La Administración Trump está sembrando un sentimiento de desconfianza entre los viajeros internacionales. Los controles en los aeropuertos y pasos fronterizos del país se están volviendo más rigurosos, y hasta cierto punto arbitrarios. Una turista británica de 28 años permaneció tres semanas retenida en un centro de detención de inmigrantes del Estado de Washington al intentar ingresar a Estados Unidos desde Canadá. Las autoridades tenían dudas sobre su documentación, a pesar de que de Reino Unido pertenece al grupo de países con exención de visado. En vez de devolverla, la arrestaron.
Cuatro turistas alemanes también fueron detenidos y deportados recientemente sin tener claro el motivo. Uno de ellos, Lucas Sielaff, contó a la revista Der Spiegel, que se encontraba “enfadado, triste y asustado”, luego de que emprendiera un viaje para visitar a su prometida estadounidense y ambos cruzaran la frontera para llevar a su mascota al veterinario. A su regreso, vivió un intenso interrogatorio, le pusieron grilletes en el estómago y los pies y lo llevaron a un centro de detención del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en California, donde estuvo recluido junto con otras 128 personas en una misma celda. El 6 de marzo, tras dos semanas detenido y sin recibir información sobre su caso, lo deportaron a Múnich.
La alemana Celine Flad, de 22 años, vivió otra experiencia kafkiana en el aeropuerto cuando le dijeron que había un problema con su pasaporte, relata en el mismo reportaje. La retuvieron 24 horas, durante las cuales le preguntaron repetidamente por qué quería entrar en Estados Unidos. Le quitaron su smartphone y revisaron sus fotos. A pesar de mostrar sus reservas de hotel en Nueva York y Miami, y sus billetes de avión a Cancún (donde continuaría su viaje), la embarcaron de vuelta. El Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania ha emitido un alerta de viajes para todos que planean viajar a Estados Unidos. Estos incidentes han desatado la preocupación sobre lo que pueden esperar los viajeros en los pasos fronterizos de Estados Unidos a partir de ahora.
Lucas Sielaff, 25, said U.S. Customs and Border Protection (CBP) officers put him and his American fiancée in handcuffs after they tried to enter the San Diego-Mexico border from Tijuana last month.
https://t.co/IHYOY5MQGF— ABC 10News San Diego (@10News) March 7, 2025
Documentos requeridos para el ingreso y salida de Estados Unidos
La documentación requerida no ha cambiado. Los extranjeros necesitarán de un pasaporte válido que no caduque en un plazo de seis meses. La gran mayoría también requerirá de algún tipo de visado, a menos que forme parte del grupo de 43 países con exención de visa, y pueda ingresar al país gracias al Sistema Electrónico de Autorización de Viaje (conocido como ESTA, por sus siglas en inglés).
Los visados para visitantes no inmigrantes se conceden en tres categorías: por motivos de negocios, (visa B-1); por turismo, (visa B-2); y luego un visado combinado para ambos fines: la visa B-1/B-2. Aunque muchos de estos permisos de entrada son válidos hasta una década, los extranjeros solo pueden permanecer seis meses en territorio estadounidense.
Las preguntas del funcionario de inmigración
Los funcionarios de inmigración pueden ser incisivos, incluso combativos, durante los controles rutinarios de pasaportes en los aeropuertos y fronteras. Según el Departamento de Estado y el Departamento de Seguridad Nacional, los agentes tienen la autoridad de permitir o denegar la admisión de cualquier extranjero. Ningún visado garantiza la entrada a Estados Unidos.
Una vez que el viajero llega, lo más importante es demostrar que los motivos de su viaje responden directamente con el visado que presentó. Los funcionarios de inmigración harán preguntas sobre el propósito de la visita, la duración de la estancia y el alojamiento; pero los visitantes pueden ser llevados a una segunda ronda de interrogatorios, más larga y detallada.
Los derechos de los viajeros no incluyen negarse a una revisión del celular
La ley federal otorga a los funcionarios del Gobierno el derecho a registrar las pertenencias de las personas, incluidos sus teléfonos y ordenadores portátiles. No es necesario ser sospechoso de un delito para ser registrado. El caso del científico francés expulsado hace unos días en el aeropuerto de Houston es un ejemplo de lo anterior. Se dio a conocer que el investigador había sido deportado por opiniones contrarias a Trump halladas en su celular, pero una portavoz del Departamento de Seguridad Nacional lo negó, diciendo que este “estaba en posesión de información confidencial en su dispositivo electrónico sobre el Laboratorio Nacional de Los Álamos, en violación de un acuerdo de confidencialidad”.
Lo cierto es todos los visitantes tienen derecho a permanecer en silencio, pero si un funcionario pregunta si un viajero tiene previsto trabajar con su visado de turista y este no responde, es probable que su entrada sea rechazada. Si un viajero es declarado inadmisible durante el interrogatorio, se le permitirá regresar a su país de origen y su visado se anulará, pero no siempre es lo que ocurre. Los agentes también pueden impedir la retirada y detener al extranjero en cuestión.
“Dado que estos enfrentamientos se producen técnicamente fuera del país, no se aplican los derechos recogidos en la Constitución, y los detenidos no tienen necesariamente derecho a un abogado”, informó Jeff Joseph, abogado de inmigración a The New York Times. El Gobierno dispone de unos 90 días para deportar a las personas. Ese plazo puede ampliarse si los detenidos no cooperan proporcionando los documentos de viaje correctos, en cuyo caso pueden ser objeto de un procedimiento penal. Tras una orden de expulsión, las personas tienen prohibida la entrada en Estados Unidos por cinco años.