En el escenario del atletismo canario, pocos nombres resplandecen con la luz de Johanna Ardel. Nacida el 18 de diciembre de 1996 en la fronteriza Valga, en Estonia, Johanna ha tejido una trayectoria que abarca dos países y muchas más dimensiones. Su historia, la de un crisol de logros, crecimiento y un amor inexorable al deporte que palpita en cada paso que da.
En su hogar, el deporte, más que una actividad, era un idioma compartido. Con 10 años, cuando la curiosidad y la energía parecen inagotables, comenzaba la aventura de una joven Johanna en el atletismo. «Empecé gracias a mi familia, porque tanto mis padres como mi hermana practicaban deporte», cuenta.
Más tarde, el viento del destino soplaría con fuerza para llevar a la joven báltica a enfrentarse a «un reto» que giraba su vida. Su familia, con la mirada puesta en horizontes más amplios, decidió que era momento de volar hacia desafíos más grandes. «Mis padres me empujaron a entrenar fuera y a estudiar fuera. Como conocíamos gente en Tenerife y hacía buen clima para entrenar todo el año, decidimos que este sería el lugar indicado», explica Johanna, desvelando el mapa de decisiones que la llevó a La Laguna a los 17 años.
La adaptación a Tenerife
La mudanza no fue sencilla al principio. «En el primer año pensaba que quería volver a Estonia», confiesa la atleta de 28 años. Sin embargo, a medida que se adaptaba al clima y la cultura canaria, Johanna dejó de mirar hacia atrás con nostalgia y empezó a abrazar las oportunidades que Tenerife le ofrecía. No solo completó su formación académica, con un Grado en Nutrición en la Universidad de La Laguna, sino que también descubrió en la Isla el escenario ideal para pulir su talento deportivo. «Con el paso de los años, no he querido irme de aquí», admite. En Tenerife, Johanna halló el entorno perfecto para entrenar y competir. Ahora es miembro del Club Deportivo Escuela Atletismo Tenerife 1984.
Representación nacional
Johanna ha brillado con luz propia no solo en competiciones locales y nacionales, sino también en la arena internacional. «Hace dos años fui al campeonato del mundo de ruta, que ha sido una de las carreras más importantes para mí», confiesa. No era la primera vez. En 2019, ya había llevado con orgullo los colores de Estonia al Campeonato de Europa de Cross en Lisboa. «Ir a competiciones así te hace sentir importante, y encima representando a mi país es un plus aparte», afirma.
Su huella en el ámbito local es igual de imponente. El recorrido de Johanna en el Archipiélago le ha llevado a dejar su marca en la prestigiosa San Silvestre lagunera, donde se ha coronado campeona en tres ocasiones. También es campeona en modalidades como cross y ruta. «Llevo siete títulos de Campeona de Canarias en cross, y para mí los campeonatos siempre son lo más importante», declara.
Una evolución constante
Este año ha concluido sus estudios universitarios, lo que le ha permitido «centrarse en el atletismo». «La preparación va bien, me siento fuerte y los tiempos mejoran», dice la deportista estonia. Su gran objetivo, el Campeonato Mundial de Ruta en abril. Antes de eso, planea medir su progreso en el Campeonato de España de Cross y en una prueba de 10 kilómetros en Valencia. «Hace poco fui a una carrera en Chipre y logré mi mejor marca personal en los 5 kilómetros en ruta», recuerda sobre una evidencia de sus mejoras sustanciales en sus registros durante la temporada invernal.
Victoria en Tacoronte
Volvió Johanna Ardel en la XXXIV Media Maratón Ciudad de Tacoronte de este fin de semana a alzar su nombre. Aunque no fuera el destino final de su brújula deportiva, la histórica carrera invernal significó para ella una prueba más dentro de su preparación. «Es una carrera de invierno que suelo hacer como parte de mi planificación. Aunque no la haya preparado específicamente, siempre doy lo mejor de mí en cada carrera», asegura.
Ni el clima, con sus caprichos invernales, logró menguar la energía de la corredora báltica. Y enfrentándose a 21 kilómetros marcados por un frío cortante, Johanna conquistó la victoria con un tiempo de 1:22:04. «Como soy nórdica, estoy acostumbrada al frío, así que no me afectó tanto», bromea. La carrera fue, como ella la define, «un entrenamiento de calidad». «Sentí que podía mantener el ritmo y más si alguien me intentaba superar», relata con precisión sobre el instante en que, al cruzar el kilómetro 10, dejó atrás a todas sus rivales.
De este modo, y como viene siendo habitual, Tacoronte se sumó como un episodio más en la narrativa ascendente de Johanna Ardel, una historia de constancia que nació en Valga y que promete seguir deslumbrando en el Archipiélago.
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