La llegada del nuevo año suele despertar en muchos el deseo de adoptar hábitos más saludables, y el ejercicio físico encabeza la lista de propósitos. Sin embargo, persiste la duda sobre si existe una edad límite para comenzar. Un estudio publicado en la revista Aging Cell arroja luz sobre este tema.
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Andrea Reyes
Casper Søndenbroe, uno de los investigadores, destaca que la pérdida de células motoras, esenciales para la movilidad, comienza alrededor de los 70 años. La investigación enfatiza que el ejercicio puede retrasar este deterioro, ofreciendo una ventana de oportunidad para mantener la vitalidad en la tercera edad.
El papel del ejercicio en la preservación de las células motoras
Las células motoras son neuronas responsables de transmitir señales desde el cerebro y la médula espinal hacia los músculos, permitiendo el movimiento voluntario. Con el envejecimiento, especialmente a partir de los 70 años, se produce una disminución en el número de estas células, lo que puede afectar la movilidad y la calidad de vida.
No obstante, el estudio en Aging Cell sugiere que la actividad física regular puede mitigar esta pérdida, preservando la función neuromuscular.
Además, investigaciones previas han demostrado que el ejercicio físico promueve la hipertrofia de la unión neuromuscular y acelera su proceso de remodelación en personas mayores, lo que potencialmente mitiga su degradación y, por ende, la progresión de la degeneración neuromuscular.
Nunca es tarde para comenzar
La creencia de que existe una edad límite para iniciar una rutina de ejercicios es desmentida por la evidencia científica. Aunque la pérdida de células motoras comienza alrededor de los 70 años, esto no implica que el ejercicio sea ineficaz o perjudicial después de esa edad.
Al contrario, mantenerse activo puede mejorar la fuerza muscular, el equilibrio y la coordinación, contribuyendo a una mejor calidad de vida. Es importante destacar que la actividad física debe adaptarse a las capacidades y condiciones de cada individuo.
Se recomienda incorporar ejercicios de fuerza dos o tres veces por semana, complementados con actividades aeróbicas moderadas. La constancia es clave, y siempre es aconsejable consultar con un profesional de la salud antes de iniciar cualquier programa de ejercicios.
La ciencia respalda que nunca es demasiado tarde para comenzar a hacer ejercicio. La pérdida de células motoras asociada al envejecimiento puede ser mitigada con una rutina de actividad física adecuada, permitiendo disfrutar de una vida activa y saludable incluso en edades avanzadas.
Beneficios de realizar actividad física
Hacer ejercicio regularmente aporta múltiples beneficios para la salud física, mental y emocional:
- Mejora la salud cardiovascular: el ejercicio fortalece el corazón, mejora la circulación sanguínea y reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares como hipertensión, infartos y accidentes cerebrovasculares.
- Control del peso corporal: ayuda a quemar calorías, mantener un peso saludable y prevenir la obesidad.
- Fortalece los músculos y huesos: los ejercicios de fuerza aumentan la masa muscular, mientras que actividades como caminar o correr fortalecen los huesos, reduciendo el riesgo de osteoporosis.
- Reducción del estrés: el ejercicio libera endorfinas, neurotransmisores que generan bienestar y reducen la sensación de estrés y ansiedad.
- Mejora del estado de ánimo: está asociado con una disminución de los síntomas de depresión y un aumento en la sensación de felicidad.
- Mayor claridad mental y memoria: mejora la función cognitiva al promover la neurogénesis y aumentar el flujo sanguíneo al cerebro.
- Mejor calidad del sueño: ayuda a conciliar el sueño más rápido, mejora la calidad del sueño y combate problemas como el insomnio.
Esta información no sustituye en ningún caso al diagnóstico o prescripción por parte de un médico. Es importante acudir a un especialista cuando se presenten síntomas en caso de enfermedad y nunca automedicarse.