Phillip nació y creció en los Estados Unidos, pero su vida dio un giro inesperado cuando decidió viajar a Centroamérica. Lo que comenzó como un viaje de esperanza se transformó en la peor experiencia de su vida, marcada por la violencia y el peligro constante.
En El Salvador, donde las maras controlaban vastas áreas, Phillip fue testigo de un sufrimiento indescriptible. Pero este destino podría volver a repetirse con la desaparición de los albergues que tantos inmigrantes como él necesitan para sobrevivir en su proceso de asilo, con la nueva administración de Donald Trump.
Un éxodo masivo: la realidad de los inmigrantes
Phillip vivió en carne propia lo que significaba ser víctima de este conflicto. Las maras no solo dominaban territorios, sino que mantenían a la población en un estado de terror permanente. “Las maras controlaban ciudades enteras donde la policía ni se metía”, recuerda Phillip. Este sufrimiento lo impulsó a tomar una decisión que cambiaría su vida para siempre: emigrar hacia los Estados Unidos.
El viaje hacia el norte fue largo y sumamente peligroso. En su travesía, Phillip tuvo que atravesar más de 4,000 kilómetros, poniendo su vida en riesgo en cada país que cruzó.
Entre los momentos más difíciles de su experiencia, recordó el secuestro en la selva, donde estuvo cautivo por cuatro días, y su angustiosa huida de los paramilitares colombianos.
“Duré 6 días en la selva, cuatro días secuestrado y dos días caminando. Me secuestraron los paracos colombianos, pero cuando llegó el ejército panameño, logramos escapar”, narró para Fuerza Informativa Azteca (FIA).
¿El sueño americano o una pesadilla?
El trayecto no fue menos aterrador a bordo de “La Bestia” , el tren carguero que muchos migrantes toman en su intento por llegar a Estados Unidos, Phillip narra su experiencia con la brutalidad del tren:
“La primera vez que me subí, el tren iba a toda velocidad. Un amigo no vio el aviso del tren, y lamentablemente, perdió la vida.”
Finalmente, Phillip llegó a la frontera de los Estados Unidos, un destino que muchos otros migrantes ven como el final de su largo y peligroso viaje. Aunque su travesía había terminado, su lucha apenas comenzaba.
Una vez en Estados Unidos, Phillip fundó uno de los primeros albergues en el país para personas detenidas por la Patrulla Fronteriza, brindando apoyo a los inmigrantes que esperan continuar con su proceso de asilo político.
A pesar de haber encontrado un respiro en su nueva vida, ahora los inmigrantes enfrentan un nuevo temor: Donald Trump, quien en varias ocasiones ha amenazado los derechos de los inmigrantes
“Con Trump no se sabe, él dice que quiere correr a todos los inmigrantes sin documentos legales, solo odio tiene en su corazón. Aún si nos cierran los albergues, yo seguiré hablando, porque cualquier ser humano tiene la obligación de reconocer la dignidad de los demás y apoyarlos.”
