La colaboración se ha convertido una de las máximas dentro del sistema sanitario. En los últimos se ha puesto sobre relieve la importancia que adquiere la cooperación de los profesionales de las distintas áreas. Enfermeras, TCAE, odontólogos… Todos los trabajadores de diferentes ámbitos unidos. Sin embargo, no todos ellos aceptan estas reglas de igual manera. Hay un sector dentro del sistema sanitario que aún no está de acuerdo -al menos plenamente- con este sistema de cooperación. Y es que a los médicos les cuesta colaborar y escuchar a las enfermeras.
Ese es uno de los principales aspectos que trata de paliar el estudio ‘Educación interprofesional centrada en el paciente en el tratamiento del cáncer: una revisión sistemática del alcance’. La investigación, publicada en BMC Medical Education, tiene como objetivo principal explorar el papel de la educación interprofesional (EIP) en la mejora de la colaboración interprofesional dentro del cuidado del cáncer. Todo ello, además, realizado a través del “mapeo y la síntesis de las estrategias de implementación, impacto y evaluación de los programas de EIP centrados en el paciente en este campo”.
Los detalles de la investigación
El estudio, publicado a finales de 2024, tiene arranca con una idea clara. “La educación interprofesional (EIP) es esencial para superar las barreras a la colaboración entre los profesionales de la salud y fomentar el trabajo en equipo eficiente en la atención del cáncer“. Así se detalla en el texto, que especifica que el cáncer es un “problema de salud global crítico que requiere un enfoque interdisciplinario integral para un tratamiento eficaz“. Es decir, pone en valor la importancia de la colaboración a la hora de tratar esta enfermedad.
Es por ello que, para elaborar esta investigación, se consultaron diversos estudios, de los que solo siete cumplieron los criterios de los investigadores. En este sentido, el texto explica que “los programas de EIP centrados en el paciente mejoraron notablemente la colaboración interprofesional, la comunicación, el conocimiento y la confianza en sí mismos entre los profesionales de la salud”. En otras palabras, los profesionales se vieron beneficiados por esta cooperación interdisciplinar.
Los beneficios de la colaboración
La investigación divide en cuatro los efectos del impacto de esta colaboración. En primer lugar, la mejora del conocimiento. En este sentido, los investigadores notificaron “aumentos marcados en el conocimiento, particularmente en áreas fuera de su experiencia primaria y con mejoras que a menudo se mantuvieron a largo plazo”.
El segundo efecto está relacionado con la confianza y es que, según explica el propio texto, la cooperación entre las distintas áreas ocasionó un aumento de seguridad entre los propios trabajadores. “Este aumento en la confianza es crucial para traducir el conocimiento en una práctica eficaz centrada en el paciente, ya que alienta a los profesionales de la salud a aplicar nuevas habilidades (interprofesionales) en sus entornos clínicos”.
El tercer aspecto está relacionado con los cambios en las prácticas y en las políticas, de las que, dice el texto, “el 60% de los participantes informaron haber realizado al menos un cambio en la práctica clínica o en la política institucional tres meses después del taller, lo que sugiere que la EIP centrada en el paciente puede catalizar mejoras más amplias en la prestación de atención oncológica”.
Asimismo, en último lugar se encuentra la adaptabilidad de la EIP a diversos entornos. En este apartado se matiza que la colaboración provoca que los profesionales sean capaces de aplicar los conocimientos adquiridos en distintos subcampos.
Con todo ello, esta investigación pretende dar solución a una ‘batalla silenciosa’ que se libra dentro del sistema sanitario. Todos los profesionales tienen un valor propio, y todos ellos pueden aprender entre ellos, lo que resulta beneficioso para el paciente.
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