El padre Josh, que dirige una parroquia catlica en el este del estado de Pensilvania, tiene claro a quin le recuerda Donald Trump: “Desde un punto de vista estrictamente personal, lo comparara a Ciro, que no era necesariamente un creyente, pero que fue un instrumento para el avance de la voluntad de Dios en el mundo”.
A James Eskridge, alias Ooker (pronunciado uker), alcalde de la isla de Tangier, en Virginia, Trump no le recuerda a Ciro, sino “al Rey David, una persona llena de defectos que llev a cabo la obra de Dios”.
Brenden Dilley, que participa seis das a la semana en las sesiones, de una hora cada una, de un grupo online de estudio de la Biblia, prefiere no entrar en esas disquisiciones. “Hay mucha gente que ve a Trump como un nuevo Ciro, pero yo prefiero limitarme a pensar que Dios usa a los locos para confundir a los mentirosos. No cabe duda de que Dios est usando a este hombre imperfecto [Trump] para traer un renacer de la fe en este pas”.
Josh, Ooker, y Dilley son tres personas religiosas que llevan votando por Donald Trump desde que ste se present a las elecciones de 2016 por primera vez. El primero fue, sin que su obispo lo supiera, al mitin que Trump dio el mircoles de la semana pasada en la ciudad de Allentown, en el Estado de Pensilvania, que va a decidir las elecciones de hoy en Estados Unidos.
Ooker lidera la poltica en la isla de Tangier, en la baha de Chesapeake, acaso el ejemplo ms extremo de negacionismo del cambio climtico que existe sobre la faz de la Tierra. La isla est siendo tragada por el mar a medida que el nivel de las aguas sube. Las inundaciones son tan frecuentes que ya no crecen rboles en Tangier, debido a la salinidad del suelo, y las olas traen frecuentemente a la palaya atades arrancados del cementerio local. Pero nadie cree en que la Tierra se est calentando y el nivel del mar suba. El problema, dicen, es que la isla se est hundiendo. Ooker, que en 2012 dirigi un cisma de la iglesia evanglica local cuando ste dio dinero a la Autoridad Nacional Palestina, ha estado en la Casa Blanca con Trump.
Finalmente, Dilley es el propietario y mximo responsable de la empresa californiana DIlley Meme Team, especializada en memes y deepfakes, es decir, videos, imgenes y audios totalmente falsos generados con Inteligencia Artificial (IA), que son prcticamente imposibles de distinguir de los reales. Con 26 empleados, la compaa de Dilley es una empresa muy respetable que alcanz una popularidad enorme con el vdeo Dios cre a Trump. Fue en aquel momento -el 14 de enero, para ser exactos, la vspera de los caucus de Iowa- cuando Dilley hizo sus declaraciones a EL MUNDO, a la salida, previsiblemente, de un mitin de Trump.
La grabacin, de apenas un minuto, se hizo viral durante las primarias en la red social trumpista Rumble, fundada por el multimillonario de Silicon Valley Peter Thiel con la colaboracin de varios inversores minoritarios, entre ellos JD Vance, al actual candidato a la vicepresidencia por el Partido Republicano. El vdeo comienza con la voz, recreada con IA, de la estrella de la radio Paul Harvey, que falleci en 2009, diciendo: “El 14 de junio de 1946, Dios mir al Paraso que haba planeado y dijo: Necesito un cuidador”. Y Dios nos dio a Trump”.
Su popularidad fue tal que el propio candidato y ex presidente pona en sus mtines el collage de imgenes en el que se vea el famoso empujn que el entonces presidente de Estados Unidos dio al primer ministro de Montenegro, Vukasin Markovic, en una cumbre de la OTAN, mientras una voz en off producida que imitaba a la de, deca “[Dios] dijo “necesito a alguien con brazos lo suficientemente fuertes como para aplastar al Estado profundo, pero tambin lo suficientemente gentiles como para llevar a sus nietos al colegio; alguien que dome al furioso Foro Econmico Mundial, llegue a casa hambriento, pero espere a que la primera dama coma con sus amigas (…)”. “As que Dios nos dio a Trump”.
La actitud de estas tres personas indica la de los cristianos que apoyan a Trump. Muchos no lo hacen por una identificacin con el poltico, acaso porque los pecados del ex presidente sean demasiado visibles. Eso es visible sobre todo en los cometidos contra el sexto mandamiento, ya que la ostentacin de la riqueza que Trump hace un da s y otro tambin es algo perfectamente normal en EEUU, un pas en el que se identifica dinero con inteligencia y virtudes morales, ya que tiene metido el calvinismo hasta los tutanos -incluso entre los que no son calvinistas-, por lo que el xito material es una seal de simpata por parte de Dios.
La consecuencia de todo ello es que Trump es un instrumento de Dios. Y, adems, un salvador, incluso aunque l mismo no lo sepa. As se le puede votar porque en realidad se est votando por la obra de Dios en la Tierra. Es una idea muy religiosa, algo normal en un pas como Estados Unidos, en el que el 81% de la poblacin cree en Dios, frente a menos del 50% en, por ejemplo, Espaa.
La identificacin de Trump con Ciro, adems, sugiere que esos cristianos no ven a Trump como una persona religiosa. Porque Ciro, que juega un papel clave tanto en la Biblia cristiana como en la juda, no crea en el dios judo Yahv. Lo que l hizo fue permitir a los judos volver a fundar el reino de Jud, sobre el que se basa gran parte de la mitologa fundacional de Israel. El hecho de que Trump – como Ciro- no sea visto necesariamente como un hombre de Dios, sino slo como un mero instrumento de ste, permite explicar todos sus fallos y defectos y, al mismo tiempo, votarle. Porque lo que se est defendiendo es la voluntad de Dios, ejecutada a travs del candidato republicano a la Casa Blanca.
El cautiverio de los judos en Persia es, al contrario que el de Egipto, algo que sucedi en realidad, del mismo modo que la liberacin de stos por Ciro, una figura histrica que vivi en el siglo VI antes de Cristo y que ha inspirado a personajes tan variados como el tercer presidente de EEUU, Thomas Jefferson, el sha de Irn, Mohamed Reza Pahlavi, y la primera persona en dirigir el Estado de Israel, David Ben-Gurion. Ms complicado es asimilar el Rey David a Trump, puesto que el primero s crea en Yahv, aunque sus actos -especialmente con las esposas de sus generales- no fueran acordes con lo que se espera de un varn recto.