El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, que asumirá el poder el 20 de enero, prometió implementar un plan de deportaciones masivas en ese país que podría afectar a 47.000 inmigrantes indocumentados en Philadelphia.
Durante la campaña electoral, Trump manifestó su intención de llevar a cabo el “mayor programa de deportación en la historia de Estados Unidos”. Para poder cumplir su propósito, adelantó que invocaría poderes de emergencia y herramientas legales como la Ley de Enemigos Extranjeros, una norma de 1798 que permitiría detener y deportar a individuos considerados una amenaza.
Según The Philadelphia Inquirer, el plan del mandatario republicano incluiría medidas como ampliar la capacidad de detención y desplegar a los agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, según sus siglas en inglés).
Si bien los expertos consultados por el medio local señalan que ejecutar un programa de deportaciones masivas de la magnitud de la anunciada por Trump requeriría un esfuerzo sin precedentes —el costo estimado de deportar a 13 millones de personas podría superar los 315.000 millones de dólares, según un estudio del American Immigration Council—, las comunidades de inmigrantes y las organizaciones defensoras de sus derechos están en alerta.
Organizaciones como el New Sanctuary Movement de Philadelphia se preparan para luchar contra las políticas migratorias anunciadas por Trump. Según estimaciones oficiales, 47.000 indocumentados que viven en esta ciudad podrían estar en riesgo de ser deportados.
La cifra forma parte de un total de 153 mil para todo el estado de Pensilvania. “Nos estamos preparando como si todo lo que dice se fuera a cumplir”, afirmó Blanca Pacheco, codirectora de esa entidad.
Grupos pro-inmigrantes anticipan una fuerte oposición en las calles y en los tribunales. “Es fundamental que los inmigrantes conozcan y ejerzan sus derechos”, subrayó a The Philadelphia Inquirer, Hyeonock Lee, del Worri Center, una organización de justicia asiático-americana en Lansdale, Pensilvania. Añadió que “es importante que sepan que hay otras personas que pueden comprender sus experiencias y en quienes pueden apoyarse y obtener recursos”.
La preocupación ya se siente en las comunidades de inmigrantes de Philadelphia. “Será malo, pero no sé qué tan malo será”, dijo E., un indocumentado de 24 años que trabaja en un local de comida rápida de esa ciudad. El joven le contó a este medio local que llegó a Estados Unidos desde su país natal, Ecuador, hace poco más de un año, en busca del “famoso sueño americano”.
“No te van a preguntar: ‘¿Eres una buena persona? ¿Es usted un criminal? Van a hacer lo que van a hacer”, agregó el joven, quien teme por su futuro en el país.
Aunque Trump buscará acelerar los procesos de deportación, los expertos destacan que el sistema actual enfrenta grandes limitaciones. En 2020, solo el 18% de los casos de deportación ordenados se llevaron a cabo, según el Migration Policy Institute. Además, las cortes de inmigración tienen un retraso de 3,7 millones de casos, lo que podría dificultar una implementación rápida de las medidas.
A esta situación se suma que algunos países, como Venezuela y Corea del Norte, no tienen acuerdos de deportación con Estados Unidos, lo que complicará el proceso para ciertos grupos de inmigrantes.