La obesidad en niños es un aténtico problema. Según una última investigación realizada por la Iniciativa de Vigilancia de la Obesidad Infantil (COSI, por sus siglas en inglés), España es uno de los países europeos (por detrás de Chipre, Grecia e Italia) con mayor prevalencia de obesidad infantil. De acuerdo a este informe, el 39% de los niños españoles de 7 a 9 años tiene sobrepeso y el 16% obesidad.
Mientras que la media europea de niños que consumen a diario verduras se sitúa en el 34%, en nuestro país solo ingieren este alimento cada día el 13% de los menores españoles. Ocurre lo mismo respecto al consumo diario de frutas (37% frente al 43% de la media de la Unión Europea).
Ante este panorama, la doctora Amanda Fernández-Menéndez, de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), explica a El Faro de Vigo que se trata de un “problemón” de salud pública que no ha dejado de aumentar en las últimas décadas.
Y es que, los últimos datos ponen de manifiesto que en torno al 30% de los niños y adolescentes tienen sobrepeso u obesidad. “Es un porcentaje de la población muy alto y aún se está estudiando el impacto que ha tenido la pandemia de la COVID-19”.
¿Por qué somos uno de los países con mayor obesidad infantil?
El Estudio sobre la Alimentación, Actividad Física, Desarrollo Infantil y Obesidad en España (ALADINO) resalta que desde el año 2011 las cifras de sobrepeso y obesidad infantil parecen haberse estabilizado, aunque todavía queda por recoger los datos pos-COVID-19.
La falta de ejercicio físico y el uso de teléfonos móviles está detrás del aumento de obesidad infantil / Freepik
El rápido incremento de los casos de obesidad infantil desde el comienzo de esta década es una preocupación para la Organización Mundial de la Salud (OMS), porque aunque las causas pueden parecer claras, se trata de un problema que tiene un origen multifactorial. Y en esto coincide la doctora Fernández-Menéndez, endocrina en el Hospital Fundación Jiménez Díaz de Madrid.
La especialista subraya que esto se debe principalmente a los malos hábitos de alimentación:
- Bajo consumo de frutas y verduras.
- Con una importante ingesta de productos ultraprocesados (con azúcares y harinas refinadas),.
- Falta de actividad física.
- Uso abusivo de pantallas como teléfonos móviles o tabletas que, genera, a su vez un sedentarismo desde edades muy tempranas. Y todo esto pese a que los expertos desaconsejan el uso de estos dispositivos en niños menores de 2 años.
Pero no son los únicos factores desencadenantes de la obesidad infantil.
- “Nos encontramos con muchos problemas de sueño, que están relacionados con la utilización de las pantallas, ya que muchos niños y adolescentes se quedan hasta altas horas de la madrugada con el teléfono móvil”.
Y esto produce una desregularización de los patrones de sueño que a nivel hormonal también “facilita el acúmulo de grasa”.
Pero no todo son malas noticias…
Aunque todos estos datos deben hacer reflexionar a la población en general y servir a las administraciones públicas para actuar de inmediato contra esta epidemia silenciosa, la doctora señala que en edad pediátrica es posible hacer “cambios” con mucha facilidad porque los niños de 6-9 años son todavía muy “permeables”.
Son los que se denominan “ventanas de oportunidad”. Sin embargo, no hay que olvidar que un 84% de los niños que padecen sobrepeso u obesidad, también sufrirán este problema cuando sean adultos.
Las enfermedades asociadas a la obesidad, como la presión arterial alta, niveles altos de colesterol o enfermedades cardiovasculares, “tradicionalmente se desarrollan más en la etapa adulta”.
La prevención es el mejor tratamiento para la obesidad / Freepik
Tratamiento de la obesidad infantil
El primer paso para evitar el sobrepeso o la obesidad infantil es la prevención. Esto se hace a distintos niveles. Desde Atención Primaria, con programas de concienciación, desde la familia, tomando conciencia de qué se compra y cómo se cocina, y también desde el colegio para propiciar los cambios en la alimentación.
Dependiendo del caso, el menor podrá ser valorado por un equipo multidisciplinar, que va desde un endocrino, un nutricionista, un preparador físico, cirugía metabólica… Por ello, es importante que el especialista estudie la rutina del niño, sus hábitos alimenticios, actividad, conductas… para establecer un plan personalizado con prácticas más saludables.
Cambios que se pueden hacer desde casa
- Optar por alimentos frescos, de temporada, como frutas, verduras y hortalizas.
- Planificar el menú de la semana para tener en cuenta que cumplen con los cinco grupos básicos principales de alimentos: granos, verduras, frutas, productos lácteos y proteínas. Y priorizar técnicas de cocina más sanas como al vapor, plancha, wok…
- Intentar, en la medida de lo posible, que el niño realice cinco comidas al día. Siempre sin obligar.
- Limitar el tiempo que pasa delante de una pantalla, ya sea el teléfono móvil o el televisor.
- El ocio familiar es una opción ideal para incluir la actividad física: compartir tiempo en familia a la vez que se practica algún deporte.
