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Los anacoretas

Autor: Presbitero Amador Campos Serrano

EVANGELIZACIÓN, EDUCACIÓN Y CULTURA

Soledad profunda, encuentro con el absoluto principio de todo lo material tangible y lo intangible no visible, convergiendo en una interioridad que proyecta individualidad experiencia compartida con la entidad, más allá de las cosas.

Los siglos primeros del cristianismo la Buena Nueva anuncia la llegada de un reino divino instaurado en el mundo material, la expectativa lleva a buscar ausencia de distractores para encontrarla en la interior soledad de una experiencia comunitaria, en la cual se quería llegar a un sentido de profundidad consigo mismo y con los demás. Son los llamados Anacoretas.

Aunque esta experiencia dio inicio en tiempos del judaísmo, su significativa y relevante presencia es ubicada en el siglo III, en gran manera impulsada por el estado de reiterada persecución presente en el Imperio Romano.

El término Anacoreta se deriva, en su raíz griega de dos palabras ana y coreta, que unidos vienen a tener un significado de retirada, interpretada, en este caso. como retirada del mundo, en cuanto a los atractivos obstaculizantes de una búsqueda de trascendencia.

El escenario más conocido al inicio se dio en el Alto Egipto, lugar donde retiraban en busca de un estilo de vida alejado de las preocupaciones materiales, a fin de penetrar en una vida superior trascendiendo lo material.

Los anacoretas también identificados como ermitaños, muchas veces vivían en una soledad compartida, viviendo en cuevas o en cabañas construidas con un limitado número de satisfactores, principalmente en los desiertos de Siria y de Egipto.

Esta original forma de vida sirvió de inspiración para dar origen a la formación de algunas comunidades como la copta.

Entre sus miembros sobresalientes se puede mencionar a Teófilo de Alejandría, Epifanio de Salamina,

Atanasio de Alejandría, Gregorio Nacianceno, Isidoro de Pelusio, entro otros. También hubo miembros seculares o laicos, hombres y mujeres. La búsqueda se centraba en encontrar una paz interior que facilitara reunión con Dios.

Su estilo radical de vida ha sido considerado como la base inicial de la vida monacal, convertida en un aislamiento comunitario, que después continuaría en diversas formas de vida en una búsqueda de profunda espiritualidad,

Dentro de la inspiración de vivir plenamente la Buena Noticia, proclamada por Maestro Divino, esta forma de vida sin duda ha sido un valioso aporte en la valoración del tesoro escondido, por el cual ha habido quienes son capaces de vender todo lo que tienen y así obtener un tesoro en el cielo

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