A principios de 1996, Giovanni Agnelli, orgulloso, se dirigió a los hombres de la Scuderia. “Estos años os he dado todo lo que habéis pedido: medios, ingenieros, presupuesto, para conquistar títulos. Ahora os traigo la última pieza que falta, el mejor piloto del mundo”, dijo.
Obviamente, Michael Schumacher era el mejor piloto del mundo. Un fichaje sonado. Llegaba el campeón del mundo de los dos últimos años, ‘arrancado de las garras’ de Flavio Briatore y Benetton… junto al staff técnico: Ross Brawn y Rory Byrne. Costó, pero Michael ha sido el piloto que ha dado a Ferrari los mayores éxitos de su historia.
Para muchos, el fichaje más sonado de la historia. Antes, Ferrari había confiado muchas veces en pilotos jóvenes y prometedores o que habían mostrado un buen potencial: Jacky Ickx, Niki Lauda, Gilles Villeneuve, Didier Pironi, incluso John Surtees podría ser considerado como tal, aunque no era joven. Jean Alesi puede ser otro ejemplo de ello, sin por ello olvidar a Alfonso de Portago o Ricardo Rodríguez.
Pero también, algunas veces, ha fichado a grandes pilotos, campeones, como hizo con Michael Schumacher. Lewis Hamilton es el último ejemplo. Hoy entrará por las puertas de Maranello de forma oficial, dispuesto a, cosas de la vida, conquistar su octavo título de pilotos y deshacer el empate precisamente con Michael Schumacher.
La historia de Ferrari ha tenido bastantes casos en los que ha fichado pilotos campeones o que era evidente que iban a poder llegar, arrebatándolos a un equipo rival.
El primer caso es el de Juan Manuel Fangio, que llevó el Ferrari D50 al título en 1956. Todo un éxito que nadie esperaba porque el coche no era otro que el desastroso Lancia D50 de 1955, revisado por Ferrari. En cierta forma, Ferrari no arrebató a Fangio a ningún equipo. El argentino había ganado los títulos de 1954 y 1955 con Mercedes, pero la marca de la estrella decidió retirarse tras el gravísimo accidente de uno de sus coches en Le Mans que causó 82 fallecidos y casi dos centenares de heridos. Fangio quedó libre y Ferrari no dudó en ficharlo.
John Surtees había sido siete veces campeón del mundo de motociclismo de 350 y 500 cc cuando decidió saltar al automovilismo, directamente a la F1, primero con un Lotus de Reg Parnell en 1961, y fue cuarto con Lola en 1962. Pasó a Ferrari en 1963 para ser campeón en 1964, con la ayuda de Lorenzo Bandini en la carrera final.
Hubo un largo paréntesis antes de que Ferrari diera el golpe encima de la mesa para hacerse con Nigel Mansell. Mansell había sido subcampeón del mundo en 1986 y 1987 con el Williams-Honda, pero para 1988 Honda decidió retirarse y Williams debió usar un motor Judd. Enzo Ferrari aprovechó la coyuntura para hacerse con los servicios de ‘Il Leone’ para 1989, año en el que consiguió 2 victorias… pero para 1990 Ferrari fichó a Prost y Mansell no soportó al francés, sus resultados empeoraron y ahí acabó la aventura de Nigel… que volvería a Williams para ser subcampeón en 1991 y campeón en 1992.
Para 1990, Ferrari quiso montar un ‘dream team’. Puso a Alain Prost, campeón del año anterior, su tercera corona, al lado de Mansell. La cohabitación no funcionó, acabó con Mansell ‘hundido’ y fuera del equipo. Pero en 1991 el Ferrari no fue competitivo, Alain fue quinto y no acabó la temporada tras tachar al coche de camión y Ferrari lo ‘descabalgó’ para la última carrera.
Llegaría la era Schumacher, ya conocida, y al decidir el alemán retirarse a finales de 2006 y de cara a 2007, Ferrari confió en Kimi Räikkönen, uno de los personajes con mayor carisma de la F1, uno de los pilotos más talentosos de la historia… pero también ‘espíritu libre’, reservado, al que le gustaba pilotar un F1… pero detestaba el ambiente del paddock, penitencia que toleraba sólo para poder gozar al volante.
Después, Ferrari pudo intentar fichar a Fernando Alonso tras los escándalos de 2007 con McLaren, pero el acuerdo de ruptura entre el asturiano y McLaren no parecía permitirlo y en Ferrari había alguna reticencia.
Con todo, Fernando Alonso llegaría en olor de multitudes en 2010. Para Maranello era el talismán que necesitaban para reverdecer laureles. Fueron cuatro años de sueños: felices en 2010, aunque acabó de forma amarga; 2012 y 2013, amargos; 2011 y casi pesadilla en 2014.
Para sustituir al asturiano, Ferrari se fijó en Sebastian Vettel, cuatro veces campeón del mundo con Red Bull. Vettel, tras un 2014 que marcó el inicio del dominio de Mercedes y Hamilton, pasó a Ferrari y prefirió ‘olvidarse’ de compartir equipo con Daniel Ricciardo. A lo largo de 5 años, Vettel logró 14 victorias con Ferrari, tres más que Fernando, pero sólo un subcampeonato por los 3 de Fernando.
Tras la marcha de Vettel, Ferrari apostó por una pareja de jóvenes prometedores: Charles Leclerc y Carlos Sainz. El equipo, que había bajado de rendimiento notablemente, ha crecido con ambos y ha vuelto a soñar este 2024 con un título.
Y ahora, John Elkann ha intentado la misma jugada que su abuelo, fichando a Hamilton, al piloto con mejor palmarés del mercado. Una diferencia: Schumacher llegó con dos títulos bajo el brazo… Hamilton, con siete, pero el último de hace cuatro años. Michael llegó joven; Lewis, como veterano.
