Las caras de Christian Horner, jefe del equipo Red Bull, y de Lando Norris, piloto de McLaren, lo decían todo tras el Gran Premio de Brasil. El alivio en la casa austriaca se abría paso a través de las cejas fruncidas de Max Verstappen, mientra que en el lado contrario había una clara decepción.
El título de Fórmula 1 de 2024 está ahora prácticamente sentenciado después de la soberbia victoria de Verstappen en Brasil. El holandés se desahogó en el podio, tras lo que era su primera victoria desde el mes de junio en el GP de España. Una vez más, hizo magia sobre la lluvia de Interlagos.
La primera vuelta de Verstappen fue digna de la comparación que hizo Horner “a la altura de Donington 1993”. Su confianza para adelantar a dos coches en la curva 3 fue impresionante de ver desde fuera.
Eso se sumó a lo bien que sale el Red Bull en condiciones de baja adherencia, además de la confianza del piloto holandés para encontrar el mejor hueco en la curva 1, sabiendo que cualquier toque o problema daría a Norris una gran oportunidad de aumentar su presión en la lucha por el campeonato.
Su movimiento para hacerse con el liderato de la carrera tras el segundo reinicio del coche de seguridad a Esteban Ocon salió de la nada. Antes de la bandera roja, el campeón del mundo había perdido terreno mientras el de Alpine se alejaba. El Red Bull estaba muy atrás cuando se acercaba la zona de frenada.
Pero Verstappen clavó su frenada, mientras que Norris se pasó de largo y se fue fuera en la curva 1 bajo la presión de Charles Leclerc, el único piloto que realmente puso resistencia a la remontada de Verstappen. En esa curva y en ese momento, se resumió la temporada 2024.
La carga de Verstappen a través del campo fue una de las actuaciones de la temporada
Foto de: Lubomir Asenov / Motorsport Images
Norris falló cuando necesitaba la perfección. Verstappen brilló con un RB20 que volvió a su mejor estado de forma. Y, en la breve batalla antes de la bandera roja y la parada en boxes de Leclerc con bandera verde, la hipocresía hizo estragos en las radios.
“Me estaba presionando en la línea de meta, sin dejar un coche de ancho”, gritó Verstappen. Eso a pesar de que Leclerc le había dejado espacio y no había puesto en peligro las líneas que tan vergonzosamente se cruzaron en los dos eventos anteriores de 2024. Y no fue la única rivalidad tóxica del día.
Después de caer eliminado en la clasificación del domingo por la mañana en la Q2, el holandés se mostró muy enfadado por lo que consideraba una “mierda” de decisión del control de carrera.
Eso es exactamente lo que la FIA está intentando erradicar en su cruzada contra las palabrotas en medio de sus preocupaciones por el bienestar de los comisarios de carrera, pero éstos tampoco ayudaron, eso es obvio. Todo ocurrió el día después de una decisión en la que esperaron una eternidad para sacar el Coche de Seguridad Virtual (VSC) cuando Nico Hulkenberg se salió en la carrera al sprint.
Dos errores no hacen un acierto, pero ver a los fans de Horner y Verstappen quejarse de una decisión de dirección de carrera de aspecto dudoso, dado que el holandés fue el beneficiario de la mayor polémica en este sentido en la historia de la F1 en Abu Dhabi 2021, fue muy curioso.
En un domingo de F1 sobredimensionado, Verstappen mostró sus dos caras, la increíble y la inexcusable
Foto por: Lubomir Asenov / Motorsport Images
A veces, estas cosas simplemente suceden. Y hasta que surgen pruebas de una conspiración -como con la sospecha del truco de refrigeración con agua de los neumáticos– sólo pueden ser tratadas como tales. La escala necesaria para mantener en secreto algo así la hace muy improbable, pero esto no contuvo las críticas, que reaparecieron el domingo por la mañana cuando dirección de carrera tardó unos 50 segundos en sacar la bandera roja en la Q2 tras el accidente de Lance Stroll.
Eso enfadó a Red Bull, a pesar de que Verstappen tuvo la oportunidad de marcar una vuelta competitiva momentos antes, como sí lo hizo Norris.
La teoría de Horner de “si le hubieran sacado la bandera roja inmediatamente, había tiempo para dar otra vuelta”, con sólo 1:37 en el cronómetro cuando Stroll se estrelló, no es muy creíble. Si se coge de ejemplo la bandera roja más rápida de la clasificación (ocho segundos después del accidente de Alex Albon en la Q3), se puede aplicar hipotéticamente al caso de Stroll.
Apenas hubo tiempo para que alguien saliera de boxes y empezara una vuelta, ya que los tiempos estaban más o menos en 1:25 y 1:26, un tiempo que aumenta bastante si sales desde el pitlane, con el añadido de tener que hacer una vuelta de calentamiento.
La reacción de Verstappen es exactamente lo que la FIA debería penalizar, no una palabra sacada de contexto en rueda de prensa, intencionada o no.
Sin embargo, el resultado de la carrera hará que estas quejas infundadas pasen al olvido en las páginas del libro de historia de la F1, en el que Verstappen tiene una oportunidad real de pasar algún día a la historia como el más grande de todos los tiempos.
Pero, si quiere lograrlo sin depender de las abrumadoras estadísticas de títulos y victorias que aún puede conseguir, esas actitudes tan poco profesionales tendrán que acabar de una vez por todas. La táctica de Leclerc del pasado domingo muestra el camino a seguir.
La próxima reescritura de las directrices de carrera tendrá lugar en el GP de Catar y puede jugar en contra de Verstappen, pero incluso pes ea todo ello, fue tan agradable ver una de sus mejores actuaciones sin ningún momento polémico en Brasil.
El propio Verstappen insistió en que “en la S de Senna el peralte te ayuda más bien un poco”. Pero él hizo varios adelantamientos en esa zona y, con ello, seguramente acabó con las escasas opciones de Norris a conquistar su primer campeonato del mundo.
Y sólo por eso, Verstappen, en realidad, no merece más que la más sincera de las felicitaciones.
Verstappen está a un paso de su cuarto título mundial
Foto: Zak Mauger / Motorsport Images