Categoria:

Los 4 compromisos que pide Francisco a los cristianos en el Domingo de la Palabra

Autor: Jose Lorenzo

“El Papa, en su homilía de la eucaristía celebrada en la basílica de San Pedro, fue desgranando las acciones que, reflejadas en esa Palabra, caracterizan la misión de Jesús e interpelan de manera directa a los fieles”

“El Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar”

“Cuando leemos las Escrituras, cuando oramos con ellas y las estudiamos, no recibimos sólo informaciones sobre Dios, sino que acogemos el Espíritu que nos recuerda todo lo que Jesús ha dicho y ha hecho”

“La Palabra de Dios está viva; camina con nosotros a través de los siglos y actúa en la historia por el poder del Espíritu Santo”. En el domingo dedicado de manera especial a la Palabra de Dios, el Papa, en su homilía de la eucaristía celebrada en la basílica de San Pedro, fue desgranando las acciones que, reflejadas en esa Palabra, caracterizan la misión de Jesús e interpelan de manera directa a los fieles, porque, como señaló, “el Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar“.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

“Cuando leemos las Escrituras, cuando oramos con ellas y las estudiamos, no recibimos sólo informaciones sobre Dios, sino que acogemos el Espíritu que nos recuerda todo lo que Jesús ha dicho y ha hecho”, indicó el Papa, quien fue recordando lo que es el Evangelio y lo que contiene la palabra que alberga, y añadiendo, en unas palabras improvisadas, que “la Palabra de Dios nos renueva siempre”:

“Este Evangelio -señaló en primer lugar- es palabra de compasión, que nos llama a la caridad, a condonar las deudas del prójimo y a un generoso compromiso social”.

“Este Evangelio es palabra de misericordia, que nos llama a ser testigos apasionados de paz, solidaridad y reconciliación“, añadió.

Fieles asisten a la misa del Domingo de la Palabra en San Pedro

Fieles asisten a la misa del Domingo de la Palabra en San Pedro RD/Captura

“Este Evangelio -siguió enumerando- es palabra de luz, que nos llama a la verdad, al testimonio de la fe y a la coherencia de la vida”.

“Este Evangelio es palabra de libertad, que nos llama a la conversión del corazón, a la honestidad del pensamiento y a la perseverancia en la prueba”, y, finalmente, indicó que “este Evangelio es palabra de alegría, que nos llama a la acogida, a la comunión y a caminar, como peregrinos, hacia el Reino de Dios”.

Y, fruto de todo eso que es la Palabra, Francisco hizo una petición a los cristianos, que abarca cuatro compromisos: “Comprometámonos todos a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a proclamar un año de gracia del Señor”.

Domingo de la Palabra en la basílica de San Pedro

Domingo de la Palabra en la basílica de San Pedro RD/Captura

“Entonces -concluyó el Papa- transformaremos el mundo conforme a la voluntad de Dios, que lo ha creado y redimido por amor”.

De nuevo, improvisando, reiteró una invitación que suele hacer: “Les invito a llevar un pequeño Evangelio en el bolsillo, para que en algún momento de la jornada puedan leer y tener contacto con Dios”.

Homilía del Papa

El Evangelio que hemos escuchado nos anuncia el cumplimiento de una profecía colmada del Espíritu Santo. Y quien la cumple es Aquel que viene «con el poder del Espíritu» (Lc 4,14): Jesús, el Salvador.

La Palabra de Dios está viva; camina con nosotros a través de los siglos y actúa en la historia por el poder del Espíritu Santo. El Señor, en efecto, permanece siempre fiel a su promesa, que mantiene por amor a los hombres. Precisamente así lo dice Jesús en la sinagoga de Nazaret: «Hoy se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de oír» (Lc 4,21).

Hermanas y hermanos, ¡qué feliz coincidencia! En el Domingo de la Palabra de Dios, aún en los inicios del Jubileo, se proclama esta página del Evangelio de Lucas, en la que Jesús se revela como el Mesías «consagrado por la unción» (v. 18) y enviado a «proclamar un año de gracia del Señor» (v. 19). Él es la Palabra viviente, en la que todas las Escrituras encuentran pleno cumplimiento. Y nosotros, en el hoy de la santa Liturgia, somos sus contemporáneos. También nosotros, llenos de estupor, abramos el corazón y la mente para escucharlo, pues «cuando se lee en la Iglesia la Sagrada Escritura, es Él quien habla» (CONC. VAT. II, Const. Sacrosanctum Concilium, 7).

Y con esta actitud de fe gozosa estamos invitados a acoger la antigua profecía como proveniente del Corazón de Cristo, deteniéndonos en las cinco acciones que caracterizan la misión del Mesías: una misión única y universal; única, porque sólo Él la puede realizar; universal, porque quiere incluir a todos.

En primer lugar, Él es enviado «a llevar la buena noticia a los pobres» (v. 18). Este es el “evangelio”, la buena noticia que Jesús proclama: ¡el Reino de Dios está cerca! Cuando Dios reina, el hombre está salvado. El Señor viene a visitar a su pueblo, haciéndose cargo del humilde y del pobre. Este Evangelio es palabra de compasión, que nos llama a la caridad, a condonar las deudas del prójimo y a un generoso compromiso social.

La segunda acción de Cristo es «anunciar la liberación a los cautivos» (v. 18). El mal tiene los días contados, porque el futuro es de Dios. Con la fuerza del Espíritu, Jesús nos redime de toda culpa y libera nuestro corazón de toda cadena interior, llevando el perdón del Padre al mundo. Este Evangelio es palabra de misericordia, que nos llama a ser testigos apasionados de paz, solidaridad y reconciliación.

La tercera acción, con la que Jesús cumple la profecía, es dar «la vista a los ciegos» (v. 18). El Mesías nos abre los ojos del corazón, a menudo deslumbrado por la fascinación del poder y de la vanidad; enfermedades del alma que impiden reconocer la presencia de Dios y que hacen invisibles a los débiles y a los que sufren. Este Evangelio es palabra de luz, que nos llama a la verdad, al testimonio de la fe y a la coherencia de la vida.

La cuarta acción de Jesús es «dar la libertad a los oprimidos» (v. 18). Ninguna esclavitud resiste a la acción del Mesías, que nos hace hermanos en su nombre. Las prisiones de la persecución y de la muerte son abiertas de par en par por el poder compasivo de Dios. Este Evangelio es palabra de libertad, que nos llama a la conversión del corazón, a la honestidad del pensamiento y a la perseverancia en la prueba.

Por último, la quinta acción: Jesús es enviado a «proclamar un año de gracia del Señor» (v. 19). Se trata de un tiempo nuevo, que no desgasta la vida, sino que la regenera. Es un Jubileo, como el que hemos comenzado, preparándonos con esperanza al encuentro definitivo con el Redentor. Este Evangelio es palabra de alegría, que nos llama a la acogida, a la comunión y a caminar, como peregrinos, hacia el Reino de Dios.

Por medio de estas cinco acciones, Jesús ya cumplió la profecía de Isaías. Realizando nuestra liberación, nos anuncia que Dios se acerca a nuestra pobreza, nos redime del mal, ilumina nuestros ojos, quiebra el yugo de la opresión y nos hace entrar en el júbilo de un tiempo y de una historia en los que Él se hace presente, para caminar con nosotros y conducirnos a la vida eterna. La salvación que Él nos da todavía no está realizada plenamente; y sin embargo guerras, injusticias, dolor y muerte no tendrán la última palabra sobre los pueblos de la tierra y sobre nuestra historia. El Evangelio, en efecto, es palabra viva y segura, que nunca defrauda.

Hermanos y hermanas, en el domingo dedicado de manera especial a la Palabra de Dios, agradecemos al Padre por habernos dado su Verbo, hecho hombre para la salvación del mundo. Este es el acontecimiento del que hablan todas las Escrituras, que tienen como verdaderos autores a los hombres y al Espíritu Santo (cf. CONC. VAT. II, Const. dogm. Dei Verbum, 11). Toda la Biblia hace memoria de Cristo y de su obra y el Espíritu la actualiza en nuestra vida y en la historia. Cuando leemos las Escrituras, cuando oramos con ellas y las estudiamos, no recibimos sólo informaciones sobre Dios, sino que acogemos el Espíritu que nos recuerda todo lo que Jesús ha dicho y ha hecho (cf. Jn 14,26). De ese modo, nuestro corazón, inflamado por la fe, aguarda en la esperanza la llegada del Reino de Dios.

Respondamos con entusiasmo al gozoso anuncio de Cristo. El Señor, en efecto, no nos ha hablado como a oyentes mudos, sino como a testigos, llamándonos a evangelizar en todo tiempo y en todo lugar. Hoy han venido aquí cuarenta hermanos y hermanas de diversas partes del mundo para recibir el ministerio del lectorado; les agradecemos y rezamos por ellos. Comprometámonos todos a llevar la buena noticia a los pobres, a anunciar la liberación a los cautivos, a dar la vista a los ciegos y a proclamar un año de gracia del Señor. Entonces transformaremos el mundo conforme a la voluntad de Dios, que lo ha creado y redimido por amor.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Te puede interesar también
cuba-ejecuta-el-ejercicio-militar-estrategico-‘bastion-2024’
Salud

Cuba ejecuta el ejercicio militar estratégico ‘Bastión 2024’

La práctica estaba planificada para noviembre pasado, pero fue pospuesta debido a las afectaciones climáticas en varias zonas del país Como parte de la preparación del país para la defensa, Cuba ha llevado a cabo el Ejercicio Estratégico Bastión 2024. La práctica ha sido en todo el territorio nacional, entre el 22 y 24 de

Leer Más >>

¿Quieres hablar con nosotros en cabina?

Nuestros Horarios en el Estudio:

9am a 11am | 12m a 1pm | 4 a 5 pm | 5 a 6pm

horario del pacifico