vez que el veterano editor es blanco de la ira de Trump: en 2020 publicó un artículo en The Atlantic donde altos oficiales militares citaron a Trump refiriéndose a los soldados estadounidenses caídos como “ingenuos” y “perdedores”, algo que el presidente y su administración negaron rotundamente.
Le pregunté a Goldberg qué opinaba de los virulentos ataques personales en su contra, provenientes de las más altas esferas del gobierno.
“Esta es su estrategia. Nunca te defiendas, solo atacas”, afirmó Goldberg. “Y allí estoy, ocupado en mis propios asuntos. Ellos me invitan a este chat de Signal y ahora me atacan diciendo que soy un sinvergüenza. La verdad, no lo entiendo”.
Fuente de la imagen, Reuters
Hasta ahora, Trump ha defendido a su equipo de seguridad nacional y no parece dispuesto a despedir a nadie por lo que él llama una “cacería de brujas” de la prensa.
Sin embargo, Goldberg afirma que existe una sensación generalizada en la Casa Blanca de que Waltz cometió un grave error, y también una gran preocupación por la forma como el incidente está siendo gestionado.
“Si eres un capitán de la Fuerza Aérea, que actualmente trabaja con la CIA y el Departamento de Estado, y gestionas mal la información confidencial, de la misma forma como ellos obviamente manejaron mal la información delicada, te despedirían y te procesarían”, señaló Goldberg.
Añadió que ahora hay cierto “revuelo” entre los miembros del personal por las aparentes diferencias en la forma como se aplican los estándares de rendición de cuentas a líderes de la administración Trump.
Goldberg no se quedó en el chat para presenciar las consecuencias. Decidió que lo responsable era abandonar el grupo. Algunos periodistas expresaron su incredulidad de que haya decidido retirarse voluntariamente
Pero lo que suceda a continuación se decidirá en la Casa Blanca y el Congreso, donde legisladores demócratas y algunos republicanos han exigido una investigación.
“En parte, me encantaría ver qué más está pasando ahí. Pero hay muchos problemas legales, éticos y de todo tipo en los cuales no puedo involucrarme”, indicó Goldberg. “Créanme que tomé esa decisión con un buen asesoramiento de varias partes”.
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