Tiene poco sentido que lo digamos nosotros cuando ya lo dice él mismo: “Me siendo muy bien, lo que me sale en el campo sale de forma natural. Mi adaptación ha terminado”. Así de contundente se mostraba Mbappé tras su ‘hat-trick’ ante el Valladolid en Pucela, el primero que anota con la camiseta blanca (en el caso de la noche del sábado en Zorrilla, naranja). Un encuentro en el que reconfirmó, si es que hacía falta, que su mejor versión ya es una realidad. Fueron tres tantos que evidencian lo profundo de su repertorio: en el primero, partiendo estático, combinó con Bellingham para romper una defensa ordenada; en el segundo, al galope, demostró que en campo abierto no hay nadie más rápido que él y que pese al esfuerzo, mantiene la claridad y el buen pie para definir; y en el tercero volvió a tirar el penalti con pose de especialista, y no como lo hizo en Liverpool y San Mamés.
Aquel partido, el de Bilbao, fue su Vietnam particular. “Toqué fondo”, reconoció él mismo. El Mbappé antes de aquel encuentro y el que se ha visto después tienen muy poco que ver: antes hizo 10 goles en 20 choques, promediando un gol cada 168 minutos; después de aquella derrota van ya 12 tantos en 12 duelos y su frecuencia de anotación se ha reducido más de la mitad, pues hace un gol cada 74 minutos.
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En el global de la temporada son 22 tantos en 32 encuentros, unas cifras que le sitúan en el entorno del mejor goleador que vistió nunca la camiseta del Madrid: Cristiano Ronaldo. El portugués alcanzó esas cifras en sus cinco últimas temporadas de blanco y la de su debut en el Madrid apenas pudo cerrarla con 32 goles, si bien se perdió buena parte del curso por lesiones o sanciones, disputando apenas 35 encuentros. Esos 32 goles son un objetivo muy alcanzable para Mbappé en estos momentos, siempre y cuando no medien lesiones que le impidan seguir jugando con regularidad.
Las cifras de Cristiano, eso sí, son harina de otro costal: el portugués hizo 450 goles en nueve temporadas en el Real Madrid, con una media de 50 goles por campaña. Pero Mbappé al menos está en disposición de mejorar la campaña de estreno. Y hay otra cuestión en la que se ha adelantado al que fuese su ídolo desde niño: la precocidad para conseguir tres goles en un partido con el Real Madrid. Lo ha hecho en su 19º partido de Liga, mientras que Cristiano lo hizo en el 27. Otro que lo hizo en su intento 19 fue Ronaldo Nazario. Y sólo fueron más rápidos Van Nistelrooy (2), Bale (9) y Adebayor (14).
Mbappé vs Lewandowski
El partido de Pucela fue la prueba viva de que la conexión de Mbappé con sus compañeros empieza a ser natural, casi un proceso biológico. Recibió una asistencia de Bellingham, para el 0-1; y otra de Rodrygo, para el 0-2. Son los jugadores que más goles han entregado a Mbappé esta campaña, cuatro cada uno. El gran reto de Ancelotti ahora pasa por conseguir que esa química no sólo no decrezca, sino que se expanda con Vinicius, que tampoco anda muy lejos (el brasileño ha asistido al francés tres veces este curso).
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Lo que está claro es que si algo le ha sentado bien a Mbappé ha sido el cambio de año. Las cifras lo respaldan: es el mejor goleador (entre todas las competiciones) de las cinco grandes ligas europeas, con ocho tantos. Supera a Foden (6), a Lewandowski (5) o Haaland (5). También a su compañero Rodrygo (5), otro que ha empezado como un tiro el año nuevo. Y la batalla que viene es la que le enfrenta con Lewandowski por el pichichi de la Liga: ahora mismo está el polaco por delante, 16 dianas, por 15 del francés, aunque el culé con un partido aún por disputar. El recorte de distancia de Mbappé en las últimas semanas de 2024 y las primeras de 2025 está siendo impresionante: tras el 0-4 del Bernabéu, en la jornada 11 de Liga, ‘Lewy’ sumaba 14 dianas por apenas seis de Kylian, a ocho de distacia. Hoy apenas es un tanto, con el polaco en sequía y el francés en racha, marcando nueve goles en las últimas ocho jornadas que ha disputado.
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