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JOEL DEL RÍO
Yeda
Actualizado
Se avisó antes de la semifinal. Ni los buenos son tan buenos, ni los malos son tan malos… y lo visto tras el pitido final no fue más que el penúltimo disparo al aire de una refriega que se fue cocinando a fuego lento durante los 90 minutos y que dejará en el recuerdo del aficionado árabe dos escenas lamentables en menos de 24 horas: del cuadro pintado a mano cambiada por Laporta, por llamarlo de alguna manera, tras su victoria política a una vieja guerra que ni mucho menos estaba olvidada. Como para explicarles ahora que el fútbol no es un deporte de bárbaros. Pero como bien explica Bordalás con su famoso “esto es fútbol, papá”, los dos protagonistas principales de la película, poco tardaría en ampliarse el elenco, las rencillas en este deporte nunca se olvidan.
“Le he dicho ‘dejémonos de tonterías’. Lo que pasó, pasó. Al final es una imagen y no me gusta”, confesó Maffeo sobre la penúltima batalla contra Vinicius. Y es que la mentira tiene patas muy cortas y con el tiempo, en este caso fueron 12 minutos, la verdadera naturaleza siempre acaba imponiéndose. Más aún con dos futbolistas a los que les gusta el sarao como a pocos. Además, si le sumamos que en los Mallorca vs. Real Madrid se acepta incluso al cocodrilo como animal de compañía… la fiesta estaba montada antes de tiempo. El defensa simuló una agresión del brasileño y Jude, que lo vio de cerca, cogió una matrícula que golpearía con el 3-0 el marcador. En la primera batalla del partido el inglés tuvo que ser sujetado hasta en cuatro ocasiones por los rivales cuando intentaba recriminar la fea actitud de Maffeo, una búsqueda incansable que acabaría encontrando con una colleja que fue el principio del fin.
“Peleas… como en cada partido”
Tras el primer enganchón serio del partido, Ceballos y Brahim fueron los primeros en llegar para tratar de separar a un Jude que se marchaba con los brazos en alto como el que no ha roto ningún plato. Después llegaría a escena Rüdiger, un loco que acabaría siendo el más cuerdo de todos, para separar sin cuartel cualquier atisbo de trifulca. Y es que aunque lo habitual suela asegurar que el defensa suele hablar y actuar como un loco, Antonio se pone siempre serio cuando ve que la broma ha dado paso a la locura, territorio donde se mueve con comodidad. Así las cosas, en medio de la celebración del gol de Rodrygo, a la que fueron tan solo Mbappé, Lucas y Asencio, la explosión final llegaría con la llegada a la fiesta del canterano blanco, al que ahora de una manera que sorprende se le pide que guarde un poco de su personalidad que tanto había gustado.
Revisados los vídeos, Asencio llega a la escena del crimen sin saber que ha pasado, valora la situación y se pone a intentar separar… hasta que un par de comentarios, bastante reprochables, le golpean con dureza y le meten de lleno en la disputa. De invitado sorpresa a actor principal. Sin embargo, lo que toca entender no es que molestase su actitud, sino que el fútbol es también un deporte donde prima la jerarquía. El once de gala del Madrid te puede venir a tocar las narices, pero el canterano de turno que está empezando a dar sus primeras patadas a un balón tiene que mostrar más respeto. Algo así vino a decir Omar Mascarell en zona mixta: “Yo tuve piques con Rüdiger y otros y se quedaron ahí, pero que un chaval que lleva dos días no sepa ganar”. Y mientras Asencio y Maffeo lanzaban sus primeros dardos, el central alemán aparecía de nuevo en escena para tranquilizar la cosa. Con Maffeo lo consiguió después de atender a la explicación del golpe que le había dado Jude tras el gol. Y con el primer fuego apagado, Antonio se marchó directo a por Muriqi, que había puesto la mirada en Asencio.
“Peleas… como en cada partido”, así de sencillo resumiría el delantero kosovar lo vivido sobre el césped. Una batalla más para alguien que no hace mucho explicó la realidad vivida en la Guerra de los Balcanes: “Ningún humano debería vivir lo que es la guerra, es lo peor que puede pasar. Llega un momento en el que prefieres morir antes que seguir entre tanta desgracia“, explicó. Así que lo de anoche sería una tontería más para un futbolista que disputa cada partido con la intensidad más alta, pero con el respeto de todos los rivales.
¿Dónde estaba Vini?
La mejor decisión de Ancelotti fue quitar a Vinicius cuando el resultado era suficiente para no tener que necesitarle sobre el césped. Pensó en la final y acabó acertando de lleno. No son muchas las imágenes grabadas del brasileño durante la tangana, apartado de todo… por la prohibición blanca. Y es que Vinicius Jr. quiso saltar al terreno de juego, pero entre el staff y compañeros consiguieron agarrarle para que no fuera al epicentro de la pelea. Separado de todo mal, otra de las imágenes que dejó la batalla fue la marcha a vestuarios de Maffeo acompañado por Carlo y un claro “tira para dentro” que lanza el italiano al brasileño mientras el defensa trataba de contar su versión. Dentro, el ‘7’ tuvo que ser sujetado otra vez cuando la cosa se empezó a calentar con Morlanes, otro secundario que pasó a principal en segundos.
Quería hablar, pero hubiera dicho lo que piensa…y así en caliente
Fue Luis Llopis, preparados de porteros del Real Madrid, quien no dudó en señalar con insistencia a uno de los culpables de la tangana. Primero intentó separar… y después se fue directo a por Morlanes en repetidas ocasiones, tuvo que ser sujetado, para pedirle explicaciones. Y en medio de la locura, la imagen más peculiar la pusieron Mojica y Lucas Vázquez, únicos futbolistas que se intercambiaron la camiseta sobre un césped (sin contar el de Mbappé y Muriqi en el descanso) que se había convertido en terreno minado. Apartados de todos, el capitán del Madrid, que estuvo antes un buen rato separando a todos, se abrazó primero con Omar Mascarell, coincidieron en aquella generación que ascendió con el Castilla a Segunda, antes de desfilar a vestuarios.
Un agarrón inteligente
Ya con los nervios más calmados, aunque con el cuerpo aún caliente, los protagonistas fueron desfilando uno a uno por zona mixta. Asencio sería de los primeros en salir, pero ‘mirada al frente y paso ligero’ fue el consejo recibido antes de salir del vestuario para no entrar en la tentación de parar ante de la prensa. Vini salió con los cascos puestos para directamente no escuchar nada, más de un futbolista cojeando… hasta que Maffeo apareció en escena. El defensa se paró con Jijantes para saludar en su conexión en Twitch y cuando el resto de medios se abalanzó sobre él, el agarrón inteligente de Héctor Martín, jefe de prensa del Mallorca, para evitar lo que hubiera sido un auténtico cóctel molotov. El futbolista quiso hablar, pero la cordura se impuso para dar días de descanso antes de analizar lo sucedido ante la prensa con más tranquilidad. Su versión podía esperar y así lo decidió el jefe de prensa, que no dudó en confirmar lo que ya se sabía poco después. “Quería hablar, pero hubiera dicho lo que piensa…y así en caliente”, aseguró sin que ni siquiera hiciera falta que acabase la frase.