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La advertencia de Francisco tras el ángelus: “El horror del Holocausto no puede ser negado ni olvidado”

Autor: Jose Lorenzo

“Construyamos juntos un mundo más fraterno, más justo, educando a los jóvenes a tener un corazón abierto para todos e la lógica de la fraternidad, del perdón y de la paz”

Se refirió también a la “gran crisis humanitaria para el pueblo, con consecuencias dramáticas” para la población de Sudán y Sudan del Sur debido al enfrentamiento, por lo que invitó a “la solidaridad y a la fraternidad y a evitar la violenciar”, renovando su llamamiento a las partes para que “cesen las hostilidades y acepten sentarse en una mesa de negociación”

“El Papa pidió la intercesión de María “para que nos ayude a reconocer el Rostro del Hijo de Dios, a fin de que no nos escandalicemos de su humanidad y de su amor por los pequeños y los pobres. Pidamos a María que en este año jubilar podamos redescubrir a Jesús con nuevo asombro”

Mostró también Francisco su “preocupación por la situación en Colombia, en particular en la región del Catatumbo, donde los enfrentamientos armados han provocado tantas víctimas y más de treinta mil desplazados”

Glosando el evangelio de este domingo, el Papa advirtió que, al igual que en el relato de Lucas, puede sucedernos con Jesús, “como sucedió entonces a sus paisanos, que creamos que ya lo conocemos, que ya sabemos todo de Él: hemos crecido con Él en la escuela, en la parroquia, en el catecismo, en un país de cultura católica… Y, de este modo, también para nosotros Él es una Persona cercana, ‘demasiado’ cercana”.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

“Probemos a preguntarnos -lanzó el Papa al aire de la Plaza De San Pedro, llena de peregrinos-: ¿advertimos la autoridad única con la que habla Jesús de Nazaret? ¿Reconocemos que Él es portador de un anuncio de salvación que nadie más puede darnos? Y yo, ¿me siento necesitado de esta salvación? ¿Siento que, de algún modo, yo también soy pobre, prisionero, ciego, oprimido? ¡Entonces, solo entonces, el ‘año de gracia’ será también para mí!”.

En este sentido, el Papa pidió la intercesión de María “para que nos ayude a reconocer el Rostro del Hijo de Dios, a fin de que no nos escandalicemos de su humanidad y de su amor por los pequeños y los pobres. Pidamos a María que en este año jubilar podamos redescubrir a Jesús con nuevo asombro y sentir en el corazón una alegre certeza: ‘¡Sí, es Él, es el Salvador!,”.

La Caravana de la Paz, de la AC italiana, en la plaza de San Pedro

La Caravana de la Paz, de la AC italiana, en la plaza de San Pedro RD/Captura

A la hora de los saludos, Francisco advirtió sobre el creciente antisemitismo que resurge en algunas partes del mundo. “Mañana -comenzó diciendo- recordamos el Día de la Memoria de las víctimas del Holocausto, de los liberados de los campos de concentración. El horror del exterminio de millones de personas hebreas y otras en esos años no puede ser negado ni olvidado”, pidió con énfasis.

Recordó también en este sentido “a tantos cristianos, entre ellos, numerosos mártires” e hizo un rotundo llamamiento “a que todos colaboren a eliminar la plaga del antisemitismo” y de “la persecución religiosa”. “Construyamos juntos un mundo más fraterno, más justo, educando a los jóvenes a tener un corazón abierto para todos en la lógica de la fraternidad, del perdón y de la paz”.

Un joven de la AC italiana con el Papa pide la paz

Un joven de la AC italiana con el Papa pide la paz RD/Captura

Se refirió también a la “gran crisis humanitaria para el pueblo, con consecuencias dramáticas” para la población de Sudán y Sudan del Sur debido al enfrentamiento que viven, por lo que invitó a “la solidaridad y a la fraternidad y a evitar la violencia”, renovando su llamamiento a las partes para que “cesen las hostilidades y acepten sentarse en una mesa de negociación”, a la vez que exhortó a la comunidad internacional “a hacer todo lo posible para hacer llegar las ayudas humanitarias y a encontrar el camino para la paz”.

Preocupado por Colombia

Mostró también Francisco su “preocupación por la situación en Colombia, en particular en la región del Catatumbo, donde los enfrentamientos armados han provocado tantas víctimas y más de treinta mil desplazados”, señaló, dirigiéndoles sus oraciones y cercanía.

Igualmente quiso el Papa recordar en este día, en que se celebra la Jornada Mundial de los Enfermos de Lepra, a quienes padecen esa enfermedad, y a sus familias y a quienes les cuidan y tratan, y pidió a los periodistas, que este fin de semana han participado en el Jubileo de las Comunicaciones, que sean siempre “narradores de esperanza”.

Francisco, en el ángelus

Francisco, en el ángelus RD/Captura

Las palabras del Papa en la oración del Ángelus

Queridos hermanos y hermanas: El evangelista Lucas nos presenta este domingo a Jesús en la sinagoga de Nazaret, el pueblo donde creció. Lee el pasaje del profeta Isaías que anuncia la misión evangelizadora y liberadora del Mesías, y luego, en medio del silencio general, declara: «Hoy se ha cumplido esta Escritura» (cfr. Lc 4,21).

Imaginemos la sorpresa y el desconcierto de los conciudadanos de Jesús, que lo conocían como el hijo del carpintero José y que nunca hubieran pensado que Él pudiera presentarse como el Mesías. Y, sin embargo, sucede precisamente esto: Jesús proclama que, con su presencia, ha llegado «el año de gracia del Señor» (v. 19). Es un feliz anuncio para todos, especialmente para los pobres, los prisioneros, los ciegos, los oprimidos (cfr. v. 18).

Fieles en San Pedro para el ángelus del Papa

Fieles en San Pedro para el ángelus del Papa RD/Captura

Aquel día, en Nazaret, Jesús puso a sus interlocutores ante una elección sobre su identidad y su misión. En la sinagoga, nadie pudo dejar de preguntarse: ¿Él es solamente el hijo del carpintero que se atribuye un papel que no le corresponde, o es verdaderamente el Mesías, enviado por Dios para salvar al pueblo del pecado y de todo mal?

El evangelista nos dice que los nazarenos no consiguieron reconocer en Jesús al consagrado del Señor. Creían conocerlo demasiado bien, y eso, en lugar de facilitar la apertura de sus mentes y de sus corazones, los bloqueó, como un velo que oscurece la luz.

Hermanos y hermanas, este acontecimiento, con las debidas analogías, nos sucede también hoy a nosotros. La presencia y las palabras de Jesús nos interpelan; también nosotros estamos llamados a reconocer en Él al Hijo de Dios, a nuestro Salvador. Pero puede sucedernos, como sucedió entonces a sus compaisanos, que creamos que ya lo conocemos, que ya sabemos todo de Él: hemos crecido con Él en la escuela, en la parroquia, en el catecismo, en un país de cultura católica… Y, de este modo, también para nosotros Él es una Persona cercana, “demasiado” cercana.

Probemos a preguntarnos: ¿advertimos la autoridad única con la que habla Jesús de Nazaret? ¿Reconocemos que Él es portador de un anuncio de salvación que nadie más puede darnos? Y yo, ¿me siento necesitado de esta salvación? ¿Siento que, de algún modo, yo también soy pobre, prisionero, ciego, oprimido? ¡Entonces, solo entonces, el “año de gracia” será también para mí!

Dirijámonos con confianza a María, Madre de Dios y Madre nuestra, para que nos ayude a reconocer el Rostro del Hijo de Dios, a fin de que no nos escandalicemos de su humanidad y de su amor por los pequeños y los pobres. Pidamos a María que en este año jubilar podamos redescubrir a Jesús con nuevo asombro y sentir en el corazón una alegre certeza: “¡Sí, es Él, es el Salvador!”.

Traducción no oficial

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