La última reunión del año de la Reserva Federal ha llegado como un torbellino para los mercados. El banco central estadounidense ha dado un giro a sus políticas, al eliminar de su hoja de ruta dos recortes de tipos en 2025, y dejar sólo dos bajadas de 25 puntos básicos para todo el año que viene. En el anterior mandato presidencial de Donald Trump ya hubo fricciones entre Jerome Powell y el presidente republicano por no bajar los tipos de interés, y ahora la historia puede repetirse. Sin embargo, la Fed se puede agarrar a que su decisión tiene que ver con las promesas electorales del propio Trump, que amenazan con volver a aumentar la inflación, por lo que su decisión es un contrapeso necesario para intentar mantener el equilibrio. De hecho, las proyecciones económicas de varios miembros de la Fed se han basado, en parte, en el aumento de inflación previsto por las medidas que se espera que implemente la nueva administración. Ya hay casas de análisis, como Bank of America, que abren la puerta a que el ciclo de recorte de tipos ya haya terminado.
El discurso de Jerome Powell en la reunión de la Reserva Federal de este miércoles ha dado un giro en varios sentidos. Uno de los más significativos tiene que ver con la inclusión del impacto económico de las políticas que pueda tomar el nuevo Gobierno estadounidense en 2025. En noviembre, Powell insistió mucho en que no se incluirían las posibles políticas de la administración Trump en las proyecciones económicas de la Fed hasta que estas se confirmasen e implementasen oficialmente. Sin embargo, el presidente del banco central ha cambiado su discurso en diciembre, y ahora admite que ha habido varios miembros del banco central que han incluido en sus proyecciones, y, por ende, en su decisión sobre los tipos, el impacto de las medidas que esperan que tome Trump.
La Fed y la administración Trump se han convertido en el ying y el yang para la economía estadounidense, incluso antes de que empiece oficialmente el mandato del nuevo presidente. Uno equilibra al otro, y viceversa. Por un lado, los aranceles prometidos, la expulsión de inmigrantes y las medidas de estímulo que ha incluido el gobierno en su campaña presidencial serán una fuente de inflación, y por otro, la Fed tiene el mandato de mantenerla controlada. El mensaje del banco central en la reunión de este miércoles reconoce la necesidad de enfriar el crecimiento económico para evitar sustos inflacionistas.
Este posicionamiento de la Fed apunta a que en los próximos meses se reactivarán las hostilidades entre el gobierno el banco central. Si bien es cierto que Trump no querrá que se dispare la inflación, tampoco querrá ver cómo el crecimiento se estanca por las medidas de la Fed en los primeros meses de su mandato, lo cual abre la puerta a un nuevo conflicto, similar al que tuvo lugar en 2019, entre Powell y el presidente estadounidense.
El enfoque de la Fed cambia en sólo 4 meses
El cambio de discurso que ha hecho Powell esta semana confirma que el banco central ha cambiado su enfoque de política monetaria. Si en agosto la Fed anunció que empezaría a estar más centrada en el empleo que en la inflación, al ver que el mercado laboral se empezaba a deteriorar en EEUU, ahora, con señales de tranquilidad en el desempleo, y unos datos de inflación que se resisten a seguir moderándose, el enfoque del banco central ha vuelto a cambiar.
“La Fed es ahora marcadamente halcón, con sólo dos recortes de tipos proyectados para 2025, y señalando preocupaciones cada vez mayores sobre una inflación persistente, o que se reactive”, explica Daniel Siluk, jefe de liquidez y corta duración de Janus Henderson. “La Fed parece haber vuelto a cambiar, y a priorizar los riesgos inflacionistas sobre los del empleo, preparándose para saltarse el recorte de tipos en enero y a hacer una pausa extensa en 2025 si las presiones inflacionistas persisten y la economía sigue siendo robusta”, confirma Siluk.
¿Han podido terminar ya las bajadas de tipos?
El miedo a un nuevo repunte de la inflación no es exclusivo de la Fed. Tras la reunión de este miércoles, ya hay tres casas de análisis que, tras revisar sus previsiones de tipos de interés, ya esperan que el banco central no mueva los tipos durante todo el año que viene. Se trata de Berenberg, BNP Paribas y Deutsche Bank, según los datos que publica Bloomberg.
Otros, como Bank of America, todavía no mantienen esta posibilidad como su escenario base, pero sí admiten que el riesgo de que esto se produzca es cada vez más elevado. El banco estadounidense, de hecho, quita responsabilidad a las políticas de Trump como el catalizador que ha llevado a la Fed a reducir sus previsiones de recortes de tipos, y apuntan a factores estructurales ajenos a los planes de Trump.
“Creemos que, si los aranceles fueran la principal razón del aumento de la inflación, habríamos esperado ver una previsión de crecimiento más suave para 2025. El propio Powell no parece haber tenido en cuenta los aranceles, dado que citó una incertidumbre significativa sobre el alcance, el calendario y el impacto de los aranceles. Mantenemos nuestra previsión de dos recortes más de tipos el año que viene, pero los riesgos se han desplazado claramente en la dirección de menos (ningún) recortes”, señalan desde el banco estadounidense.
Sea como sea, parece claro que, si Trump quiere ver a la Fed recortando tipos, tendrá que medir bien el alcance de algunas de sus promesas electorales, ya que, inevitablemente, estas crearán inflación. Y no es una ocurrencia de Powell: no son pocos los expertos que llevan avisando desde hace meses de que la Fed tendría difícil bajar los tipos como estaba proyectando si Trump terminaba aterrizando en la Casa Blanca.