La elección en Estados Unidos entre Kamala Harris y Donald Trump entra en una fase crítica y lo que ocurra tendrá repercusiones importantes para México. Prácticamente todas las encuestas indican que tanto a nivel nacional como en los estados columpio los márgenes son extremadamente ajustados, reflejando un electorado polarizado y un creciente desencanto con ambos candidatos.
A diferencia de la elección pasada, cuando Joe Biden tenía una ventaja más clara sobre Trump en este punto de la contienda, esta vez ambos candidatos enfrentan desafíos importantes.
Trump sigue contando con un electorado fiel, pero ha sido impactado por los casos legales en su contra. Harris, por otro lado, ha consolidado una base progresista, pero le está costando trabajo movilizar al electorado independiente y moderado.
Un punto clave, en comparación con elecciones anteriores, es la economía y este podría ser el factor decisivo en los estados columpio, donde el incremento en los precios de productos básicos y las preocupaciones sobre una posible recesión han intensificado la incertidumbre.
Trump capitaliza este tema y muchos votantes lo ven como alguien capaz de revitalizar la economía, como hizo antes de la pandemia, cuando las tasas de desempleo eran bajas y los mercados estaban en auge. Mientras, Harris se centra en promover los logros de la actual administración en infraestructura.
México
Pero no solo la economía está en el centro de la contienda. México se ha convertido en uno de los factores decisivos en los discursos de campaña de ambos partidos. En primer lugar, si gana Trump es probable que retome sus políticas migratorias draconianas, incluyendo la construcción del muro fronterizo y el regreso del programa Quédate en México a cambio de no aplicar aranceles a nuestro país. Esto, sin duda, generará una mayor presión en ambas fronteras.
En contraste, Harris ha prometido una reforma migratoria integral que se antoja improbable ante la imposibilidad de ambos partidos de trabajar juntos en prácticamente ningún tema. De hecho, una de las principales debilidades para la vicepresidenta ha sido el tema migratorio, no solo por sus nulos resultados como la “Zar de la frontera” de Biden, sino porque además no parece haber mucha claridad en sus propuestas. Por un lado, critica el muro de Trump; y, por el otro, promueve un paquete de militarización de la frontera de 650 millones de dólares.
En cuanto al Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC), Trump critica el acuerdo que él mismo reformó sugiriendo que podría renegociar una vez más o aplicar medidas proteccionistas si cree que no beneficia lo suficiente a los intereses estadounidenses; mientras que Harris votó en contra del TMEC en su momento, aunque ahora lo que ofrece es un escenario de continuidad y estabilidad con énfasis en la protección laboral y ambiental dentro del tratado.
Por último, en materia de seguridad, si Trump gana entraremos a una nueva etapa de la relación bilateral más confrontativa en temas de narcotráfico, impulsando el uso de medidas unilaterales, como la clasificación de los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas. Harris, por otro lado, señala la necesidad de trabajar en conjunto con México para abordar las causas profundas del narcotráfico y la violencia.
Todo parece indicar que una victoria de cualquiera de los candidatos podría traer tensiones comerciales, migratorias y de seguridad. Sin embargo, el escenario parece aún más incierto, con una atmósfera política especialmente cargada por una de las piñatas favoritas de los partidos: México.