La alcaldesa de la ciudad de Boston, Massachusetts, Michelle Wu, enfrentó a Tom Homan, el nuevo “zar de la frontera” designado por Donald Trump, y generó un intenso debate sobre la política migratoria en Estados Unidos. En específico, la funcionaria local ratificó su compromiso con mantener a su comunidad como ciudad santuario y chocó directamente con los planes de deportación masiva que promueve el presidente electo de cara a su inminente gobierno.
En ese sentido, Wu declaró que Boston no cooperará con las autoridades federales en los planes de expulsión de extranjeros ilegales. Esta postura desató la reacción de Homan, quien calificó a Wu de “poco inteligente”. Luego, la alcaldesa respondió: “La gente puede decir lo que quiera sobre mí, no se trata de mí, es nuestra seguridad pública”.
La mandataria local destacó que los datos muestran que Boston es la ciudad más segura de Estados Unidos, al tiempo que añadió que su administración cuenta con la confianza de la comunidad. Según la alcaldesa, proteger a los residentes, independientemente de su estatus migratorio, es la máxima prioridad de su gobierno.
Más tarde, Homan arremetió: “La responsabilidad número uno de los alcaldes es proteger a sus comunidades y eso es exactamente lo que vamos a hacer. Así que, o nos ayuda o se quita de en medio porque lo vamos a hacer”.
Tal como consignó CBS News, Boston, que es una de las tantas ciudades santuario de Estados Unidos, opera bajo la Ley de Confianza, una normativa que prohíbe la cooperación entre las fuerzas del orden locales y las autoridades federales en asuntos civiles relacionados con inmigración.
La abogada especialista Lidice Samper explicó a Telemundo que este tipo de políticas impiden que policías, médicos o enfermeros reporten a individuos a las autoridades migratorias basándose en su estatus migratorio.
De todas maneras, hubo casos aislados en donde algunos oficiales reportaron a inmigrantes fuera de sus obligaciones laborales. En Boston particularmente, no existe ninguna orden oficial que obligue a estas acciones, lo que brinda cierta tranquilidad a las comunidades migrantes.
En medio de un clima de incertidumbre generado a raíz de las políticas que Donald Trump adelantó de cara a su próximo mandato, que comenzará en enero de 2025, llevó a que organizaciones de defensa de los derechos de los inmigrantes refuercen sus esfuerzos para informar y proteger a estos extranjeros.
La Dra. Geralde Gabeau, de Immigrant Family Services, contó a CBS News que están distribuyendo folletos y material sobre estos derechos en varios idiomas como parte de sus iniciativas.
Según la abogada, muchas comunidades, especialmente las haitianas, experimentaron deportaciones injustas en el pasado y no están dispuestas a repetir esa historia. “Hay ansiedad, hay ataques de pánico por todas partes. Pero, una vez más, nuestro trabajo es estar ahí para pedirle a la gente que mantenga la calma”, declaró.
Uno de los riesgos de mantener a Boston como ciudad santuario es la posible pérdida de recursos federales. La alcaldesa Wu afirmó que su administración está preparada para cualquier escenario y que priorizará siempre la protección de los residentes.
Por su parte, el concejal Enrique Pepén minimizó esta situación y explicó que Boston ya recibe pocos fondos federales, mientras que destacó que la decisión de la alcaldesa refuerza los valores de la ciudad.