La alimentación orgánica ha ganado popularidad por su promesa de una vida más saludable y su supuesta capacidad para prevenir enfermedades. Sin embargo, la relación entre el consumo de alimentos orgánicos y la prevención de enfermedades sigue siendo objeto de debate entre los expertos en nutrición y medicina. Aunque estudios han identificado beneficios, como la reducción de residuos de pesticidas y el mayor consumo de antioxidantes en algunas frutas y verduras, la ciencia aún no es concluyente respecto a si estos beneficios contribuyen directamente a la prevención de enfermedades.
La evidencia científica es mixta. Por ejemplo, un estudio realizado en Francia en 2018 encontró que quienes consumían alimentos orgánicos regularmente presentaban un 25% menos de diagnósticos de cáncer en comparación con aquellos que no los consumían. Sin embargo, investigaciones anteriores, como un estudio británico que siguió a más de 623,000 mujeres, no hallaron diferencias significativas en las tasas de cáncer entre quienes consumían alimentos orgánicos y quienes no. Los expertos atribuyen esta variabilidad a otros factores, como los hábitos de vida saludable que suelen acompañar al consumo de alimentos orgánicos.
Los estudios no han encontrado diferencias significativas en cuanto a los macronutrientes (proteínas, carbohidratos y grasas) entre los alimentos orgánicos y convencionales. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que ciertos alimentos orgánicos podrían contener mayores niveles de antioxidantes y ciertos micronutrientes, como se ha observado en arándanos y maíz. Aunque estos hallazgos son prometedores, no han demostrado un impacto significativo en la salud debido a que son inconsistentes y requieren más investigación.
Uno de los motivos por los que algunos optan por los alimentos orgánicos es reducir la exposición a pesticidas sintéticos. Aunque la agricultura orgánica no elimina por completo el uso de pesticidas, estos suelen ser de origen natural. Sin embargo, los niveles de pesticidas permitidos en los alimentos convencionales son bajos y generalmente seguros, según regulaciones sanitarias. La preocupación se centra más en los trabajadores agrícolas, quienes podrían tener un riesgo mayor de desarrollar enfermedades como el Parkinson debido a su exposición constante.
Para reducir la exposición a residuos de pesticidas en alimentos convencionales, los expertos recomiendan lavar y cepillar frutas y verduras con agua corriente. Además, en vegetales de hojas verdes, retirar las capas exteriores puede ayudar a eliminar trazas de químicos. Para productos de origen animal, se sugiere retirar la piel y el exceso de grasa, donde suelen acumularse los residuos de pesticidas.
A la luz de la evidencia actual, los expertos enfatizan que lo esencial para la salud es consumir una dieta balanceada y variada, rica en frutas, verduras y cereales integrales, independientemente de si son orgánicos o convencionales. Para quienes buscan reducir su exposición a pesticidas y pueden permitírselo, elegir ciertos alimentos orgánicos podría ser una opción. No obstante, lo fundamental sigue siendo adoptar una dieta equilibrada que incluya alimentos frescos y no procesados como base de una buena salud.