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EUGENIO MUÑOZ
MARANELLO
Actualizado
Son semanas ajetreadas en la Gestione Sportiva de Ferrari, la parte de competición de la icónica marca italiana. Tras aterrizar como un huracán en la temporada 2025 de la Fórmula 1, todas las miradas se posan sobre ellos. No es para menos, pues une a Charles Leclerc con Lewis Hamilton, el piloto más laureado en activo. Pero el lío viene de lo deportivo. Hamilton hizo el peor debut de un piloto ‘rojo’ desde Badoer. Después lo compensó ganando, por primera vez, al llevarse el sprint de China. Y llegó la hecatombe: los dos SF-25 acabaron fuera de la carrera de Shanghái (terminaron 5º y 6º) por infracciones técnicas.

El SF1000, en la fábrica.FERRARI
Ferrari está en boca de todos. Pero Ferrari tiene algo superior. Sigue siendo el foco del motor, a la que todos miran. Y MARCA lo pudo comprobar de primera mano al conocer sus secretos. Desde su fábrica, en la que nadie puede grabar ni visitar sin el permiso especial. Hasta su historia, que representa la sala de los campeones del museo de Maranello. 18 años se cumplirán en 2025 sin un campeón del mundo de Fórmula 1 si Leclerc o Hamilton no se llevan el título.
Pero Ferrari es mucho más. Parte de lo místico. Empieza en lugares como el Ristorante Montana, donde Michael Schumacher, Sebastian Vettel o Fernando Alonso amaban ir. Allí se inundan los recuerdos de rojo, los premios y la devoción por el Káiser. Un cuadro gigante, un casco (al lado del de su hijo Mick) y el alerón delantero con el que aterraba al mundo en 2004. En ese coqueto restaurante la unión es total y en cualquier momento alguien se puede cruzar, como ocurrió con MARCA, con Piero Ferrari. El único hijo en vida de Enzo. Una de las personas más influyentes de la historia del deporte de motor.
Desde ahí se vislumbra Fiorano, otro atractivo único. Y aunque no se celebran carreras desde hace una década, la pista de pruebas es un lugar ‘santo’. Y en cuanto asoma un coche, empieza la magia. Por ejemplo, no es de extrañar ver al que dicen que será eléctrico de la marca italiana totalmente camuflado. Ya está probándose. “¿Un Ferrari que no suena?”, preguntan los curiosos. Pero es Ferrari, con eso vale. Y eso que todavía no se sabe ni su nombre.

Edificio de Ferrari Gestione Sportiva.FERRARI
Donde todo pasa
El centro de todo es la fábrica. Allí empieza la magia. Desde sus motores, hasta la zona de ensamblaje. La joya es el Daytona SP-3, del que solo habrá 599 unidades y todas ya están asignadas. Uno al día nace de Maranello y cuando lo prueban los mecánicos e ingenieros retumba por todas las calles de la fábrica. Aproximadamente, los transalpinos producen unos 25 coches al día. Un número muy inferior a los miles de la industria china, por ejemplo. Pero es Ferrari, con el cuidado de todo. La importancia de lo hecho a mano y un proceso minucioso. Va desde su motor, pasa por las más de 30 estaciones de montaje y acaba en los interiores que se confeccionan en la fábrica. Todo llega al producto final que muy pocos pueden disfrutar.
Muy cerca está la parte deportiva. Pasa por el túnel de viento, donde también Haas trata de mejorar en sus sinergias con Maranello. Nació a finales de la década de los 90 y no, es lógicamente como el modernísimo de Aston Martin en Silverstone. Pero sigue funcionando, como demuestra la potencia de la ‘Scuderia’ con la reglamentación actual. Solo McLaren está por delante y el SF-25, por lo menos, parte de un concepto que debería ser candidato a ganar.
El departamento de competición se vuelca en ámbitos claros. La F1, casi un secreto de estado al que no se puede acceder, la resistencia, con los trofeos de campeón de las 24 Horas de Le Mans muy presentes y los clientes, que por ejemplo ya han adquirido el coche de 2023 que Hamilton utilizó en pretemporada. El mismo que estrelló en un test de Barcelona, curiosamente. Algún afortunado, que ha desembolsado como mínimo cinco millones de euros, lo tendrá para su uso y disfrute.

Scuderia Ferrari driver Lewis Hamilton of Britain comes through the pitlane during the 2025 Formula 1 Chinese Grand Prix. EFE/EPA/ALEX PLAVEVSKI / POOL
El reto
Ferrari, en global, es un todo en conjunto. Es una parte de mística, porque siguen colgando banderas al ganar y provocando el retumbar de las campanas de la Iglesia de Fiorano Modenese cuando el coche rojo cruza primero la meta. Respeta a la historia, con las plazas de Michael Schumacher o Gilles Villeneuve todavía recorridas con devoción. Pero tiene el reto. De no dejar de ser Ferrari, en una sociedad que avanza a toda velocidad. Y de ganar en los mejores escenarios.
La doble descalificación en Shanghái no es el camino, desde luego. Pero en la ‘Scuderia’ insisten: no se repetirá. Afrontarán un triplete en el que deberán decir para qué están preparados en 2025 si no quieren que McLaren ponga la directa al título con Lando Norris y Oscar Piastri.