Cuando le la noticia sobre la detencin de Mahmoud Khalil, graduado de la Universidad privada de Columbia, en Nueva York, record el activismo en los campus de la prestigiosa universidad y de Barnard, la facultad de mujeres afiliada a Columbia, en la poca en que estudi en Barnard. Era principios de dcada de los 80 y formaban parte de la mitologa estudiantil las revueltas que a finales de los 60 del siglo pasado sacudieron ambas instituciones por las protestas en contra de la guerra de Vietnam y la segregacin racial.
Hamilton Hall lleg a ser epicentro de una ocupacin que dur cuatro das antes de que intervinieran las autoridades. En mis tiempos, un annimo alumno, Barak Obama, cursaba estudios en Columbia mucho antes de que llegara a ser el primer presidente negro del pas y de que Donald Trump, un empresario con aspiraciones presidenciales, lanzara el bulo, por medio del movimiento Birther, de que Obama no haba nacido en Estados Unidos, sino en Kenia, y que poda estar vinculado a la organizacin terrorista Estado Islmico. Eran los primeros brotes del germen trumpista.
Volvamos al arresto de Khalil el pasado 8 de marzo, cuando agentes de inmigracin se lo llevaron de su apartamento, en dependencias de Columbia, y lo trasladaron a un centro penitenciario en Louisiana. En el momento de su detencin, Khalil, nacido en Siria y de origen palestino, tena un permiso de residencia permanente, lo que, segn las leyes del pas, otorga los mismos derechos constitucionales de los que goza una persona nacida en Estados Unidos. Adems, su esposa, embarazada de ocho meses, es una ciudadana estadounidense.
Cuando los agentes irrumpieron en su hogar, lo hicieron sin una orden de detencin por haber cometido un delito o crimen violento. Sencillamente, arguyeron que se le revocaba su estatus por estar “alineado con Hamas”, una vaga acusacin que, al menos en el momento de su arresto, no fue respaldada por evidencia alguna, salvo la potestad que se reservaba el secretario de Estado, Marco Rubio, de expulsar a un extranjero por “tener motivos razonables de que su presencia o actividades en los Estados Unidos potencialmente podran tener serias consecuencias para Estados Unidos en poltica exterior”.
Qu sabemos de Mahmoud Khalil? Graduado de la Escuela de Asuntos Internacionales de Columbia (SIPA), en la primavera de 2024 destac por liderar en el campus las protestas propalestinas, despus de los ataques de la organizacin terrorista Hamas el 7 de abril de 2023 contra la poblacin civil en Israel que provocaron la ofensiva del gobierno de Benjamin Netanyahu en Gaza.
Irie Sentner, un ex estudiante de periodismo en Columbia que cubra los acontecimientos en el campus, lo recuerda as en un artculo publicado en Politico: “Durante toda la tormenta poltica, Khalil y la administracin, incluidos al menos dos catedrticos, se sentaron a negociar da y noche, aunque nunca se lleg a un acuerdo”. Khalil se mostr siempre a cara descubierta como portavoz y negociador en momentos voltiles que tambin se vivieron en otras universidades del pas. Pero, una vez ms, Columbia acapar los titulares como lo hizo en 1968.
Slo que, en esta ocasin, lejos de haber unidad en el alumnado, un buen nmero de estudiantes judos se sinti “acosado” por los manifestantes a favor de la causa palestina y en contra del “genocidio” de Israel que acampaban en los jardines de la estructura neoclsica enclavada en el alto Manhattan. Emulando a los estudiantes del 68, un grupo de activistas pro Palestina (Khalil no era una de ellos) tom Hamilton Hall antes de ser desalojado por la polica y enfrentar cargos por allanamiento de una propiedad privada.
Aunque la mayora de los manifestantes se expres pacficamente, hubo episodios de tensin y hasta en el profesorado surgieron fisuras: los que defendan el derecho a manifestarse, con una larga tradicin en ambos campus, y los que consideraban que no se podan tolerar protestas “disruptivas” que pudieran exhibir una corriente “antisemita”. En medio de la vigilancia policial, los propios estudiantes judos tambin expresaban divisin: los que se sumaban a las “sentadas” por estar en contra de las polticas de Israel, y no necesariamente a favor de Hamas, y los que lo perciban como una justificacin de la violencia contra la existencia del Estado de Israel.
Entre las propias organizaciones judas -con la Liga Anti Difamacin a favor de la eventual deportacin de Khalil mientras que miembros de Judos por la Paz recientemente irrumpieron en la Torre Trump, en Nueva York exigiendo su liberacin-, se aviva el debate en torno a que el “antisemitismo” sea la excusa que esgrime este gobierno para erosionar un derecho que, de manera arbitraria, el Ejecutivo decide que incurre en una “actividad antiamericana”. Son ecos de la caza de brujas que se desat en la dcada de los 50 bajo el macartismo.
A raz del arresto de Khalil, Trump ha asegurado que se produciran ms detenciones de quienes ejercieran el “antisemitismo”. El presidente tiene la vista puesta en su cruzada contra las grandes universidades liberales del pas, que, tanto para l como su vicepresidente, J.D. Vance, son una suerte de madrasas woke a las que hay que doblegar. Si no, basta con escuchar un discurso de Vance en 2021, en el que declara que “las universidades son el enemigo”. Aunque durante la campaa presidencial el trumpismo se erigi como defensor del “absolutismo de la primera enmienda”, una vez instalados en el poder se muestran selectivos con este derecho constitucional.
El caso de Khalid es la prueba de que para los MAGA el derecho a la libre expresin slo es vlido si se ajusta a sus preceptos. A diferencia de los neonazis y la militancia en el Ku Kux Klan, grupos legales siempre y cuando no incurran en acciones violentas, el trumpismo persigue con saa lo que identifica como “antisemitismo” derivado de la defensa propalestina, un prejuicio que, por discutible o reprobable que sea, no es ms perseguible que el de los supremacistas blancos que exhiben saludos nazis.
Por lo pronto, un juez en Nueva York ha bloqueado las maniobras del Gobierno para deportar a un residente legal sin condena por crimen alguno y la Unin Americana de Libertades Civiles (ACLU) se ha unido al equipo de abogados de Khalil por lo que considera “un arresto ilegal” como “represalia” por sus ideas polticas. A todas luces, Trump y su entorno pretenden criminalizar el activismo poltico de Khalil y el peligro radica en que le “fabriquen” un caso para lograr su objetivo.
Poco despus de su arresto, la Casa Blanca le comunic a la Universidad de Columbia que le retiraba 400 millones de dlares en fondos federales por su “pasividad ante el acoso antisemita” y vigilar sus currculos acadmicos. Como no hay nada ms cobarde que un milln de dlares, la administracin no ha tardado en modificar sus directrices para aplacar a un gobierno que en estos momentos arremete en las cortes contra la autonoma de al menos 50 universidades del pas.
Es el particular arancel que el trumpismo les impone a instituciones acadmicas a las que, segn Vance se deben “atacar agresivamente”. Mahmoud Khalil es el primero en la larga lista de una represiva purga ideolgica con un amplio tiro al blanco y que slo acaba de comenzar.