Con más de dos decenas de películas en su haber y tres décadas de trayectoria, Richard Linklater nunca había abordado el mundo criminal como suelen hacerlo colegas generacionales suyos como Steven Soderbergh o Quentin Tarantino.
El cineasta tejano se acerca a ese universo de thriller en Cómplices del engaño, estreno de esta semana en cines, aunque el abordaje diste de ser predecible.
Fiel a su estela inquietamente sensible que ha deparado filmes como Antes del atardecer, Boyhood o Estrella de rock, Linklater se las apaña para crear un personaje en los límites de la ficción y la realidad en la figura de Gary Johnson (Glenn Powell), calmo y solitario profesor de Filosofía que empieza un trabajo de medio tiempo al desempeñarse como policía encubierto.
Llevando a la realidad la invectiva de Nietzsche de “vivir peligrosamente”, Johnson debe hacerse pasar por un sicario para extraer la confesión de intento de asesinato de sus clientes, a los que graba con un micrófono escondido.
La ambigüedad de cine dentro del cine ya se vislumbra desde el comienzo, cuando el protagonista se prueba trajes, maquillajes y accesorios varios para interpretar a su rudo matón.
Hasta se cuela un guiño irónico sobre la masculinidad en la manera en que el célibe académico pasa a representar a un macho ilegal en unos pocos segundos con la presteza de un mago o de un superhéroe.
De todas maneras, la situación afectiva de Johnson y su profesión de riesgo entran pronto en jaque cuando en una de las citas orquestadas por la Policía conoce a Madison Masters (Adria Arjona, actriz puertorriqueña hija de Ricardo Arjona), quien le pide que asesine a su violento marido.
Atraído por ella, Johnson le recomienda que no lo haga y que lo piense dos veces, traicionando su código y abriendo una puerta insospechada hacia la comedia romántica y el enredo de identidades duplicadas.
Cómplices del engaño se alimenta así de una ligera red de pliegues y ambivalencias que le permiten jugar con varios géneros al mismo tiempo sin perder el espíritu único de un filme tierno e inteligente.
Actor natural
Fue la lejana publicación de un artículo de la revista Texas Monthly en 2001 dedicado al verdadero Gary Johnson lo que motivó a Linklater a imaginar la película, aunque el realizador en ese entonces no le encontró la vuelta y estaba a su vez ocupado con proyectos como Despertando a la vida y Tape.
La nota periodística, escrita por Skip Hollandsworth (quien también motivó la historia de Bernie, estrenada por Linklater en 2011), contaba la historia de este fallido doctor en Psicología que había trocado la carrera académica por la de agente encubierto.
En la ciudad de Houston, donde se desempeñaba (en el filme el escenario es Nueva Orleans), el camuflado Johnson llegó a concretar alrededor de 70 detenciones, salvándole la vida a un número equivalente de personas. Su talento interpretativo para hacer de sicario era tan eficiente que llegaron a llamarlo el “Laurence Olivier” de las investigaciones de muerte a sueldo.
Recién en 2019 Linklater volvió a Cómplices del engaño impulsado por una idea que se le ocurrió a Powell, que también es coguionista del filme, a partir de un evento verídico que le había ocurrido a Johnson (que moriría sin ver su película, en 2022).
Efectivamente el policía había disuadido a una mujer abusada por su marido de que lo mandase matar, alentándola a dejarlo y a empezar su vida de nuevo, y así la liberó de los cargos por intento de homicidio.
El giro que tramaron Powell y Linklater fue hacer que Johnson y la mujer se enamoraran, y a partir de allí el relato pudo seguir su curso de película. La mezcla entre galán de fantasía y hombre común que encarnaba Johnson le vino como anillo al dedo a Powell, que viene granjeándose un lugar visible en Hollywood con roles afines en Top Gun 2: Maverick y Con todos menos contigo, sin contar su inminente participación en Tornados, secuela del filme catástrofe de 1996.
A pesar de esta vertiginosa emergencia, Powell viene dando vueltas en el cine hace rato y su colaboración con Linklater está lejos de ser novedosa: el actor ya había hecho un pequeño papel en Fast food nation (2006) y una década después mereció un papel central en la encantadora Everybody Wants Some!! (2016), filme que lo hizo conocido.
Así y todo, ni la fama creciente de Powell ni el prestigio de Linklater ayudaron a la distribución comercial de Cómplices por engaño, que luego de una auspiciosa presentación en el Festival de Venecia y una tanda de fallidas negociaciones con estudios debió ser vendida a Netflix para un estreno limitado en salas.
La audiencia cinéfila le reprochó el gesto a Linklater, que ya había estrenado en 2022 en la plataforma streaming su animación autobiográfica Apolo 10½: Una infancia espacial.
Realizador independiente desde la cuna, Linklater contestó que no le había quedado otra opción ante la reticencia de los grandes estudios y el interés especial de Netflix.
“Mi actitud hacia los estudios es ‘¿Qué es lo que quieren?’. Ya viste la respuesta de la audiencia al filme, pero lo cierto es que los estudios no lo hicieron”, señaló el director en una entrevista con The Independent, que en notas con ese y otros medios se quejó de la omnipresencia lucrativa del algoritmo y del estado chato de las cosas a nivel general.
Y completó: “Esto habla mucho de la época y de la falta de confianza que los estudios tienen en las películas para adultos; ellos ni se asoman si la película no es una franquicia o la continuación de algo anterior. Quiero decir, yo me meto en un terreno original, algo que asusta a los estudios. Es menos probable que pierdas tu trabajo de ejecutivo si avalás una cuarta secuela de alguna cosa que si te arriesgás por otra que el público puede que esté deseando”.
Para ver
Cómplices por engaño. EE.UU., 2023. Guion: Richard Linklater y Glen Powell. Con: Glen Powell, Adria Arjona y Austin Amelio. Duración: 115 minutos. Clasificación: Apta para mayores de 13 años. En cines.
