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JOEL DEL RÍO
Yeda
Actualizado
El Barcelona golpeó con dureza al Real Madrid en una final que servía como termómetro futbolístico antes de encarar la parte más importante de la temporada. Lo dejó caer Ancelotti en la previa (“Es un título que tiene valor, cuando la ganamos, ganamos LaLiga y la Champions, te da más dinámica para seguir bien la temporada”) y el eterno rival no tuvo piedad para infringir una dura derrota que hubiera sido aún peor de no ser por la expulsión de Szczesny. Sin embargo, lo que parecía dar alas al club blanco, que firmó el 2-5 tras la revisión del VAR, acabó dejando la imagen más dantesca de todas. Una inoperancia total en los más de 40 minutos que estuvo en Madrid en superioridad.
Así las cosas, aunque Modric tratase de buscar en zona mixta algo a lo que agarrarse tras el hundimiento (“De tener que perder una copa, mejor que sea esta”), la realidad es bien diferente. El problema no fue el punto final al septete que buscaba el club blanco, sino la imagen mostrada en el segundo Clásico de la temporada. Una que tardarán en olvidar
Baño táctico de Hansi Flick
La diferencia la marcó el entendimiento de unos y otros. Mientras los azulgranas tenían claro que la clave era dominar desde la posesión del balón y vigilar las contras blancas… los de Carlo saltaron al césped entre las dudas de si tratar de combinar o esperar a la contra. El resultado final terminó molestando al italiano, que vio a su equipo sin recursos y viéndose obligado a pegar pelotazos en busca de un milagro que no llegaría.
La jugada del golazo de Mbappé fue un espejismo de una final en la que el Barcelona maniató a los blancos con mucha sencillez. “Debí tirar más fotos de cuando te tuve”, reza el nuevo hit viral de Bad Bunny y la idea que se le tiene que seguir pasando a los jugadores blancos con el 1-0 a los 5 minutos. Y es que uno tiene que tratar siempre de disfrutar porque nunca se sabe si nos queda poco… como el reloj del Madrid, que se paró en el 22′ con la obra de arte de Lamine Yamal.
Otra vez el sistema: más cerca de los primeros Galácticos
Son muchos los jugadores del Madrid los que salen señalados de una noche complicada de digerir. La dupla Lucas-Tchouaméni para defender la banda derecha hace aguas o Camavinga, que se vio sobrepasado y su eterna impulsividad le acabó costando más de un disgusto a sus compañeros. Sin embargo, la peor parte se la lleva un sistema que no encaja por ningún lado. Un equipo que cada vez se parece más a los primeros Galácticos. Mucho arriba, aunque no generasen inquietud en el Clásico, y solos ante el peligro desde el centro del campo hasta Courtois.
El 4-3-3 planteado por Ancelotti fue un suicidio ante un equipo que juega sin complejos por dentro, donde junta a varias figuras para dominar al rival. Con Mbappé, Vini y Rodrygo viéndolas venir, Camavinga y Valverde tuvieron que hacer frente en soledad ante un total de 5 jugadores del Barcelona. Un 2 contra 5 que se les hizo eterno. Bellingham fue el único que ayudaba (Rodrygo también se dejó ver en algunas jugadas), pero sus continuas galopadas para llegar a área rival provocaron que no llegase siempre a la ayuda. Por aquí pasó la final… y ahora tocará ver si se vuelve otra vez al 4-4-2 para compensar al equipo.
Lamine Yamal pide más
Lamine Yamal tiene 17 años, sí 17. Puede sonar repetitivo, pero no por eso uno tiene que perder el foco de un futbolista al que no se le alcanza a ver el final de su fútbol. El crack español firmó un partidazo para liderar por primera vez un título para el Barcelona… y acabó pidiendo más, como tantas veces hizo Cristiano Ronaldo. La escena fue clara y el extremo no se escondió. Con el marcador mostrando un abultado 1-5, Lamine recibió varias patadas a destiempo por parte de los blancos, que estaban completamente desesperados. La última, que acabó en amarilla, fue la de Rüdiger. En el 53′, el alemán mandó al suelo al español, que se levantó imitando el gesto de Cristiano Ronaldo: “Más, más”, gritó al cielo del King Abdullah.
La jugada que lo resume todo
Y si muchas fueron las jugadas a revisar, hubo una en concreto que resume la debacle blanca en la final de la Supercopa de España. Los de Ancelotti se quedaron con uno más sobre el terreno de juego y la inoperancia se manifestó por todos los costados. Ni cosquillas hicieron a un rival que tan sólo tuvo que replegar filas un poco, tampoco en exceso, para sentirse cómodo y seguro. Y para más inri, un par de recuperaciones azulgranas regaló las imágenes más dantescas del partido. Era tan malo el posicionamiento del Madrid sobre el césped, que los de Flick fueron capaces de hacer un rondito a su eterno rival con uno menos. Unas escenas que desataron a la grada, que acabaron tirando de olés ante la incredulidad de todos.