Momento de “La película inconclusa”, que se verá el domingo y la próxima semana en el Argentino
Un proyectorista reproduce películas desde un proyector bicicleta. Allí viven los actores, en esa cinta cinematográfica, pero esas tiras de celuloide son censuradas por Satanás: los personajes transitan y reviven de infinitas muertes sin resignarse a no ser más que olvido. Con esos elementos, Marcos Rosenzvaig construye “La película inconclusa”, comedia dramática de vasta y exitosa trayectoria que se puede ver en el TACEC, el espacio de teatro experimental del Argentino.
La propuesta, que se vio el jueves y se verá el domingo y la semana que viene (con entrada gratuita) nace “de mis recuerdos de niño vagabundeando por las distribuidoras de cine y pidiendo los recortes de celuloide de las películas”, relata Rosenzvaig, en dialogo con EL DIA. “La llevo al teatro desde una bicicleta convertida en un proyector que reproduce pedazos de cintas. Actores que viven encerrados en los 35 mm del celuloide y que temen ser cortados y enviados a la nada”.
Rosenzvaig trabaja en su puesta con maniquíes, “el reflejo del hombre en un estado semimuerto”, en una propuesta que pertenece en el TACEC, espacio de propuestas inclasificables: así confirma el dramaturgo y escritor tucumano, que dice que “definir una propuesta es encasillarla: lo que hay en mis puestas son rasgos personales que fui desarrollando con los años. En este caso la dimensión real está representada por la proyectista, la dimensión ilusoria por los actores del film. La puesta es casi un mecanismo de relojería que debe acercarse a la perfección, sino es un fracaso. Este tipo de obra no tiene puntos intermedios”.
– ¿Por qué decidió utilizar el dispositivo del cine, de las películas, en la obra?
– No lo decidí, la investigación me lo propuso. Yo parto de la casi nada, dos o tres imágenes sirven de punto de partida cuando no me baso en un libro. El transcurrir proyecta mi vida y yo lo hago sobre el escenario. La muerte es una presencia en la obra como la infancia. Los mitos te permiten volar.
“La puesta debe acercarse a la perfección, sino es un fracaso”, dice Marcos Rosenzvaig
– ¿Enfrentar a la muerte a través del arte puede servir de catarsis?
– Por lo general el arte es o puede ser catártico. Claro que no es mi intención inducir a un espectador a ese enfrentamiento. Lo que trato de decir es que no tengo intenciones, me sirvo de profundizar la realidad y los sueños, de crear dimensiones y capas temporales en el escenario. Yo creo que el espectador transita los mitos que nos constituyen, y lo hace a través de la obra.
– ¿En qué sentido es un homenaje a Tadeusz Kantor? ¿Cuál fue su relación con el maestro polaco?
– El maestro había muerto hace dos años cuando llegué a Polonia: me relacioné con los actores que estuvieron a su lado a lo largo de 25 y 35 años. Cuando regresé de Cracovia formé el grupo “Circus Renacentista” hace unas tres décadas, todavía me acompaña desde esa época el actor Alejandro Mazza y de manera más reciente el cantante lírico y actor Juan Salvador Trupia y Liliana Marchini. Durante esas décadas di seminarios y escribí tres libros acerca del maestro y de cómo investigar en el teatro. Con este lenguaje, digamos kantoriano como para abreviar, es el quinto espectáculo junto al “Circus Renacentista”, le aclaro que un elenco numeroso trabajando durante un año no es algo sencillo y mucho más cuando no se dispone de dinero. Mi homenaje no solo es “La película inconclusa” sino haber difundido su lenguaje a lo largo del mundo. El proyecto homenaje a la visita de Kantor hace cuarenta años fue un plan elaborado junto a la embajada de Polonia, proyecto que me robó el teatro San Martín excluyéndome cuando se lo propusimos. Las autoridades ni sabían y apenas conocían a Kantor, Pero ellos son los representantes fatuos de la cultura, personas similares a los que nos representan en el poder político en la Argentina. Se premian entre sí, están adscriptos no al arte, sino al “yo te doy tú me das”. Se aferran al poder como los perros con los huesos. Por suerte existe el Teatro Argentino de la Plata, y que tiene la posibilidad de ofrecer a todos los platenses una obra teatral sin cobrar entradas.
– En una entrevista que le realizaron, cuenta que viajó a Cracovia porque en Polonia había surgido un teatro “radicalmente distinto al del resto de Europa”. ¿Por qué de Polonia surgió un teatro radicalmente distinto al del resto de Europa?
– Hubo en Polonia dos figuras de un teatro puro: Jerzy Grotowsky y Tadeusz Kantor, el teatro laboratorio y el teatro de la muerte, y ambos marcaron el siglo XX. Las razones están consustanciadas con la guerra, el asesinato de judíos, los campos de concentración, la fe y un profundo catolicismo. Viajé a Polonia el día que me aburrí de mi teatro, del teatro que veía en los años 90’, viajé porque la juventud tiene esa esencia revolucionaria, inconformista, y creo que eso, por suerte, se ha mantenido en mi trayectoria como narrador, ensayista y director teatral.