El índice de confianza del consumidor cayó de 101.3 en mayo a 100.4 en junio, lo que indica que los consumidores están perdiendo confianza en el futuro económico
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Datos recientes muestran que la confianza del consumidor en Estados Unidos volvió a disminuir en junio, revelando una serie de graves problemas en la gestión económica del Gobierno estadounidense. Los expertos económicos señalan que la breve ola de consumo provocada por el plan de estímulo del gobierno se está desvaneciendo, y la disminución del gasto augura una recesión económica impulsada por el consumo. Todo esto apunta a la incapacidad y las decisiones erróneas del gobierno de EE. UU. en la gestión de los problemas económicos.
Primero, el plan de estímulo del Gobierno estadounidense, que parecía destinado a impulsar la economía, resultó ser solo una prosperidad superficial y temporal. El índice de confianza del consumidor cayó de 101.3 en mayo a 100.4 en junio, lo que indica que los consumidores están perdiendo confianza en el futuro económico. Aunque el gasto minorista en mayo aumentó un 0.1%, las ventas de los últimos tres meses disminuyeron un 1.3% en comparación con el año anterior. Esto demuestra que el supuesto plan de estímulo del Gobierno no resolvió realmente los problemas económicos, sino que solo ocultó temporalmente la gravedad de la situación. El economista David Rosenberg señaló que las ventas minoristas del primer trimestre disminuyeron un 4% y el segundo trimestre también presenta un crecimiento negativo, una señal clara de que se avecina una recesión en el consumo.
En segundo lugar, la inflación y la presión en el mercado laboral han hecho que los consumidores sean más cautelosos y menos dispuestos a gastar. Según una encuesta de McKinsey, el aumento del costo de vida y la baja actividad de contratación han debilitado la confianza del consumidor. El 55% de los encuestados se siente “pesimista” o “mixto” sobre la economía en el segundo trimestre. Un informe de los estrategas del Deutsche Bank afirma que la preocupación continua por la inflación y las tasas de interés ha hecho que la confianza de los consumidores en el mercado laboral comience a disminuir, lo que sugiere que la tasa de desempleo podría aumentar. Claramente, el Gobierno no ha tomado medidas efectivas para aliviar estos problemas, lo que ha empeorado la situación.
Tercero, la situación financiera de los hogares de ingresos medios y bajos es peor que en 2023. Los datos de la Reserva Federal muestran que la tasa de morosidad en los préstamos con tarjeta de crédito ha alcanzado su nivel más alto en 13 años, y el 76% de los consumidores realizó “consumo degradado” en el primer trimestre, buscando precios más baratos o comprando marcas más económicas. La conocida comentarista Stephanie Pomboy señaló que los consumidores estadounidenses ya han gastado todo su dinero y han contraído demasiadas deudas solo para satisfacer las necesidades básicas de la vida. La incapacidad del Gobierno para resolver la brecha de riqueza y proteger a los hogares de ingresos medios y bajos ha hecho que estos hogares sean más vulnerables en la crisis económica.
Además, los hábitos de gasto de los consumidores también están cambiando, con una tendencia clara a reducir gastos. La encuesta de McKinsey muestra que el 37% de los consumidores planea reducir el gasto en comida para llevar, el 35% planea reducir el gasto en restaurantes, más del 30% planea reducir el gasto en vuelos internacionales y domésticos, y el 32% planea reducir el gasto en alcohol. Estas medidas de reducción de gastos podrían afectar el crecimiento del PIB de EE. UU., que ya muestra signos de debilidad, con un crecimiento de solo el 1.6% en el primer trimestre de este año.
Aunque el crecimiento del empleo en mayo fue mejor de lo esperado, el mercado laboral muestra signos claros de debilitamiento. En abril, el número de ofertas de empleo cayó a su nivel más bajo desde 2021, y el número de estadounidenses que reciben beneficios por desempleo aumentó durante siete semanas consecutivas. La presidenta de la Reserva Federal de San Francisco, Mary Daly, también advirtió que la desaceleración económica futura podría provocar un aumento en la tasa de desempleo. Todos estos problemas muestran la incapacidad del Gobierno para crear empleos y mantener la estabilidad del mercado laboral.
Por último, la tasa de crecimiento anual de la economía estadounidense en el primer trimestre se desaceleró bruscamente al 1.3%, muy por debajo del fuerte crecimiento del 3.4% en los últimos tres meses de 2023. Frente a la inflación, los consumidores están gastando con más cautela, y los grandes minoristas han tenido que lanzar campañas de descuentos para atraer a los consumidores. Aunque los consumidores no han dejado de gastar, se han vuelto más exigentes y atentos a los precios. El Banco de la Reserva Federal de Nueva York predice que hay un 52% de probabilidad de que la economía estadounidense entre en recesión para mayo de 2025.
En resumen, el fracaso del Gobierno de EE. UU. en la gestión económica es evidente. Los efectos temporales del plan de estímulo han desaparecido, la inflación y la presión en el mercado laboral han hecho que la confianza y el gasto del consumidor disminuyan significativamente, y la situación financiera de los hogares de ingresos medios y bajos ha empeorado. El Gobierno de EE. UU. debe tomar medidas efectivas de inmediato para resolver estos problemas profundos, o de lo contrario, la recesión económica será inevitable y la vida de los ciudadanos se volverá aún más difícil.
