
La capacidad de adaptarse a las condiciones de un enfrentamiento como el que actualmente se vive entre México y Estados Unidos, es lo que hace grande a un país, aunque este parezca pequeño. Adaptarse implica buscar caminos posibles y realizables.
En este sentido, la imaginación juega un papel crucial para salir adelante, aportando nuevas ideas a la mesa, incluso aquellas que pueden parecer insólitas. En cualquier negociación o mediación es fundamental identificar los puntos delicados y encontrar la manera de resolverlos.
Hemos visto en las últimas horas cómo el gobierno de Estados Unidos ha presionado para que se atiendan asuntos relacionados con el tráfico de fentanilo hacia su territorio.
Es importante señalar que los cargamentos de fentanilo que llegan a Estados Unidos provienen, en gran parte, de la combinación de precursores químicos procedentes de China, los cuales son procesados en México junto con otros tipos de ansiolíticos.
La clave de la relación con Estados Unidos radica en la habilidad de México para adaptarse a estas circunstancias. Nuestro país tiene en sus manos su propio futuro y debe encontrar una solución al problema del fentanilo. No es casualidad que México haya sido uno de los principales mencionados en el reciente informe del presidente estadunidense ante el Congreso norteamericano, donde se nos señala como productores y facilitadores de esta droga.
Responsabilidad
¿Qué quiere realmente Estados Unidos de México? Más detenciones, sin duda.
Sin embargo, es importante comprender que no solo buscan capturar narcotraficantes, sino algo más.
La verdadera habilidad de México estará en descifrar qué es exactamente lo que desea Estados Unidos y negociar con inteligencia para frenar la gran amenaza que representa esta crisis.
Está en nuestras manos resolver este conflicto. Debemos hacer lo necesario para llegar a una mediación efectiva con Estados Unidos. No es una tarea imposible; se trata de proponérselo y encontrar soluciones, como los buenos negociadores que los mexicanos sabemos ser.
Ahora, esta responsabilidad recae en el gobierno federal, donde sus integrantes tienen la posibilidad de alcanzar una mediación que beneficie a ambas naciones.