Se habla mucho de Begoña Gómez, sus méritos, capacitación y carencia de título oficial, sus asistentes personales, el rector de la UCM, Wakalua, Hidalgo, Barrabés, los patrocinadores de la cátedra, “bego.fundraiser”, etc. Pero poco o nada sabemos del contenido de su cátedra denominada, muy pomposamente, Transformación Social Competitiva.
Sin que sirva de precedente, he pedido a la IA una definición de la expresión “transformación social competitiva”, y he obtenido este resultado:
“Proceso de cambio profundo en la estructura y organización de una sociedad, orientado hacia el fomento de la competencia en distintos ámbitos, como la economía, la educación o la innovación, para mejorar el bienestar colectivo y posicionar a la sociedad de manera más eficiente y efectiva en el contexto global.”
¡Nada menos y nada más!
Transformación Social Competitiva es la expresión abracadabrante que registró la señora Gómez de Sánchez, para que no pudiera ser utilizada fuera de la Universidad Complutense, porque, en su simplismo, creyó haber redescubierto la redondez de la tierra y hasta la gravedad y poner nombre a lo evidente. El bálsamo de Fierabrás, la panacea con la que se resolverán todos los problemas del mundo, según idea que exportará España desde el ombligo de La Moncloa. Una reedición de la fastuosa y utopíca Agenda 2030.
Muy ambiciosa es la señora Gómez, intelectualmente hablando. Y ella, con humildad y altruismo, quiere documentarnos acerca de cómo “mejorar el bienestar colectivo y posicionar a la sociedad de manera más eficiente y efectiva en el contexto global.”
Idénticos objetivos de transformación que los de su esposo, que va a dejar a España en unas condiciones que no la reconocerían ni los Reyes Católicos; recuerden que cada vez es más frecuente el uso de términos como federalismo fiscal y república, como aspiraciones de Sánchez y quienes le apoyan.
Begoña, tal vez insegura por su carencia de méritos y capacitación, ha pretendido seguir el ejemplo transformador de su cónyuge, pero con un decepcionante número de alumnos matriculados para sus lecciones magistrales: entre 10 y 15 alumnos por curso, según diversas informaciones.
Y es que la transformación social y económica de su esposo está siendo mucho menos exitosa de lo que anuncian sus pregoneros con acompañamiento de clarines y fanfarrias.
Aunque el PIB per cápita ha subido un 20 % desde el año 2018, su distribución “transformadora y social” no ha sido muy equitativa, pues el IPC ha crecido un 21 % desde ese año y la población en riesgo de pobreza ha pasado del 21,5 % al 26,5 % en el mismo período.
Añadamos problemas sociales básicos no resueltos, como el déficit de viviendas en régimen de arrendamiento y el consiguiente aumento de sus precios; una tasa de desempleo en torno al 11 % ―notablemente superior a la media de la UE―, que sube al 26 % en el caso de los menores de 25 años; finalmente, el espectacular incremento de la inmigración ilegal: en el año 2018 llegaron de forma irregular más de 64.000 inmigrantes y durante el 2024 la cifra se aproximará a los 60.000.
La eficacia de la voluntad social transformadora del matrimonio Sánchez, en sus respectivas facetas política y “universitaria”, será sometida a prueba de dos formas diferentes. En cuanto a la señora Gómez de Sánchez, serán los malévolos, conniventes y prevaricadores jueces quienes decidan si incurrió, en el ejercicio de su docencia, en alguno de los delitos que se le imputan. Respecto al cónyuge, seremos los ciudadanos quienes, cuanto toque votar, manifestemos si sus políticas sociales y económicas han mejorado realmente el bienestar colectivo. @mundiario