La comunidad evangélica de A Coruña dio inicio a las celebraciones de su 150 aniversario en la ciudad con un acto de carácter divulgativo, explicativo y de recorrido histórico. Si bien se trata, evidentemente, de una iglesia y su mensaje, en realidad buena parte de la conferencia tuvo que ver más con el quiénes son, de dónde vienen y cómo ha sido el camino durante este siglo y medio en la ciudad. Con 20 congregaciones en la actualidad, el pastor Timoteo Figueirido Woodford, el teólogo y profesor Samuel Pérez Millos y el músico y escritor José Luis Fernández Carnicero se felicitaron por la buena salud de la que goza la iglesia evangélica.
No existe emplazamiento más propicio para la sede que el que actualmente ocupa la iglesia El Camino, en la calle Curros Enríquez. Buena parte del acto sirvió para reivindicar la figura del escritor como uno de los ilustres protestantes de su época, además de ser uno de los miembros fundadores de una comunidad evangélica durante su etapa en Madrid. Aseguró Fernández Carnicero que la lectura de una interpretación de la Biblia por parte de un pastor evangélico cambió para siempre su credo y su forma de vivir la religión.
La vinculación anglo-coruñesa tiene mucho que ver con los primeros actos religiosos
Como en tantos otros aspectos, en la búsqueda de los orígenes de la comunidad tiene mucho que ver el profundo vínculo anglo-coruñés: desde el entierro de Sir John Moore en 1809, que los ponentes califican de primer culto protestante en suelo coruñés, al viaje de Jorge Borrow por toda España para repartir biblias. En 1837 una de esas paradas fue A Coruña, ciudad que hoy le rinde homenaje con una calle.
Fundamental resulta la llegada desde Pamplona de Rufino Fragua García, primer obrero español de A Coruña y que, tras la llegada de los misioneros Thomas Blamire y Jaime Wigstone, funda en 1875 la primera iglesia evangélica de la ciudad. Fue en el número 9 de la plaza de Pontevedra y, según las crónicas de la época, el acto congregó a más de 400 personas.
La figura de Rufino Fragua fue determinante y pionera en muchos sentidos, como por ejemplo el hecho de que en el padrón municipal conste su credo, algo insólito y sin igual, según los ponentes del acto.
Entre 1915 y 1984 la iglesia estuvo en la calle Panaderas, hasta mudarse al actual emplazamiento, seguramente el más apropiado y que más justicia hace a uno de los pioneros de la causa.
