Kirsty Coventry (zimbabuense, de 41 años) reescribe la historia del olimpismo al ser elegida como la primera presidenta mujer del poderoso Comité Olímpico Internacional (COI), en reemplazo de Thomas Bach. Durante la 114° Sesión del organismo celebrada en la ciudad griega de Pylos, logró 49 votos, 21 sufragios más que el español Juan Antonio Samaranch, uno de los favoritos en el análisis previo (junto con el británico Sebastian Coe, que apenas logró 9 votos).
“Hoy se ha roto un techo de cristal”, celebró la flamante elegida, que contaba con el respaldo de Bach. Pero, puntualmente, ¿quién es Coventry? Nació en Harare, la ciudad más poblada y la capital de Zimbabwe, en el sudeste africano, en el corazón de una familia dedicada al rubro de los químicos. “Cuando tenía nueve años le dije a mi padre que quería ir a los Juegos Olímpicos y ganar el oro. Me dijo que sería un camino difícil. Me explicó lo complicado que era simplemente entrar en el equipo olímpico y, mucho más, ganar una medalla. Pero creyó en mí”, confesó. La natación no sólo fue su cable a tierra, sino que fue la disciplina que la encumbró en el mundo del deporte de elite.
Luego de consagrarse a nivel nacional, su primera participación olímpica fue en Sydney 2000, donde no consiguió subirse al podio. Sin embargo, en la siguiente experiencia olímpica, en Atenas 2004, ganó tres medallas: una dorada en los 200 metros espalda, una plateada en los 100 metros espalda y una de bronce en los 200 metros combinados. Ese momento glorioso marcó el inicio de una carrera atlética sumamente destacada, batiendo récords y encumbrándose en una de las nadadoras más emblemáticas del mundo al llevar -por primera vez- la bandera de Zimbabwe a los podios de la natación internacional en una época en la que la presencia del régimen de Robert Mugabe (gobernante longevo que presidió el país hasta los 93 años) en Europa era rechazada. Su aplastante victoria olímpica le valió el apodo de ‘Chica de oro’ por parte de Mugabe.
Es más. Su raza blanca fue una suerte de contratiempo para muchos de sus compatriotas. Sin embargo, hasta Mugabe la reconoció como la mejor deportista de su país.
Pero su desempeño olímpico no terminó en Sydney, claro. En Pekín 2008 repitió el oro en los 200 metros espalda y en el Centro Acuático Nacional de Pekín añadió tres medallas plateadas a su colección. Tras retirarse del deporte de alto rendimiento (sus últimos Juegos Olímpicos fueron en Río 2016), Coventry potenció sus estudios en los Estados Unidos y, más tarde, se dedicó a la administración deportiva. Realizó la Licenciatura en Ciencias Humanas en Gestión Hotelera y de Restaurantes con especialización en Negocios por la Universidad de Auburn, en la ciudad de Alabama. Asumió el cargo de Ministra de Juventud, Deporte, Arte y Recreación de Zimbabwe en 2018. En el COI desembarcó como miembro en 2013; pero asumió en el Comité Ejecutivo entre 2018 y 2021, en su calidad de Presidenta de la Comisión de Atletas.
Todavía ministra de Deporte de su país, casada con Tyrone Seward y con dos hijas, es una persona conocida en el activismo de su Zimbabwe. A pesar de las numerosas críticas por cuestiones de gobernanza en el deporte zimbabuense (algunos entienden que se comprometió muy poco en un escándalo de abuso sexual a tres árbitras por parte de un funcionario de la federación de fútbol zimbabuense), su mandato se caracteriza por los esfuerzos para mejorar el desarrollo del deporte de base y potenciar la representación de los atletas. “Zimbabwe es mi país, mi cultura y mi hogar. No importa el color”, dijo la africana, también conocida por el activismo de su país y la defensa del feminismo. En 2015 fundó junto a su mánager y marido la ‘Kirsty Coventry Academy’ en Harare, una entidad que se dedica a acercar la natación a todas las comunidades y desarrolló programas que proporcionan actividades deportivas gratuitas a chicos en áreas desfavorecidas de Zimbabwe.
“Mi motivación es devolverle algo al Movimiento que tanto me ha dado y me ha permitido ser quien soy. Como guardianes de este movimiento, tenemos la responsabilidad de proteger y construir sobre el legado de quienes nos precedieron para garantizar que los deportistas sigan siendo el centro de lo que hacemos mientras continuamos ofreciendo el mejor evento deportivo del mundo (…) Los avances tecnológicos nos ofrecen herramientas para racionalizar las operaciones, mejorar la participación de los aficionados y conectar con una audiencia internacional cada vez mayor”, sentenció en su carta de presentación, antes de la elección, en la que hubo otros seis candidatos.
Rusia, excluida de los Juegos Olímpicos por su ataque bélico a Ucrania en 2022, celebró la elección de Coventry al frente del COI y deseó un “movimiento olímpico más fuerte, más independiente”, tras años de tensiones entre Moscú y la organización. “Nos alegramos de ver un movimiento olímpico más fuerte, más independiente y más próspero bajo la dirección de una nueva dirigente, y de ver a Rusia remontar en el podio olímpico”, declaró, en Telegram, el ministro ruso de Deportes y presidente del Comité Olímpico Ruso, Mijáil Degtiariov.
Bajo el liderazgo de Coventry se espera que el COI le brinde prioridad a la transparencia en la administración e integre nuevos deportes para atraer a un público más joven, sin perder la tradición y los valores olímpicos, naturalmente.
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