- Marruecos, aliado estratégico de EEUU fuera de la OTAN
- Consulado en Dajla
- Las relaciones hispano-marroquíes ante la presión estadounidense
- Marruecos ante el dilema Israel-Palestina
Después de haber logrado avances significativos durante el primer mandato de Donald Trump, Marruecos quiere garantizar la sostenibilidad de los beneficios políticos y económicos derivados de ser un socio estratégico de Estados Unidos en el Norte de África. En este sentido, el regreso de Trump a la Casa Blanca constituye una nueva oportunidad para fortalecer las relaciones marroquíes-estadounidenses.
Unas relaciones que han experimentado un desarrollo significativo durante los últimos años, gracias al apoyo por parte del presidente estadounidense Donald Trump, a finales de su primer mandato, de la solución marroquí para la soberanía del Sáhara Occidental, como postura oficial de Estados Unidos.
Esta postura, de extrema importancia para resolver de manera definitiva la disputa sobre el Sáhara Occidental, refleja la voluntad de ambas partes de consolidar sus relaciones económicas, políticas y diplomáticas, que tienen más de dos siglos de historia. El país norteafricano busca, hoy en día, profundizar en estas relaciones a fin de seguir adelante en su camino para el progreso y la prosperidad de los territorios del sur.
Las relaciones diplomáticas entre el Reino Alauí y los Estados Unidos están entre las más antiguas del mundo y se remontan a 1777, cuando Marruecos fue el primer país en reconocer a los Estados Unidos de América después de su declaración de independencia. Estos vínculos han ido evolucionando con el tiempo en diversos ámbitos como la diplomacia, la política, la economía, la defensa y la cultura.
Marruecos, aliado estratégico de EEUU fuera de la OTAN
En su primer mandato, la Administración Trump reconoció la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara Occidental como parte de los acuerdos de normalización entre Marruecos e Israel. En su segundo mandato, se espera que Trump continúe este apoyo para fortalecer su alianza con el país norteafricano, su aliado estratégico más importante del país fuera de la OTAN.
Uno de los ámbitos más relevantes de esta alianza es la cooperación militar con Marruecos, especialmente en materia de la lucha contra el terrorismo y la seguridad del Sahel. La alianza con Marruecos es clave para que Estados Unidos logre mantener la estabilidad regional, para lo cual es necesaria una mayor asistencia militar y de tecnología avanzada.
En paralelo con esta cooperación militar, ambos países pretenden impulsar el comercio bilateral y la inversión de Estados Unidos en Marruecos, particularmente en sectores estratégicos como las energías renovables y la industria. En este sentido, el país norteafricano es la puerta de entrada al continente para las empresas y, por medio de la nueva Carta de Inversiones y de la iniciativa real denominada Fachada Atlántica, busca atraer grandes inversiones estadounidenses al país.
En el contexto de la competencia internacional que se intensifica en África, el Gobierno de Trump puede contar con Marruecos como socio estratégico y líder africano en varios sectores, para reducir la influencia de China y Rusia en el continente. La posición geográfica de Marruecos y sus estrechas relaciones con los países africanos le permiten desempeñar un papel fundamental en esta línea, reforzando así su posición como asociado regional de los Estados Unidos.
En materia económica y de desarrollo, Marruecos se ha comprometido a fortalecer las alianzas con los Estados Unidos por medio de la firma de varios acuerdos económicos y comerciales, como el Acuerdo de Libre Comercio, que entró en vigor en 2006. Además, la cooperación en el campo de la educación y los intercambios culturales entre sendos países han experimentado un desarrollo muy importante en los últimos años.
Consulado en Dajla
El regreso de Trump al poder es una nueva oportunidad para que Marruecos fortalezca su posición hacia una solución definitiva del conflicto del Sáhara Occidental. El Gobierno marroquí espera que el apoyo de Estados Unidos contribuya a consolidar sus logros diplomáticos frente a las tensiones con Argelia, que sostiene al Frente Polisario.
A pesar de que la Administración del expresidente demócrata Joe Biden no activó la decisión de la anterior Administración Trump de abrir un consulado de Estados Unidos en Dajla, el subsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Medio Oriente, Joy Hood declaró, durante su visita a Marruecos y su reunión con el ministro de Exteriores marroquí Nasser Bourita, que “el reconocimiento por los Estados Unidos de América de la soberanía del Reino sobre el Sáhara sigue siendo inalterado”.
El reconocimiento de la postura marroquí sobre el Sahara por parte del presidente de los Estados Unidos Donald Trump representó un acontecimiento muy importante y un hito en la historia de las relaciones entre ambos países que buscan actualmente fortalecer sus asociaciones económicas.
De hecho, el factor económico desempeña un papel crucial en la pronta apertura de un consulado estadounidense en los territorios del sur, como forma de hacer efectivas la diplomacia y política de la resolución estadounidense.
En este sentido, el nuevo presidente de los Estados Unidos prometió 3.000 millones de dólares para proyectos de inversión en Marruecos, en paralelo con la prevista inauguración de un consulado americano en Dajla, lo cual estrecharía la relación americana no sólo con Marruecos, sino también con todo el continente africano, aprovechando también todo lo que pueda ofrecer la iniciativa Fachada Atlántica del Rey Mohamed VI.
Las relaciones hispano-marroquíes ante la presión estadounidense
Durante los primeros días de mandato del presidente Donald Trump ha quedado patente y explícita la animadversión hacia la Unión Europea en general, lo que ha causado preocupación en algunos países europeos como España, que teme que el fortalecimiento de la alianza entre Estados Unidos y Marruecos tenga un impacto indeseado sobre el equilibrio regional o afecte los intereses españoles en la región.
No cabe duda de que la cooperación militar entre los Estados Unidos y Marruecos se ha fortalecido considerablemente. Desde la edición española del diario Huffington Post señalaban que esta relación constituye una “fuente de preocupación para España, que podría ver en la creciente posición de Marruecos como una importante fuerza militar apoyada por Estados Unidos, una posible amenaza”.
No obstante, los Estados Unidos también interesados en la calidad de las relaciones marroquíes-españolas como aliados clave, al margen de posibles tensiones entre ellos. Por esta razón, las relaciones hispano-marroquíes podrían incluso gozar de mayores ventajas bajo el segundo mandato de la nueva Administración estadounidense. Hay que recordar que la mediación, a través de su entonces ministro de Relaciones Exteriores, Colin Powell, para resolver el conflicto entre España y Marruecos por la Isla de Perejil prueba la importancia de mantener buenas relaciones bilaterales entre España y Marruecos para el nuevo Gobierno de Trump.
No hay que perder de vista que ambos países son importantes aliados de los Estados Unidos en la lucha contra el terrorismo, así que la nueva Administración estadounidense podría conciliar sus políticas exteriores para salvaguardar los intereses de sus aliados y proteger sus intereses comunes.
Además, no se puede negar la alianza estratégica que une Marruecos, España y Portugal, para la organización conjunta de la Copa del Mundo de fútbol de 2030, que es un factor más que fortalecerá las futuras relaciones entre Rabat y Madrid en los ámbitos, económicos y culturales.
Un punto común entre España y Marruecos que podría constituir un contratiempo u objeto de presión por parte de Estados Unidos es su posición sobre la cuestión palestina, particularmente el establecimiento del Estado Palestino con Jerusalén Este como capital, de conformidad con las resoluciones internacionales.
Marruecos ante el dilema Israel-Palestina
La relación de Marruecos con el segundo Gobierno de Trump puede centrarse en cuestiones estratégicas comunes, como la cooperación en materia de seguridad, el apoyo a la soberanía de Marruecos sobre el Sáhara y el fortalecimiento de la asociación económica. Pero si Washington considera que Rabat muestra reservas hacia la ampliación de la normalización, las relaciones entre Marruecos y EEUU podrían cuestionarse.
Aunque la experiencia ha demostrado que la negociación de los Acuerdos de Abraham, firmados por Estados Unidos, Marruecos e Israel no impuso costosas concesiones estratégicas en las posiciones históricas del país norteafricano hacia la causa palestina, la vuelta de Trump a la Presidencia podría poner al Reino Alauí de nuevo ante el dilema de la normalización con Israel, por un lado, y la defensa de la causa de Palestina, por otro.
En cuanto a la normalización marroquí-israelí, la Administración Trump no descartaría, según los analistas del panorama político actual, presionar a Marruecos para que tome medidas adicionales de normalización con Israel, como el intercambio de embajadas y la promoción explicita de la cooperación económica o política entre ambos países.
Estas posibles medidas forman parte de una estrategia estadounidense para fortalecer los Acuerdos de Abraham y consolidar la alianza árabe-israelí contra Irán. Por el contrario, Marruecos puede beneficiarse de esta presión para obtener apoyo adicional de EEUU en cuestiones regionales o económicas.
En este contexto, se espera que Trump siga presionando a los estados árabes para fortalecer sus relaciones con Israel y promover una normalización más amplia que involucre a otros estados árabes, con incentivos económicos y militares a cambio, para promover la estabilidad que sirve a los intereses de Estados Unidos e Israel en la región.
El nuevo presidente de los Estados Unidos podría tratar de imponer “soluciones definitivas” que satisfagan plenamente a Israel, como debilitar el papel de la UNRWA y ampliar el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel, lo que profundizará la división dentro del mundo árabe sobre la cuestión palestina y presionará a Marruecos en su condición de defensor histórico de la causa palestina.