Para el NOM (Nuevo Orden Mundial) el enemigo principal de esta cultura es el cristianismo, ese que tras miles de años, desde Jesús de Nazaret, ha conseguido un Occidente avanzado y respetuoso, en su mayoría, con los demás. El NOM Se inició defendiendo las desigualdades, inicialmente en la comunidad afroestadounidense: recordémos el “Black Lives Matter”. Se ha ampliado, añadiendo, entre otras, acciones que destruyen el arte para protestar por la ecología y el libre pensamiento. Los disidentes son censurados, retirándoles con frecuencia el derecho a expresarse libremente. Los que dirigen no han sido elegidos, lo hacen por su poder en las instituciones que dominan con su dinero. No es ajeno el Club Bilderberg, que la última reunión, con lo poco que ha trascendido, se habló de China y de cómo se puede parar.
La nueva cultura tiende a ocupar el espacio que está obligando en Occidente a dejar al cristianismo, reescribiendo los siglos anteriores. Ya no les llega con lo inicial del racismo, han introducido otros dogmas, apoyándose en peones de organizaciones mundiales. Necesitaban reunirse para tomar decisiones sobre los nuevos dogmas, así nacieron Davos, Puebla, decisiones que otros organismos daban a conocer y controlar. La Organización Mundial de la Salud (OMS), con el control de la pandemia y vacunaciones, avisó de la que viene; el Fondo Monetario Internacional (FMI), difundiendo la “Agenda 20-30”, que amplía hasta el 2050. Organismos de la ONU que hablan de que el Ártico desaparecería antes de 2010, desbordamientos de los mares, emergencia climática, CO2 culpable y consecuentemente eliminación de los coches tradicionales y obligatorio el eléctrico -ellos no-, uso de las renovables (encarecimiento de la energía eléctrica y sus consecuencias); en la UE, el “Pacto verde” que arruina a los agricultores y ganaderos.
El nuevo dogma que se ha añadido a los anteriores es “hay que salvar el planeta”. Conocen que la transformación de Occidente pasa por la desestabilización de las costumbres sociales, familiares y religiosas de la ciudadanía. Afortunadamente cada vez es más criticado y denunciado. Son personas muy conocidas y de todos los ámbitos, políticos, premios Nobel, escritores… La ciudadanía está despertando y quiere la cultura de siempre.
