El nuevo presidente de los Estados Unidos ha otorgado la medida de gracia a todos los imputados o condenados por el violento asalto al Capitolio en enero de 2021
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Lo primero que ha hecho Donald Trump en su ruidoso regreso a la Casa Blanca ha sido dar un golpe sobre la mesa del Despacho Oval y aprobar una pila ‘urgente’ de órdenes ejecutivas. El republicano no ha dejado alfombra sin levantar ni ley sin derogar, marcando el ritmo de lo que serán cuatro años frenéticos.
El flamante presidente de los Estados Unidos se sentó y firmó, firmó, firmó y siguió firmando. Deportaciones, declaración de la emergencia nacional en la frontera con México, suspensión el programa federal de admisión de refugiados, salida de la Organización Mundial de la Salud y del Acuerdo de París contra el cambio climático, fin de las políticas de género… El rastro de Biden quedará sólo en el recuerdo.
Una de las primeras medidas de Trump, y también de las más esperadas por sus seguidores, era una rápida sucesión de indultos a quienes asaltaron el Capitolio el 6 de enero de 2021: «Ya han pasado mucho tiempo en la cárcel». Con estas palabras, el nuevo jefe de Gobierno ha justificado la medida de gracia a las 1.600 personas imputadas o condenadas (a los que ha calificado de «rehenes») por aquel violento episodio en el que trataron de evitar la certificación de la victoria electoral de Biden y un traspaso pacífico del poder que nunca se dio, pues consideraban que los comicios habían sido amañados.
Los beneficiados por el indulto «total, completo y sin condiciones» son todos los implicados, no sólo los ‘no violentos’. Aquellos que incurrieron en la violencia, irrumpieron en los despachos, generaron enormes desperdicios, agredieron al personal del Capitolio con bates de béisbol y gases lacrimógenos y, más aún, intentaron poner en jaque la democracia estadounidense, han sido bendecidos con el perdón del presidente.
Hasta 140 policías fueron heridos durante el asalto, que se prolongó durante siete agónicas horas en las que la primera potencia del mundo pendió ante el abismo. Cuatro seguidores de Trump y cinco agentes de Policía murieron a causa de aquel episodio.
Nancy Pelosi, que era por aquel momento presidenta de la Cámara de los Representantes y cuyo despacho fue vandalizado, ha calificado el indulto general como un «insulto repugnante al sistema judicial y a los héroes que sufrieron heridas y traumas mientras protegían el Capitolio, el Congreso y la Constitución».
Entre los indultados, por cierto, está el propio vicepresidente de la nueva administración, el entonces senador J. D. Vance. También se incluye a al menos 14 miembros de milicias radicales como los Proud Boys o los Oath Keepers, acusados de sedición y conspiración.
Entre ellos, está el líder del último grupo, Kelly Meggs, que había sido condenado a diez años de prisión. Los abogados del líder de Proud Boys, Enrique Tarrio, han dicho que esperan que salga de prisión -donde cumple una condena de 22 meses- en los próximos días: «Este es un momento esencial en la vida de nuestro cliente y simboliza un cambio de rumbo en el país. Somos optimistas con el futuro».
Otro de los hombres ‘perdonados’ ha sido Jacob Angeli, el chamán conocido como QAnon Shaman que participó en el asalto al Capitolio disfrazado con cuernos de bisonte y una capa de coyote. Angeli fue condenado a 41 meses de cárcel y desde agosto del año pasado está en libertad vigilada.
La lista de 1.600 nombres repasa algunos rostros que se convirtieron en rostros reconocibles del ataque, como Julian Khater y George Tanios, que atacaron con un spray químico -considerado un «arma peligrosa»- a un policía, Brian Sicknick, que falleció al día siguiente; también a Devlyn Thompson, que golpeó a otro agente con un bastón de metal y fue sentenciado a cuatro años entre rejas; o Robert Palmer, un vecino de Florida que atacó violentamente a otro policía con un extintor, un tablón de madera y un poste.
Otros agresores, como Andrew Valentin y Matthew Valentin, cuya sentencia era de dos años y medio de cárcel, también han sido indultados. Así, hasta 1.600 personas.