Texto: Hugo León
Ayer, Cuba perdió a uno de sus más grandes actores, Mario Limonta, quien falleció en La Habana a los 88 años. Faltaban apenas unas horas para que la sala de su apartamento en el Vedado se llenara de amigos y artistas que como cada año lo visitaban para celebrar su cumpleaños.
Su luz se apagó un día antes de lo que debía ser una celebración de vida, confirmaron fuentes oficiales este sábado y la noticia se extendió rápidamente en redes sociales, porque Mario Limonta era sin dudas uno de los galanes de Cuba, un primerísimo actor con una importante huella en el arte de la isla.
El actor había sido ingresado de emergencia el jueves último, y tras una intervención quirúrgica, fue llevado a terapia intensiva para su recuperación. El sábado, sin embargo, su estado de salud empeoró y falleció.
Mario Limonta, el caballero de la radio cubana
Mario Limonta dejó una huella imborrable en el teatro, la radio, la televisión y el cine cubano.
Nació en Santiago de Cuba en 1936 y desde muy joven fue declamador en la emisora radial local, luego, para 1955, llegaría a La Habana para estudiar Derecho pero abandonó la carrera y se dedicó por completo a su verdadera pasión: la radio.
Desde 1959 comenzó a participar en numerosos espacios del entonces llamado Circuito Nacional Cubano, que se convertiría poco después en Radio Rebelde.
Con una carrera que abarcó más de seis décadas, su talento y versatilidad lo convirtieron en uno de los actores más queridos del país. Desde personajes icónicos en radionovelas hasta interpretaciones memorables en el cine, Limonta fue un maestro de la emoción, capaz de transportar al público con su voz profunda y su presencia inigualable.
Uno de los papeles más importantes de Mario Limonta en la radio llegó en el famosísimo programa “Alegrías de Sobremesa”, donde interpretó a Sandalio El Bolao. También marcó época con el Sargento Arencibia en el programa “San Nicolás del Peladero”.
En el cine igualmente hizo historia, con su participación en las producciones “El Brigadista”, “Miel para Oshún”, “De cierta manera” y otras.
No puede hablarse de Mario Limonta sin mencionar el gran amor de su vida: la también legendaria actriz Aurora Basnuevo, fallecida en 2022. Juntos, formaron una de las parejas más admiradas y queridas del mundo artístico cubano. Su relación fue un ejemplo de amor, complicidad y respeto, y su historia de vida compartida se convirtió en una inspiración para generaciones.
Ambos compartían no solamente el talento y la picardía en los escenarios que compartieron, sino una calidez humana que los hizo inolvidables tanto en la radio, la televisión y el teatro, como fuera de ellos.
Si se trata de premios, Mario Limonta tuvo decenas, incluyendo el premio Actuar, por la obra de toda la vida, y el Premio Nacional de Televisión, pero fue el reconocimiento de su pueblo el más grande premio que pudo tener.
Cuba despide a uno de sus íconos de la cultura, coinciden cientos de publicaciones en redes sociales.
Descansa en paz, maestro.
